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Más de 200 detenidos en las protestas antiTrump en Washington

Desde legisladores a ciudadanos, el boicot al republicano ha ensombrecido la investidura

Un policía emplea gas pimienta para dispersar una protesta contra Trump.Vídeo: AP / NICOLÁS ALONSO / REUTERS-QUALITY
Silvia Ayuso

La lluvia intermitente no ha sido este viernes lo único que empañó el comienzo de la era Trump. El rechazo que genera el magnate republicano en una parte importante de Estados Unidos quedó patente tanto en el Capitolio, donde casi 70 legisladores boicotearon la jura del cargo del nuevo presidente, como en las calles de Washington. Allí, miles de manifestantes anti-Trump se entremezclaron con las decenas de miles de personas que acudieron a la capital a celebrar al nuevo inquilino de la Casa Blanca. Aunque la mayoría de las protestas fueron pacíficas, hubo algunos actos de vandalismo y enfrentamientos y la policía realizó más de 200 detenciones.

Según las autoridades locales, los arrestos se produjeron todos en el mismo incidente, registrado cerca de donde se celebraba el desfile inaugural aunque horas antes de que este comenzara. Un grupo de entre 400 y 500 manifestantes perpetraron actos de vandalismo, destruyendo escaparates de comercios y algunos vehículos, en una acción que “no fue improvisada”, subrayó el jefe interino de la policía de Washington, Peter Newsham, en rueda de prensa en la tarde del viernes. Los enfrentamientos con la policía, que empleó gas lacrimógeno para dispersar algunas protestas, se produjeron cuando algunos de los manifestantes trataron de impedir los arrestos. Seis agentes resultaron heridos leves, la mitad por impactos en la cabeza de objetos lanzados por los agresores, y 217 personas acabaron detenidas y serán llevadas ante un juez este sábado.

Pese a este incidente “lamentable”, la mayoría de los varios miles de manifestantes que participaron en las diversas protestas de la jornada contra Trump “respetaron la ley e hicieron oír su voz de forma pacífica”, subrayó la alcaldesa de la ciudad, Muriel Bowser. No obstante, advirtió de cara a la protesta principal en torno a la investidura de Trump, la Marcha de las Mujeres que recorrerá el centro de la capital este sábado, la violencia “no será tolerada”.

“Respetamos el derecho de la gente a manifestarse de forma pacífica, pero no toleraremos el vandalismo y la destrucción de nuestros vecindarios”, recalcó.

A pesar de los enfrentamientos contados, la mayor parte de los manifestantes que llegaron a Washington se limitaron a marchar clamando contra el nuevo presidente y sus políticas.

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Cuando a Laurie Arbeiter se le pregunta qué le llevó a viajar desde Nueva York para manifestarse contra Trump en Washington, agita la docena de pancartas que porta. En cada una, hay escrita una de sus razones para negarse a jurar lealtad al nuevo presidente: el temor a que vuelva la ultraderecha supremacista, el gobierno de los millonarios, la misoginia del presidente, sus ataques a los inmigrantes

“Todo el mundo debería sentir escalofríos por lo que va a pasar”, advertía Arbeiter, que aunque aseguró que desde el momento en que Trump entre en la Casa Blanca ella va a “resistirse” al nuevo gobierno, se paseaba de forma pacífica por las calles en las que los manifestantes se entremezclaban con seguidores de Trump que compraban ávidos un souvenir de la inauguración que tenía lugar a escasos metros.

Nick, un joven camarero de Annapolis, a una hora de Washington, explicaba que se decidió a viajar hasta la capital para “demostrarle a la gente que tiene miedo ante el régimen de Trump, que no están solos”. El nuevo inquilino de la Casa Blanca “es un presidente que apoya el odio y vine a demostrar que no todos en America somos racistas ni misóginos y que queremos a los inmigrantes. No me siento representado por alguien tan vil”, afirmó.

Nick y Laurie, así como los centenares de manifestantes que protestaron este viernes en Washington, no son los únicos en compartir ese sentimiento de desafecto al Gobierno de un hombre que asume la presidencia tras una campaña en la que insultó a los inmigrantes y mostró desprecio por minorías como la afroamericana, que ha provocado una profunda división nacional y al que sigue persiguiendo la sombra de la injerencia rusa.

En las escalinatas del Capitolio donde Trump juró su cargo sobre la biblia ante la mirada de casi todos sus predecesores vivos, desde Barack Obama a Jimmy Carter —solo Bush padre se ausentó, ya que tuvo que ser ingresado— faltaban muchos. Concretamente, los casi 70 legisladores demócratas que decidieron ausentarse de la ceremonia. Aunque no es la primera vez que sucede algo así, la cifra de los congresistas es la mayor desde la inauguración de otro republicano, Richard Nixon, en 1973, cuando 80 legisladores boicotearon la ceremonia en protesta por la Guerra de Vietnam.

La protesta legislativa contra Trump la lidera un icono del movimiento de los derechos civiles, el congresista negro John Lewis. Él fue el primero en anunciar que no asistiría a la investidura de Trump, porque no lo considera un presidente “legítimo”. La furibunda respuesta del todavía presidente electo, que acusó al hombre que casi pierde la vida luchando contra la segregación de no hacer más que “hablar, hablar hablar, nada de acción o resultados”, solo hizo aumentar el boicot. “No voy a celebrar u honrar a un presidente que trajo el racismo, el sexismo, la xenofobia y la intolerancia a la Casa Blanca”, declaró la congresista por California Barbara Lee, también afroamericana también demócrata, la semana pasada. Su colega de Illinois, Luis Gutiérrez, también anunció su ausencia de la ceremonia. En vez de ello, el legislador de origen puertorriqueño y defensor de la refoma migratoria, dijo que se unirá a la Marcha de las Mujeres que este sábado promete convertirse en la principal protesta anti-Trump del país, y para la que se esperan hasta 200.000 asistentes.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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