_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mientras Europa imita a Donald Trump

La retórica de la ausencia de la solidaridad humana se nutre de la idea que para acoger a nuevos inmigrantes hay que echar a los que han llegado

Sami Naïr
Cadáveres de inmigrantes que murieron ahogados frente a las costas libias este lunes.
Cadáveres de inmigrantes que murieron ahogados frente a las costas libias este lunes. HANDOUT (EFE)

Han llegado muchísimos refugiados en 2015, otros tantos se deberán expulsar en 2017. Europa no perdona. ¡Un continente con más de 500 millones de habitantes y el PIB más importante del planeta, teme, bajo peligro de catástrofe humanitaria, acoger a unos centenares de miles de refugiados económicos, inmigrantes en busca de una vida mejor y jóvenes desesperados que tras sufrir el martirio acabaron en campos de retención! He aquí la narrativa de la ausencia de solidaridad humana: “la mejor manera de integrar a los que consiguieron el derecho de asilo es expulsar a los que fueron rechazados”.

Más información
La tragedia de los refugiados
Familias rotas en la Europa de los refugiados

Veamos, pues, la faena: Alemania recibió 780. 000 peticiones de asilo en 2016 de las cuales 312. 000 fueron rechazadas. Para expulsar a los refugiados, se ha votado una ley que prevé, entre otras cosas, espiar los móviles de los solicitantes para “identificarlos mejor”, obligarlos, a veces, a llevar tobilleras electrónicas para localizarlos de manera permanente y detenerlos durante un plazo máximo de diez días hasta que confiesen su nacionalidad. En síntesis: negar a los sin papeles el pleno ejercicio de sus derechos civiles. Para Europa no son personas sino delincuentes. Es el discurso eterno de la extrema derecha que ahora, con esta ley, impera insidiosamente por doquier en el Estado de derecho y prevalece, claramente, en las fronteras de Alemania.

Otros países siguen el mismo rumbo. En 2017, más de 600. 000 deberán salir de Europa; mientras tanto, el nivel de reconducción a las fronteras no supera el 50%, lo que significa que la mitad de los “indeseables” se encuentra “en el aire”, huyendo de la policía; sin poder contar con la solidaridad, también penalizada, de los ciudadanos de los países de llegada o regresando a sus países de origen a cambio de una cantidad de dinero ofrecida por el país que los expulsa. Proceden esencialmente de África del Oeste (Nigeria, Guinea, Costa de Marfil, Gambia, Senegal y Mali), de África del Este (Eritrea, Sudan y Somalia) o de Afganistán, Irak y Bangladesh. En general, los países de origen se resisten a readmitirlos, salvo si la paga europea es generosa. He aquí el retorno de la cantinela enunciada por Tony Blair y José María Aznar, quienes pidieron, en 2002, vincular y condicionar la ayuda a la cooperación con la aceptación por parte de los países pobres a recibir a sus conacionales y, más tarde, construir campos de retención en países fronterizos de la UE.

Esta estrategia es ineficiente. Los flujos continuarán, tal como se demuestra desde hace años, pues los expulsados de hoy son los inmigrantes de mañana. La única solución para hacer frente a esta gran demanda de acogida es replantear radicalmente la política migratoria europea. Se necesita no solo ayuda económica para estabilizar a la gente en sus países, sino también flexibilizar las entradas legales, aumentar los visados de trabajo; pensar en función de movilidad de las personas y no de muros inexpugnables. Mientras Europa critica a Donald Trump, ¿qué hace en sus fronteras?

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Sami Naïr
Es politólogo, especialista en geopolítica y migraciones. Autor de varios libros en castellano: La inmigración explicada a mi hija (2000), El imperio frente a la diversidad (2005), Y vendrán. Las migraciones en tiempos hostiles (2006), Europa mestiza (2012), Refugiados (2016) y Acompañando a Simone de Beauvoir: Mujeres, hombres, igualdad (2019).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_