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El motín de la cárcel brasileña de Natal degenera en una batalla campal entre presos

El conflicto entre bandas criminales ha estallado en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre reos

Un fotograma de la revuelta.Vídeo: EPV
Marina Rossi (Enviada especial)

La guerra que libran en las cárceles brasileñas los grupos criminales Primeiro Comando da Capital (PCC) y Sindicato del Crimen ha conocido uno de sus episodios más cruentos este mediodía del 19 de enero. En Alcaçuz, la misma cárcel del Estado Rio Grande do Norte en la que hace ya cinco días que se suman las tensiones y peleas cada vez más sangrientas entre miembros de ambos bandos, los presos se han enzarzado en poco menos que una batalla campal.

Armados solo con piedras y barras de metal, han retomado un conflicto que está marcando el verano brasileño. En esta ocasión, azuzados por una nueva realidad: el 18 de enero las autoridades habían trasladado a 220 presos conflictivos a otras instalaciones, la mayoría de los cuales eran del Sindicato del Crimen. Es probable que su banda rival, el PCC, que hasta ahora era minoría, se haya olido una oportunidad.

Aún no hay informaciones oficiales con cifras de muertos o heridos, pero desde fuera del presidio se podían oír los tiros y las bombas de humo de la policía, que intentaba zanjar la disputa. En un clima de palpable tensión, un helicóptero empezó también a sobrevolar esta penitenciaría de Nísia Floresta, a 50 kilómetros de la capital de Rio Grande del Norte.

Eso que se ve desde fuera es toda la información a la que accede la prensa. También es todo lo que saben las esposas y otros familiares de los presos, que sospechan que este conflicto solo se puede seguir en persona. No hay forma de que ellas sepan si sus maridos siguen ahí, tras el muro. El miércoles, día del traslado de los presos, protestaron creando una barricada al lado de la cárcel, en la que quemaron un sofá y varias bolsas de basura.

Casi una semana de conflicto

La tensión en Alcaçuz comenzó el sábado, con una disputa territorial entre miembros de ambas bandas. Ese día murieron al menos 26 personas, una cifra que no se ha repetido en los día siguientes, pero tampoco se ha recuperado el control de la situación.

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Sobre la firma

Marina Rossi (Enviada especial)
Reportera de EL PAÍS Brasil desde 2013, informa sobre política, sociedad, medio ambiente y derechos humanos. Trabaja en São Paulo, antes fue corresponsal en Recife, desde donde informaba sobre el noreste del país. Trabajó para ‘Istoé’ e ‘Istoé Dinheiro’. Licenciada en Periodismo por la PUC de Campinas y se especializa en Derechos Humanos.

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