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1. San Petersburgo y la amante del zar

Matilda Kshesínskaya, primera bailarina del teatro Mariinski y amante del zar Nicolás II. En la segunda foto, Instituto Smolni.
Matilda Kshesínskaya, primera bailarina del teatro Mariinski y amante del zar Nicolás II. En la segunda foto, Instituto Smolni.GETTY
Pilar Bonet
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Quién diría que una de las mansiones que albergan el Museo Estatal de Historia Política de Rusia de San Petersburgo (Museo de la Revolución, en la época soviética) fue el hogar de Matilda Kshesínskaya, la primera bailarina del Teatro Mariinski y el amor de juventud de Nicolás II?

Bella y con talento, Matilda mantuvo relaciones sentimentales con tres miembros de la familia imperial de los Románov y su nombre se ha puesto de actualidad debido a los furibundos extremistas ortodoxos que amenazan con impedir el estreno de una película sobre su romance con Nicolás. La abanderada de los ultras es Natalia Poklónskaya, diputada gubernamental y exfiscal en Crimea, que denuncia (sin haberla visto) la cinta del director Alexéi Uchítel, por ofender la imagen del zar, canonizado como mártir por la iglesia ortodoxa.

En San Petersburgo se conservan iconos revolucionarios como el Aurora –hoy convertido en buque-museo–, parte de cuya tripulación se unió a la revolución de 1917.
En San Petersburgo se conservan iconos revolucionarios como el Aurora –hoy convertido en buque-museo–, parte de cuya tripulación se unió a la revolución de 1917.FERNANDO MOLERES

Nicolás conoció a la bailarina en 1890 y su affaire que duró cuatro años fue confirmado en las memorias de ambos, según Alexéi Kuleguin, autor de varios estudios sobre Matilda. El escenario de su pasión juvenil fue una casa, existente todavía en el número 18 de la avenida de Inglaterra, que la bailarina vendió para construirse la villa modernista que hoy es parte del museo.

Durante la revolución de febrero de 1917, que culminó con la abdicación de Nicolás II, Matilda huyó de esa villa y los bolcheviques la tomaron como sede para sus órganos dirigentes. Al volver del exilio en abril, Lenin instaló su despacho en uno de los dormitorios, desde cuyas ventanas arengaba a los ciudadanos.

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En aquel ambiente hostil a los zares, Matilda se atrevió a pleitear con los okupas y ganó. Los bolcheviques hicieron caso omiso de la orden de desalojo y la bailarina salió de Petrogrado en julio de 1917 sin recuperar la villa, saqueada y dañada en la contraofensiva militar del Gobierno provisional contra Lenin y sus seguidores. Casada con un primo del zar, Matilda murió en1971, alos 99 años, exiliada en Paris, donde dirigió una academia de danza.

Durante la época soviética, el nombre de Matilda fue tabú en este museo, que la recordó por primera vez en una pequeña exposición en 1992. Siguieron otras más ambiciosas y finalmente, en 2013, se inauguró una muestra permanente, que incluye fotografías, trajes y objetos personales de la bailarina procedentes en parte del exilio. Matilda ha recuperado su espacio, y “la exposición es un gran éxito”, subraya Kuleguin.

El Instituto Smolni, para nobles doncellas, se convirtió en cuartel general bolchevique.
El Instituto Smolni, para nobles doncellas, se convirtió en cuartel general bolchevique.GETTY

Aparte de los iconos reales o míticos de la toma del poder bolchevique, como el crucero Aurora, el Instituto Smolni —hoy el Ayuntamiento— o el palacio dela Tavrida, sede dela Duma zarista—y hoy sede de la asamblea dela CEI, la comunidad de los países pos-soviéticos--, también se encuentran en San Petersburgo las viviendas donde conspiraron los bolcheviques. Su número ha disminuido desde que se desintegró la URSS, pero aún quedan joyas como el piso donde Iósif Stalin conoció a Nadezhda Allilúeva, su esposa. En aquel domicilio se escondió Lenin en julio de 1917 cuando el Gobierno provisional lo andaba buscando (en la villa de Matilda por cierto) para detenerlo. Aconsejado por Stalin, Lenin huyó por la escalera de servicio tras afeitarse el bigote y la barba. La navaja con la que se rasuró Lenin y la bañera de Stalin se conservan en este piso-museo, que, tras estar dedicado inicialmente al primero y después al segundo, se presenta ahora como la “vivienda de los Allilúev” (la familia política de Stalin) para no ofender a nadie.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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