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Macron incluye en su programa el derecho universal al subsidio de paro

El favorito para ocupar el Elíseo presenta un plan liberal, europeo y equilibrado entre recortes e inversiones

Carlos Yárnoz

En el burgués distrito 15 de París, carteles con la frase de “Emmanuel Macron, presidente” decoran la entrada a la sede electoral del favorito para ocupar el Elíseo. Este viernes, él y su más prestigioso colaborador, el economista Jean Pisany-Ferry, han enterrado la reiterada acusación de no tener programa. “Es un nuevo modelo de crecimiento”, dicen al presentar un plan liberal y reformista, respetuoso con las exigencias de Bruselas y de los organismos internacionales. El derecho universal al subsidio de paro es la gran novedad.

Emmanuel Macron, líder de En Marche! y candidato al Elíseo el 23 de febrero.
Emmanuel Macron, líder de En Marche! y candidato al Elíseo el 23 de febrero. Getty Images

Lanzado con el viento a su favor tras la alianza del lunes con el centrista François Bayrou, Macron destapa la parte más importante de su programa, la económica, y las primeras reacciones han sido elogiosas o prudentes. Agarrotada por un débil crecimiento (1,4% previsto este año) y un paro (10%) que apenas disminuye, Francia necesita poner fin a “los graves errores de pilotaje económico” de las últimas décadas, sostiene Macron.

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Las recetas profundizan en las líneas estratégicas abiertas por el presidente François Hollande. Es lógico, puesto que las han elaborado su exministro de Economía y hoy candidato; Pisany-Ferry, que ha dirigido hasta hace unos meses France Stratégie, un organismo oficial de reflexión y asesoramiento del Ejecutivo creado por Hollande; y Philippe Martin, consejero de Macron en el ministerio que apoyó a Hollande en la campaña de 2012.

El centrista Macron, el candidato con el discurso más europeísta, es el único que propugna mantener el déficit por debajo del 3%, tal como exige la Unión Europea. “Francia ha intentado a menudo resolver las dificultades a golpe de gasto público y endeudamiento”, lo que ha originado los desequilibrios que han hundido la credibilidad de París, sobre todo ante Berlín.

Para poner coto a esa deriva, propugna bajar al 52% el gasto público situado ahora en el 55%, uno de los más altos del mundo. El Estado, por tanto, tendrá que gastar 60.000 millones menos en los próximos cinco años. 25.000 serán a costa del gasto social —15.000 de la sanidad pública y 10.000 del seguro de paro—, un capítulo sobre el que, sin duda, se dirigirán ahora las críticas de la izquierda.

Los ajustes en Sanidad, dice, se harán gracias a una gestión más eficaz, sin recortes de empleo. Los del seguro de paro son menos claros. Macron propone que no solo tengan derecho al subsidio de desempleo los asalariados, sino también los empresarios, los agricultores, los autónomos o quienes ejercen profesiones liberales. En definitiva, un seguro de paro universal, lo que en teoría aumentará la factura.

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Para reducirla, Macron enumera varias vías. Quienes se apunten al paro harán de inmediato cursos de formación y “deberán aceptar las ofertas de trabajo correspondientes”, asegura Pisany-Ferry. “El control será muy riguroso”. Y tampoco se descarta una rebaja en las indemnizaciones, aunque “por ahora” no está previsto, agrega Philippe Martin. Además, la gestión de los subsidios ya no la harán sindicatos y patronal, sino el Estado.

También para rebajar el gasto público, Macron prevé reducir en 120.000 el número de funcionarios (hay 5,6 millones en Francia), de los que 50.000 corresponderán al Estado y el resto a los organismos locales y regionales. Y una transformación radical en las escalas salariales en la función pública, porque las remuneraciones serán “individualizadas”. “No hay nada más desmotivador para un funcionario que constatar que, sea cual sea su dedicación personal, ganará lo mismo”.

En paralelo, el candidato de En Marche! propugna un programa de inversiones públicas de 50.000 millones, pero no “en autopistas o ferrocarriles”. 15.000 serán dedicados a la transformación ecológica, otros 15.000 a la formación de jóvenes y parados, 5.000 a Sanidad…

En este plan de inversión queda patente una de las respuestas al diagnóstico que hace Macron: “Estamos a mitad de camino en la transición de la economía de ayer —cuantitativa, basada en la mecanización y destructora del medio ambiente— y la de mañana —cualitativa, basada en la preparación y ecológicamente sostenible”.

El mantenimiento de las ventajas a las empresas aplicadas en esta legislatura —menos impuestos y cargas sociales—, la bajada del impuesto de sociedades —del 33% actual al 25%— y una ligera reducción de impuestos a las clases medias y bajas completan un programa que, según sus promotores, es el único “con una trayectoria honesta” en esta campaña.

El programa más europeo

C. Y.

“Miramos Europa como un elemento clave de nuestra prosperidad futura”, dice el programa económico de Emmanuel Macron en referencia a que ningún otro candidato encaja sus planes ni las actuales políticas europeas ni en las que se presumen en el futuro.

Recuerda, por ejemplo, que la ultraderechista Marine Le Pen, propone directamente la salida de Europa y del euro. El conservador François Fillon resta importancia al compromiso del déficit por debajo del 3%. El socialista Benoît Hamon propugna un salario social universal que costará entre 300.000 y 400.000 millones con el consiguiente aumento del déficit y la deuda.

Mientras Macron prosigue su camino al Elíseo viento en popa, sus rivales directos afrontan importantes problemas. Amparada por su inmunidad como eurodiputada, Le Pen se ha negado este viernes a declarar ante la policía por emplear ficticiamente como asistente a su jefa de gabinete, ya imputada. Fillon no acaba de recuperarse del escándalo de los sueldos como supuesta asistente a su esposa.

Y Hamon, a quien se le ha unido el ecologista Yannick Jadot tras renunciar a ser candidato, se enfrasca en la difícil tarea de convencer a Jean-Luc Mélenchon, apoyado por los comunistas, para aliarse en una sola candidatura como única opción de plantar cara al resto.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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