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Argentina sube de nuevo la luz, hasta un 148%

El aumento añade presión sobre la clase media, que ha sufrido una notable pérdida de poder adquisitivo

El ministro de Energía argentino, Juan José Aranguren.
El ministro de Energía argentino, Juan José Aranguren.EFE

El fin de las vacaciones del verano austral en Argentina estará acompañado de otra dura noticia: a partir de marzo, el recibo de la luz volverá a dispararse entre el 60% y el 148% para los hogares de Buenos Aires y su área metropolitana, donde viven cerca de 13 millones de personas. El nuevo tarifazo añade presión sobre la clase media, que el año pasado ya sufrió un aumento de la luz del 300% y vio notablemente reducida su capacidad adquisitiva por la inflación, del 41%, la más alta de los últimos 25 años. Para los usuarios más pobres, beneficiados por una tarifa social, el aumento será del 35%. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, dejó abierta una puerta para moderar la subida, ser capaz de ahorrar más de un 20% de energía eléctrica. Aún así, admitió que será más fácil bajar el consumo para los usuarios que gastan más que para quienes ya intentaban reducir su factura al mínimo.

El ministro de Energía presentó las nuevas tarifas como parte del "sinceramiento tarifario" impulsado por Mauricio Macri al asumir la Presidencia argentina. "Reconocimos que teníamos un problema y teníamos que empezar a resolverlo, no solo en capacidad de generación sino también en transporte, distribución y calidad del servicio eléctrico", dijo Aranguren ante los medios. El agua, la luz y el gas estuvieron hipersubvencionados por la gestión kirchnerista, lo que provocó un gran agujero en las cuentas estatales, de hasta el 2,5% del PIB. Aún después del último aumento, el Gobierno estima que en los hogares con menor consumo el recibo de la luz rondará de media los 211 pesos (13 dólares), mientras que promediará los 3.524 pesos (casi 220 dólares) en los que consuman más de 600 kilovatios al mes.

Aranguren recordó que el país está en "proceso de normalización" del sector eléctrico y que subir las tarifas permitirá a las empresas hacer más inversiones y mejorar el servicio. Los habituales cortes de luz en el verano, cuando se usan los aires acondicionados, se han repetido estos meses, pero con menor frecuencia y extensión que en años previos.

El Gobierno insiste en que los subsidios son injustos porque benefician a los más ricos, que gastan más y pueden pagar más, pero el año pasado la Justicia obligó a dar marcha atrás en el tarifazo más polémico, el del gas, que inicialmente preveía un aumento de hasta el 1.000% y finalmente quedó reducido a un tercio.

Los servicios básicos y el transporte público eran de las pocas cosas baratas en una Argentina con precios disparatados, superiores a los de sus vecinos e incluso a los de países europeos como España. La subida de las facturas de luz y gas ha castigado también con especial dureza a las pequeñas y medianas empresas del país, en un 2016 marcado por un descenso brusco del consumo y por una economía en números rojos. Los últimos indicadores muestran una tímida recuperación, que el Gobierno confía en que se acelerará en 2017.

El macrismo remarca también que la inflación va a menos y contempla un aumento del IPC del 17% para este año. Pero los incrementos conocidos hasta el momento cuestionan que pueda cumplir ese objetivo. El combustible subió un 8% y se esperan otras tres subidas durante el año. Los peajes, un 120%; los impuestos a la vivienda y los colegios privados, casi un 30%; los teléfonos, un 12%. Las subidas generalizadas conocidas este enero prevén una negociación difícil sobre las subidas salariales para 2017. Los maestros son los primeros que se sientan a la mesa de diálogo. En los pasillos ya han advertido que si sus sueldos no aumentan al menos un 25% se declararán en huelga y las clases no empezarán el 6 de marzo, tal y como marca el calendario escolar.

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