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Fillon se fija como plan prioriario otra reforma laboral y el fin de las 35 horas

El candidato conservador elimina de su programa subidas fiscales para recuperar su perdida popularidad

El candidato conservador a presidir Francia, François Fillon.Foto: reuters_live | Vídeo: CHESNOT (GETTY IMAGES) / REUTERS-QUALITY
Carlos Yárnoz

Castigado en las encuestas por escándalos de nepotismo y corrupción, el resistente François Fillon arranca una nueva fase en su campaña con un programa edulcorado para recuperar apoyos. Suaviza o elimina algunas subidas de impuestos que quería, pero mantiene la parte más dura de su proyecto: en sus primeros tres meses de Gobierno, dice, endurecerá la reforma laboral, suprimirá la sagrada ley de las 35 horas y subirá a 65 años la edad de jubilación.

El líder de Los Republicanos, que ha desgranado en su sede electoral de París su “Proyecto para Francia”, ha protagonizado este lunes la primera comparecencia de los últimos 50 días en que la corrupción no ha sido el tema preponderante. Pero el halo de la sospecha sí ha sobrevolado el acto, celebrado 24 horas después de saberse que ha comprado trajes a medida por 48.500 euros -al menos 13.000 pagados por un empresario- y 48 horas antes de que, muy probablemente, los jueces le comuniquen que está procesado por haber pagado casi un millón de euros a su esposa como supuesta asistente parlamentaria suya.

Pese a los esfuerzos por aparentar normalidad, la sombra del nepotismo y la corrupción surge incluso en alguna de las 96 páginas del programa. Así, en la 68, se refiere a la trasparencia en la vida pública y propugna “la publicación obligatoria de lazos de parentesco entre los parlamentarios y los colaboradores”, a la vez que pide “reformar y mejorar los mecanismos de control y deontología” en el Parlamento.

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Pero el capítulo más relevante es el económico, en el que Fillon desgrana el proyecto más duro entre todos los candidatos tras hacer un descarnado diagnóstico: “Nuestro sistema está completamente bloqueado. La cólera aumenta”. Y para subsanarlo, presenta un plan en el pide a los empleados “esfuerzos” y trabajar más; y a las empresas y afortunados, menos cargas y menos impuestos.

El líder de Los Republicanos pretende mejorar la competitividad de las empresas al rebajarles 40.000 millones en tasas e impuestos. Por el contrario, solo dedicará 10.000 millones en ventajas similares para los hogares a través de reducciones de cargas sociales. Gracias a ellas, el sueldo de cada trabajador subirá 350 euros al año, un dato incorporado ahora y que no figuraba en las primeras versiones del programa.

El dinero, según el proyecto, procederá de los ahorros en la administración pública y de las subidas fiscales. La más importante es la del IVA. Fillon había previsto subirla en los tres tramos: el normal (hoy en el 20%), el intermedio (10%) y el reducido (5,5%), pero ha tenido que rectificar. Sólo subirá dos puntos el tramo normal, pero dejará igual el tramo bajo y el intermedio, aplicado ahora a los potentes sectores de la construcción y la restauración.

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Otra ventaja fiscal, igualmente ahora nueva en el programa conservador, sería aplicada a quienes inviertan en pequeñas y medianas empresas. Se podrá desgravar hasta el 30% de esas inversiones, hasta un límite de un millón de euros. Y desaparecerá el impuesto especial sobre las fortunas mientras las rentas de capital serán gravadas con un impuesto uniforme del 30%.

Estas rectificaciones en el programa se suman a la más importante realizada el mes pasado, en pleno deterioro del candidato por el escándalo de los sueldos a su esposa. Fillon pretendía privatizar parte de la sanidad pública, que estaría dedicada solo a enfermedades graves, mientras las leves pasarían a la privada.

Un poyecto radical

C. Y.

En los tres primeros meses de mandato:

Ley 35 horas. Suprimir la ley y elevar a 39 horas el tiempo de trabajo semanal.

Jubilación: Pasar de 62 a 65 años.

Reforma laboral. Se rebajarán los límites en indemnizaciones por despido.

A favor de las empresas. 40.000 millones en reducciones de cargas patronales -25.000 millones-, impuestos de sociedades (bajará del 33% al 25%) -10.000- y otros -5.000.

En favor de trabajadores con bajos sueldos. 10.000 millones por reducciones de cargas sociales para que cada empleado con sueldo bajo pueda aumentar en 350 euros sus ingresos anuales. Coste para el erario público.

Alza del IVA. Subida de dos puntos (del 20% al 22%). No subirá el IVA en la construcción (10%) ni en la restauración (10%), en contra de lo previsto inicialmente.

Apoyo a la inversión. Deducibles hasta el 30% las inversiones en pequeñas y medianas empresas (hasta un millón de euros).

Menos funcionarios. 500.000 menos sobre una plantilla actual de 5,6 millones.

Menos gasto público. Reducirlo en 100.000 millones hasta situarlo en el 50% en 2022 (hoy es del 55%).

Déficit público. Seguir por encima del 3% hasta 2018 y no volver al equilibrio hasta 2022.

Europa. Fomentar la Europa a velocidades diferentes en fronteras y defensa.

Edad penal. Bajarla a los 16 años en lugar de los actuales 18.

Terrorismo. Impedir retorno de combatientes franceses en Siria o Irak. Privar de la nacionalidad francesa a los binacionales terroristas. Cierre de mezquitas salafistas y expulsión de imanes extranjeros radicales.

Migración. Aprobar cuotas máximas anuales en función de la capacidad económica del país.

Rusia. Acercamiento a Moscú y eliminación de sanciones.

“Centrar la seguridad pública universal sobre enfermedades graves o crónicas, y el resto, en la seguridad privada”, decía el programa inicial difundido en la web del candidato en unos párrafos ahora desaparecidos. Por el contrario, Fillon insiste en que no prevé modificación alguna en ese sector clave.

Fillon mantiene en su programa todas las promesas de duras reformas estructurales. “No podemos continuar sin reformas profundas”, ha dicho ante los periodistas y sus principales asesores, antes de pedir “esfuerzos” a los franceses, que son “conscientes de la gravedad de la situación”.

En los primeros días de Gobierno, si gana, endurecerá la ya contestada reforma laboral, suprimirá la sagrada ley que limita a 35 horas laborales por semana -lo subirá a 39 como referencia- y retrasará a los 65 años (hoy 62) la edad de jubilación. Además, pretende suprimir 500.000 puestos de funcionarios (hay 5,6 millones) y reducir en 100.000 millones el gasto público.

Incluso al “socialcentrista” Emmanuel Macron, como él le llama, le parece “injusto” el plan de Fillon. Una periodista le ha preguntado si se siente legitimado para pedir esfuerzos quien está bajo sospecha e investigado por los jueces. El candidato se ha escudado de nuevo en que será “el veredicto de las urnas” el que zanje la cuestión.

La dureza en el capítulo de las reformas se extiende también a la seguridad o la migración. El programa “radical”, como lo define, incluye la retirada de la nacionalidad francesa a quienes hayan ido a combatir a Siria o Irak -por tanto, no podrán volver-, el cierre de mezquitas salafistas para frenar “el totalitarismo islámico”, la rebaja a los 16 años de la edad penal y la fijación de cuotas anuales para reducir la migración “a un estricto mínimo”.

Fillon, que hace solo ocho días se salvó in extremis de ser sustituido apoyándose en que 40.000 de sus seguidores más radicales le habían ovacionado en París, mantiene en su programa claros guiños a ese electorado católico y conservador.

Quiere prohibir la adopción de niños por parte de parejas homosexuales y rechazar también la fecundación asistida a parejas de mujeres. “La adopción plena quedará reservada a las parejas de sexo diferente”. Son las reivindicaciones del movimiento Manif pour Tous, que ha organizado en esta legislatura exitosas protestas contra el legalizado matrimonio homosexual.

Partidario de la Europa a varias velocidades, propone cuatro campos sobre los que avanzar: el euro, las fronteras, la defensa y el desarrollo digital. Dice que Europa solo avanzará con un refuerzo del eje franco-alemán, pero a la vez es partidario de no ser muy riguroso con mantener el déficit público por debajo del 3%. De hecho, retrasa ese objetivo hasta 2019, pese a que Berlín lo exige para el año que viene.

 

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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