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La sombra de Rusia y Estados Unidos se alarga sobre las elecciones en Holanda

La inquietud por las interferencias rusas forzó el abandono del sistema electrónico de voto

El primer ministro Mark Rutte, de espaldas, y el candidato a Geert Wilders este lunes.Foto: atlas | Vídeo: BART MAAT
Juan Diego Quesada

Holanda acude este miércoles a las urnas en una situación insólita para este pequeño país alejado de las grandes turbulencias mundiales. Los holandeses temen encontrarse en medio de una serie de intrigas y enredos por la repercusión internacional que genera el carismático Geert Wilders, un populista xenófobo y antieuropeísta. A la preocupación por una intromisión de Rusia en el programa informático de conteo de votos y las noticias falsas difundidas en redes sociales con sello de Moscú, se añade el hecho de que personajes de extrema derecha próximos a Donald Trump hayan financiado a Wilders.

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En la víspera de las elecciones se ha sabido que el candidato recibió el apoyo económico de David Horowitz, un activista de los círculos más extremistas de Estados Unidos que ha donado en dos años más 150.000 dólares al Partido por la Libertad, cuyo líder y único miembro es el político de melena oxigenada. Es la cantidad más alta que ha recibido a aspirante en estas elecciones que sirven para medir el poder real de los populismos xenófobos en Europa, precisamente en un año en el que también habrá elecciones en Francia y Alemania, dos países en los que la extrema derecha vive su momento de mayor popularidad en medio siglo.

Horowitz cree que Wilders es un “héroe” que enfrenta una dura batalla por “la libertad de expresión”. El político fue condenado el año pasado a pagar una multa simbólica por discriminar e incitar al odio contra la población marroquí que vive en Holanda, a la que considera responsable de erosionar los valores tradicionales holandeses y tratar de imponer un “islam radical y totalitario”. Horowitz comulga con estos ideas y ha dicho que el dinero donado sirvió para enfrentar las costas del juicio.

Holanda teme una injerencia internacional en sus asuntos internos, como ha reconocido Ronald van Raak, un veterano parlamentario socialista. “No pensábamos que alguien tuviera interés en nuestra política”, ha dicho con humor al NYT. El de Horowitz no es el único apoyo que Wilders recibe desde el otro lado del Atlántico. El político, de 52 años, ha viajado a menudo a Estados Unidos para impartir conferencias en lugares donde comparten su visión apocalíptica del islam y la necesidad de cerrar las fronteras a los países de Oriente Medio en los que se profesa esa fe. Una de sus últimas apariciones fue en la Universidad Conservadora América, donde atacó a Barack Obama y alabó a Donald Trump.

La figura de Wilders sigue acaparando la atención internacional pero de puertas para adentro ha perdido protagonismo. El candidato que vive protegido 24 horas y sin domicilio fijo por miedo a sufrir un atentado lideraba las encuestas hace unas semanas pero en los últimos tres días ha sufrido un retroceso que deja en cabeza al actual primer ministro, el liberal de derechas Mark Rutte. De todos modos, gane quién gane deberá entenderse con el resto de partidos dada la fragmentación del voto holandés, que se puede repartir hasta entre 15 formaciones. La mayoría de candidatos ya han adelantado que no incluirán en sus propuestas a Wilders, por lo que tiene prácticamente imposible formar parte del próximo Gobierno. Hay quien interpreta que para sus intereses personales es mejor mantenerse en la oposición y en solitario, donde no tenga que rebajar su discurso para llegar a acuerdos.

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En los Países Bajos también tienen puesto un ojo en Moscú. A medida que llegaba el día de la votación ha sido más evidente que por la red circulaban noticias falsas con tintes racistas. “¿A quién favorecen? A Wilders. Si rastreas la fuente llegas a páginas web rusas. Es muy difícil de comprobar, te diría que imposible pero no creo que sea casualidad. Todo parece formar parte de una campaña orquestada”, explica al teléfono Sico Van de Meer, experto en cibercrimen del Instituto de Relaciones Internacionales Clingendael con sede en La Haya.

El intento de hackeo del correo electrónico de al menos 100 funcionarios y la sospecha de los servicios de inteligencia de que había un interés de Rusia en interferir en el resultado llevó a las autoridades a decidir que el conteo de los votos se haga a mano. Interior reconoció que su sistema es vulnerable. La Inteligencia local asegura que también se han registrado ataques provenientes de China e Irán que tendrían interés en hacer espionaje económico y político. La amenaza es real. Ronald Pris, un experto en tecnología que ha trabajado en los sistemas de seguridad del Estado, cree que el asalto a Holanda es solo “un entrenamiento” para las elecciones francesas y alemanas. La gran batalla con epicentro en Europa está por librarse.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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