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Las medicinas venidas del cielo

La Patrulla Aérea de Colombia recibe el premio Derechos Humanos Rey de España tras 50 años llevando por aire ayuda sanitaria a zonas recónditas

Jorge Morla
Imagen de la Patrulla aérea colombiana, en una intervención.
Imagen de la Patrulla aérea colombiana, en una intervención.

“Mi papá fue piloto de línea. Él empezó a llevarme a las patrullas desde niño, aprendí a volar con él”. Juan Carlos Lens, presidente de la Patrulla Aérea Civil Colombiana, que ayer fue galardonada con el premio Derechos Humanos Rey de España, cuenta en la universidad de Alcalá de Henares (Madrid), con su insignia de alas metálicas pegada al bolsillo frontal de la chaqueta, cómo se enamoró de Colombia.

“Visto desde arriba, uno se da cuenta de que Colombia es un país de países. Cada región es diferente, cada etnia, cada comida”, explica Lens, que desde hace año y medio preside la Patrulla, eso sí, sin dejar de participar en las operaciones de vuelo. “Esa complejidad tiene de malo una cosa: el acceso a ciertas zonas. Regiones que se han mantenido conservadas en el tiempo, pero que por eso mismo tienen dificultades para acceder a servicios que en otras zonas son básicos”. Para eso está la Patrulla. Desde que se creara hace 50 años, los pilotos y médicos voluntarios han procurado ayuda para unas 180.000 personas a lo largo de un país enorme, atravesado por tres cordilleras que superan los 5.000 metros y repleto de zonas recónditas privadas de servicios básicos y acceso sanitario.

“Visto desde arriba, uno se da cuenta de que Colombia es un país de países. Cada región es diferente, cada etnia, cada comida”, afirma Juan Carlos Lens

“Los que hemos recibido instrucción aeronáutica”, se identificaba el rey Felipe VI con la patrulla, “nos hacemos una idea de lo que es gestionar 19.000 horas de vuelo anuales”, sonreía. 19.000 horas que suman más de 100.000 millas al año, 4,5 veces la vuelta al mundo. En recuerdo del premio, una de las patrullas que se crearán este año, que gestionará un área del amazonas colombiano y supervisará la salud de 300 niños llevará el nombre de Rey de España. En la entrega del premio, dotado con 25.000 euros, Felipe VI habló también de la situación actual de Colombia, país al que deseó que “pueda dejar atrás de manera definitiva la triste etapa de violencia para avanzar en el camino de la construcción de una comunidad en paz”.

“Nosotros siempre hemos sido neutrales. Creo que ese ha sido el éxito de la patrulla”, se confiesa Lens. “Nunca preguntamos si esta o aquella personas son guerrilleros o no. Atendemos en zonas generalmente involucradas en el conflicto, pero nos limitamos a hacer nuestro trabajo. No miramos quién está ahí. Hay causas por encima de eso”.

“La aviación es ilimitada, llega donde hace falta”, recuerda emocionado Hans Timcke, veterano de la organización. Timcke lleva 43 años surcando los cielos colombianos con la patrulla, la más importante organización en ayuda médica del país, que en la última década ha realizado más de 7.000 intervenciones quirúrgicas, y que solo el año pasado prestó ayuda directa a 10.384 personas.

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“Nosotros siempre hemos sido neutrales. No preguntamos si esta o aquella personas son guerrilleros o no. Creo que ese ha sido el éxito de la patrulla”

De entre todas esas intervenciones, Lens recuerda una muy especial: “En el Charco Nariño, una población aislada, incrustada dentro de la selva, a la que solo se puede acceder por vía aérea o marítima y fluvial”, rememora. Allí conoció a Jacinto Perilla, un campesino que arrastraba una hernia inguinal desde hacía 10 años. En ese momento entendió “la magia” de la patrulla. “Con muy pocos recursos, en muy poco tiempo, sin una cirugía muy complicada, poder transformar la vida de una persona”. Campesinos enfermos, niños con cataratas congénitas, aldeanos con problemas dentales. Así hasta casi 200.000 pacientes atendidos.

En el claustro de la Universidad por la que pasaron nombres como Jovellanos o Lope de Vega, y donde gente como Domingo de Soto inició en el siglo XVI una discusión teológica sobre la dignidad del alma “que se iría desarrollando hasta el concepto de los derechos humanos”, como recordaba el rector de la universidad, Fernando Galván, Felipe VI cerraba su intervención dando gracias a Colombia por su “ejemplo de solidaridad, de compromiso y de constancia, tan inspiradores”. Es otro contexto y son otras connotaciones, claro, pero siguen valiendo las palabras de San Juan de la Cruz, otro de los nombres ilustres asociados a Alcalá y su universidad: a veces, la ayuda viene del cielo.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Jorge Morla es redactor de EL PAÍS. Desde 2014 ha pasado por Babelia, Cierre o Internacional, y colabora en diferentes suplementos. Desde 2016 se ocupa también de la información sobre videojuegos, y ejerce de divulgador cultural en charlas y exposiciones. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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