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Columna
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Una increíble cifra de reducción de la violencia

Ya han pasado cien días desde la firma del acuerdo de paz. Tanto las Fuerzas Armadas como las FARC han cumplido el cese bilateral al fuego

Ariel Ávila

Ya han pasado cien días desde la firma del acuerdo de paz y casi un año desde el inicio del cese bilateral al fuego entre la guerrilla de las FARC y el Gobierno colombiano. El proceso de implementación ha estado marcado por dificultades; el Estado colombiano ha incumplido en casi todo hasta el momento, no ha podido si quiera terminar las zonas donde las unidades guerrilleras se han concentrado para la dejación de armas. Por otro lado, existe una oposición política liderada por el expresidente Uribe, que pareciera que prefiere que las FARC sigan en armas y que nada de la implementación funcione sobre todo la justicia transicional. Pero lo que sí ha funcionado y han cumplido son los componentes militares de ambas partes. Los homicidios se han reducido drásticamente, los secuestros están muy cerca de desaparecer y el horroroso pabellón del hospital militar para afectados por minas antipersonales que recibía centenares de heridos, está a punto de cerrar, pues hace meses no ingresa nadie.

Tanto las Fuerzas Armadas colombianas como las FARC han cumplido de forma increíble el cese bilateral al fuego. Desde que arrancó en julio de 2016, solo se han presentado 4 hechos de gravedad. Durante el traslado de guerrilleros a las zonas de ubicación no se presentó ningún altercado. En Siria un cese al fuego ha durado máximo seis horas.

Pero tal vez donde mejor se constata los beneficios inmediatos de la paz es en las zonas donde operaban las FARC. El grupo guerrillero llegó a operar en 242 municipios de los 1.122 del país. Si se suman los municipios donde además opera la guerrilla del ELN, en total son 281 municipios. Allí los indicadores de violencia se han reducido sustancialmente. Comparando 2015 con 2016, en estos 281 municipios hubo casi 400 homicidios menos como se ve a continuación.

Esta situación ha contagiado en general a todo el país. Desde que hubo certeza de que el proceso de paz ya no tenía marcha atrás se ha podido ver una reducción del homicidio en toda Colombia. Como se ve en la siguiente gráfica.

Igual ha ocurrido con los datos de secuestro; en 2015 hubo en estos 281 municipios 93 secuestros y el 2016 la cifra cayó a 61. Igual ha pasado con la extorsión; en departamentos como en Huila la extorsión descendió de forma increíble. En muchas zonas la seguridad ha mejorado ostensiblemente. Tanto las FARC como las Fuerzas Militares merecen honores.

Sin embargo, existen preocupaciones. Hoy las FARC se ubican en 26 veredas y han dejado libre el 98% del territorio donde operaron durante décadas. Muchas de estas zonas tienen una alta presencia de economías ilegales y han comenzado a ser copadas por la guerrilla del ELN, estructuras herederas del paramilitarismo como el Clan del Golfo o sencillamente hay un vacío de poder e indicadores de seguridad, como el hurto, han comenzado a aumentar. Esto también trajo un aumento de la violencia. Al analizar algunos municipios del grupo de los 281 se ve lo siguiente.

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Por ejemplo, en Tumaco surgió un grupo denominado Nuevo Orden, que buscaba copar zonas dejadas por las FARC, ya algunos integrantes de este grupo se han entregado a las autoridades. También allí llegó el Clan del Golfo, tal vez la organización criminal más grande de Colombia y además otra estructura criminal denominada La Empresa está penetrando el municipio por la zona de la Carretera. Tumaco es un puerto del Pacífico, es el municipio con más hectáreas de hoja de coca sembradas, poco más de 17.000. Además, es zona de laboratorios de clorhidrato de cocaína y obviamente salida de droga. Allí como se ve en la gráfica el homicidio aumentó. Igual sucede en Tibú, municipio ubicado en el departamento fronterizo con Venezuela de Norte de Santander. La guerrilla del ELN, el grupo del EPL y narcotraficantes están intentado apoderarse de las zonas que antes dominaban las FARC. De los 281 municipios, 30 presentan nuevas dinámicas criminales como se ve en el mapa.

Unos resultados increíbles en materia de seguridad pero con dinámicas preocupantes que pareciera que al Estado colombiano le es difícil contener. Habrá que esperar las estrategias y el debate político que afrontará el país en los próximos meses.

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