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Turquía ordena deportar a un activista español detenido en la región kurda

El vizcaíno Eduardo Izarzugaza Uribelarrea fue arrestado en un control policial en Diyarbakir adonde había viajado junto a una delegación de asociaciones de solidaridad con la causa kurda

Andrés Mourenza
Celebración del Newroz o nuevo año kurdo en Estambul, el pasado día 21.
Celebración del Newroz o nuevo año kurdo en Estambul, el pasado día 21.Chris McGrath (Getty Images)

Turquía ha ordenado deportar a un ciudadano español que había sido detenido en Diyarbakir, la capital oficiosa de la región kurda, adonde había acudido junto a una delegación de activistas para participar en las celebraciones del Newroz, el año nuevo kurdo. El detenido, Eduardo Izarzugaza Uribelarrea, natural de la localidad vizcaína de Otxandio, pasó a disposición judicial este viernes y pese a que el fiscal encargado de la instrucción decidió no imputarle ningún delito por la vía penal, sí dictó su expulsión del país y la prohibición de regresar a Turquía en un año.

Izarzugaza formaba parte de una delegación de 14 personas, en su mayoría integrantes de asociaciones vascas de solidaridad con la causa kurda, que se desplazó a Diyarbakir con motivo de los festejos del Newroz, celebrado el pasado día 21 en Diyarbakir por miles de personas pero entre fuertes medidas de seguridad, ya que Turquía continua regida por el estado de emergencia desde el pasado julio. Según explicó una integrante de la delegación vasca, el grupo decidió visitar el jueves la localidad de Lice, que hasta principios de semana había sido objeto de una intensa operación militar contra la supuesta presencia de militantes del grupo armado kurdo PKK, considerado terrorista por Turquía, la UE y EE UU. Dicha operación se enmarca en la campaña bélica del Gobierno turco contra las actividades de dicha organización; una lucha en la que más de 2.600 personas han perecido desde verano de 2015.

El objetivo de la delegación vasca era presenciar de primera mano los efectos de dicha operación, pero, según la activista, desde que pusieron pie en Lice fueron monitorizados por las fuerzas de seguridad. “Tuvimos un seguimiento constante así que, después de comer, decidimos regresar a Diyarbakir —relató a este diario la activista, que pidió el anonimato—. Pero a la entrada de Diyarbakir había un control policial impresionante. Nos pararon, nos pidieron la documentación, nos separaron a mujeres y hombres y nos cachearon. Revisaron nuestros equipajes, libros y teléfonos móviles en busca de fotografías y nos decían, al ver las imágenes de banderas kurdas, que eran banderas de terroristas”. En un momento dado, cuenta, la policía advirtió a los activistas que serían llevados a prisión, pero finalmente decidieron detener sólo a Izarzugaza. “No sé qué fotos tendría él que les molestaron más, pero creo que fue simplemente algo arbitrario”, sostuvo la activista.

Otro integrante de la delegación, el abogado Aratz Estonba, explicó que el detenido se encuentra bien, aunque “cansado” después de haber permanecido una noche en las dependencias de la División Antiterrorista de la Policía turca. Aún deberá pasar una noche más en comisaría antes de ser deportado en la mañana del sábado, ya que el fiscal ha rechazado la propuesta del letrado que representó a Izarzugaza de que fuese liberado y regresase junto a sus compañeros tal como tenían previsto, en un vuelo el próximo domingo.

Fuentes diplomáticas españolas explicaron que han seguido el caso con atención y que se han mantenido en contacto con las autoridades turcas en todo momento. La expulsión de activistas y periodistas europeos se ha multiplicado en los últimos años en Turquía y de poco ha servido la presión que hayan podido ejercer las embajadas de sus países de origen.

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