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“México ha tomado más conciencia y colabora más desde la llegada de Trump”

El canciller de Guatemala cree que su vecino del norte ahora se pone "en la piel" del migrante

Alejandra Torres Reyes
Morales, en Casa de América.
Morales, en Casa de América.JAIME VILLANUEVA

Más del 95% de los migrantes guatemaltecos viven en Estados Unidos: entre tres millones y tres millones y medio de personas. El 38% de las divisas que ingresan al país centroamericano es producto de sus remesas, que representan el 10% del PIB. “Por donde lo queramos ver, los migrantes han cobrado una importancia excepcional”, destaca el ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Carlos Raúl Morales, en una entrevista en Casa de América, el pasado viernes en Madrid.

Pregunta. La preocupación por las políticas antimigración de EE UU ha permeado e, incluso, dominado la Cumbre de Costa Rica [que países de Centroamérica, México y Colombia han celebrado esta semana]. ¿Cómo afrontará la región el vendaval Trump?

Respuesta. Toda la retórica que se armó durante el proceso electoral en EE UU ha generado muchísimo miedo en nuestros inmigrantes, pero una cosa es hacer campaña y otra es gobernar. Nosotros hemos tratado de establecer puentes. Yo visité EE UU y John Kelly [secretario de Seguridad Nacional] nos visitó en febrero. Nos aseguró que no habría deportaciones masivas ni redadas, que se iban a concentrar en delincuentes, en aquellas personas con récord criminal. Solo 4.400 guatemaltecos tienen récord criminal en EE UU, un número muy bajo.

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P. Cada año transitan por México unas 400.000 personas, principalmente centroamericanas, que buscan llegar a EE UU. El muro que Trump quiere levantar también les afecta a ustedes.

R. El muro no es nuevo: se comenzó a construir hace muchos años. Yo diría que una tercera parte ya está construida. El muro es más mental, son más medidas, más oficiales, más controles. El muro, más que físico, son las medidas que están tomando para fortalecer la frontera. El señor Kelly fue claro al decirnos que iban a fortalecer esas medidas. Nos dijo que si bien no iban a sacar a gente por sacar, tampoco iban a permitir el ingreso de más personas.

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P. Su descripción del muro, una barrera más mental que física, también se podría extrapolar a México, que tiene un muro virtual en el sur, donde hay una intensa vigilancia policial, cárteles, redes de trata, deportaciones...

R. Yo diría que hoy México ha tomado más conciencia y que hoy hay un México más colaborador, en el sentido de ponerse en la piel de los migrantes y de entender sus condiciones. Es imposible construir un muro físico entre Guatemala y México. Lo que México ha construido, más allá, no en la frontera con Guatemala, son controles migratorios.

P. Pero México ha alcanzado cifras récord y deporta a más personas que EE UU: 147.000 frente a 96.000, el año pasado. Y los guatemaltecos que ha deportado desde 2008 ya suman 300.000.

R. Sí, sí. Ahí están las cifras. En 2015 y 2016 experimentamos un crecimiento un poco fuerte de las deportaciones en México. En 2014, EE UU deportó a 51.162 guatemaltecos y México a 45.114. En 2015, 31.443 y 75.045. Y el año pasado, EE UU a 35.421 y México a 59.000. Pero yo diría que México ha tomado más conciencia de eso. Tenemos que evitar que los migrantes tomen riesgos. Lo que le hemos pedido a México es que nos ayuden a proteger los derechos humanos, que nos ayuden a proteger a los migrantes del crimen organizado, de los coyotes, de Los Zetas e, incluso, de algunos policías municipales.

P. ¿Este cambio de México, esta toma de conciencia que percibe, surge tras llegada de Trump?

R. Sí, definitivamente. Sin duda. Aunque ahora es muy pronto para evaluarlo y decir que esto ha cambiado. Vamos a tener que ver las cifras al final del año... Centroamérica y México han sido un corredor para muchas cosas: droga, armas y trata de personas. Pero los seres humanos no son drogas y hay que tratarlos con decoro y respeto. Migrar es un derecho humano, no un delito o pecado.

P. ¿Los migrantes centroamericanos son recibidos en México con ese “decoro y respeto”? 

R. El 14 de febrero tuvimos una reunión con el canciller de México, Luis Videgaray. Somos conscientes de la voluntad política del presidente [Enrique] Peña Nieto y del respeto de los derechos humanos. Sin embargo, le expusimos al canciller que esa voluntad política tiene que permear en los niveles más bajos, porque no solo estamos hablando de las policías municipales, donde principalmente se dan los problemas. Han fallecido muchos migrantes a manos del crimen organizado, sobre todo en el sexenio de Felipe Calderón. Por eso hemos pedido garantizar los derechos humanos y proteger a los migrantes. Se lo hemos pedido al canciller Videgaray, pero no podemos evaluar el resultado un mes después de habérselo pedido. Hay que esperar.

P. ¿Ya han llegado a algún acuerdo concreto con México?

R. Se creó un mecanismo de protección de derechos humanos dirigido por los viceministros encargados del tema migratorio. Ellos están en permanente comunicación: en cuanto saben de una violación o posible violación, se comunican de inmediato nuestros consulados, muchos ubicados en la ruta del migrante. Cuando tengamos una señal de violación, mi viceministra llamará o irá a México. Luis Videgaray ha aceptado esto ahora, en febrero; antes, México no lo aceptaba. De nuevo: hay voluntad política, pero tiene que permear hasta las policías municipales y, por supuesto, controlar el crimen organizado, que es el que más atrocidades comete con los migrantes.

P. ¿Y qué resultado espera?

R. Hemos pedido respeto y un trato digno a nuestros migrantes. No son delincuentes. El canciller ha comprendido la situación. Ahora vemos en México una posición más cercana hacia nosotros, pero, por supuesto, tiene que verse reflejada de alguna manera en las cifras de deportaciones, que valoraremos al final del año.

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Sobre la firma

Alejandra Torres Reyes
Redactora de la Mesa Digital de EL PAÍS. También ha trabajado en la sección de España y en la Edición de América. Antes fue reportera en el diario ‘El Universo’ y en Radio City, en Ecuador. Es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y máster en Periodismo de EL PAÍS.

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