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Argentina
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Mauricio Macri cambia el rumbo para ganar las elecciones de agosto

Gran aumento del déficit, regreso al pago en cuotas y publicidad de los logros marcan un giro para salir del bache

Carlos E. Cué
El presidente Mauricio Macri anuncia obras en la ciudad de Buenos Aires junto al alcalde Horacio Rodríguez Larreta y al gobernadora María Eugenia Vidal.
El presidente Mauricio Macri anuncia obras en la ciudad de Buenos Aires junto al alcalde Horacio Rodríguez Larreta y al gobernadora María Eugenia Vidal.Presidencia
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Cristina Fernández de Kirchner utilizó como nadie una herramienta infalible en Argentina: la publicidad política en el intermedio de los partidos de fútbol. En un país donde incluso las abuelas siguen a la selección, esos minutos de oro eran aprovechados para publicar vídeos propagandísticos de la presidenta inaugurando obras. La ex presidenta fue muy criticada por ese abuso. Pero en los últimos meses, con una economía que no remonta tan rápido como se esperaba –a pesar de que ya empieza a tener algunos datos positivos, como la primera reducción leve de la pobreza- mucha gente del entorno de Mauricio Macri le pedía que aprovechara esa posibilidad que le da la ley.

Finalmente lo hizo la semana pasada, pero a su manera. Un anuncio oficial del Gobierno sin relator, solo con el sonido ambiente de las máquinas trabajando en varias autopistas, y con el mensaje de “haciendo lo que hay que hacer” apareció en el partido Argentina-Chile el pasado jueves. Macri no aparece ni habla, al contrario de lo que pasaba con Kirchner. Pero la estrategia es similar. Es el inicio de una gran campaña para tratar de remontar en las encuestas y enfrentar un año electoral muy complicado, que empieza con las primarias de agosto y acaba en octubre con la renovación de buena parte del Parlamento.

La campaña es solo un símbolo de que Macri ha entendido que en Argentina para ganar hay que usar algunas técnicas muy desarrolladas por el peronismo. El otro elemento fundamental es el gasto público. La tradición en este país indica que los años electorales se dispara el gasto, sube la economía y el peso se revalúa. Son los impares. Y los años pares, ya después de las elecciones, hay devaluación, baja el gasto público y hay recesión. Es la Argentina en modo sierra, con elecciones cada dos años, que suele describir Eduardo Levy Yeyati, uno de los economistas más escuchados por el Gobierno.

Levy Yeyati y otros insisten en que hay que romper ese ciclo algún día para salir de la crisis permanente. Pero todo indica que de momento Macri seguirá la tradición, porque ganar las elecciones es el gran objetivo. Si las perdiera, los últimos dos años de su mandato serían un infierno. Por eso el gasto público, según datos oficiales, creció un 64% en febrero comparado con el mismo mes del año anterior, cuando Macri empezó a ajustar después de llegar al Gobierno y paralizó la obra pública. El Gobierno justifica ese aumento enorme del gasto en el “incremento en la construcción de viviendas sociales, escuelas y jardines, y transporte, como la ampliación de la red de autopistas y la mejora de los trenes“. De aquí a las elecciones Macri irá de inauguración en inauguración. El miércoles regresó rápidamente de un viaje oficial a Holanda para llegar a inaugurar una obra clave de ocho millones de dólares: el transbordador de Constitución, en el sur de Buenos Aires, por donde pasan cada día un millón de personas. El ingeniero Macri responde con obras a las críticas a su escasa impronta política. "Mi ideología es el hacer", suele repetir.

El presidente ya está en campaña y usará todo lo que tenga a su alcance. "Macri se va a tener que volver populista para vencer al populismo”, ironiza Eduardo Fidanza, presidente de Poliarquía, una de las principales encuestadoras del país. “La gente quiere del presidente un liderazgo más fuerte. No me sorprendería que usara la cadena nacional como Cristina”. Cadena nacional se llama en Argentina a los discursos oficiales emitidos obligatoriamente por radio y televisión. Macri ha renunciado a ellos, pero muchos le piden que los recupere. “En febrero el Gobierno empezó a mostrar por primera vez más desaprobación que aprobación. Estamos volviendo al escenario del ballotage, donde ganó solo por tres puntos. El 40% nos dice en las encuestas que tiene dificultades para llegar a fin de mes. Cristina Kirchner tiene una imagen positiva del 46% en el conurbano de Buenos Aires. Aún así creo que Macri no lo tiene tan difícil porque conserva una buena aprobación y el peronismo está dando un espectáculo muy malo de división y radicalismo”, sentencia Fidanza.

La gran ventaja política de Macri sigue siendo la división de la oposición, que no logra organizar la sucesión de Cristina Fernández de Kirchner. Ella mantiene una enorme influencia a pesar de estar casi retirada –no tiene ningún cargo y vive en El Calafate, a 3.000 kilómetros de Buenos Aires, aunque visita con frecuencia la capital-. Pero no basta. Por eso el Gobierno ha puesto en marcha toda la maquinaria para dar la vuelta a un ambiente de gran preocupación en el electorado macrista.

El último punto de ese giro es el de los pagos en cuotas. Los argentinos, que sufren la peor inflación de Latinoamérica después de Venezuela, se habían acostumbrado a pagar todo en 12 o incluso 18 cuotas. El kirchnerismo estableció planes en los que es el estado el que asume el coste financiero. Las zapatillas, por ejemplo, se compran a plazos, y con una inflación del 40% eso quiere decir que buena parte las financia el Estado. Es uno de los motivos por los que son mucho más caras que en otros países del entorno.

El Gobierno intentó hace dos meses reducir esos precios eliminando el concepto de “cuotas sin interés”. Obligó a los comercios a dejar claro cuál era el interés que se pagaba por 18 cuotas. Pero fue un fiasco. Los precios no bajaron y el consumo se frenó: los argentinos no están preparados para renunciar a ese anabolizante de las cuotas. Así que el Ejecutivo ha decidido dar marcha atrás y de nuevo volverán las cuotas sin interés –con algunas modificaciones- y se ampliarán los programas de ayudas del Gobierno para promover el consumo y relanzar la economía en año electoral.

Todo vale para lograr el objetivo clave, ganar las elecciones. Los macristas sostienen que no es solo una cuestión de autodefensa: están convencidos, y muchos inversores e incluso algunos peronistas como Eduardo Duhalde coinciden, de que si Macri pierde las elecciones de octubre las inversiones extranjeras nunca llegarán y la crisis se profundizará ante la debilidad del Gobierno. Macri se mueve, pero sus rivales tampoco están quietos: la próxima semana, justo mientras se celebra en Buenos Aires el World Economic Forum con dirigentes de todo el mundo, habrá una huelga general que se espera rotunda. Cada uno juega a su manera para preparar las elecciones de agosto.

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