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May sugiere que la libre circulación de personas seguirá después del ‘Brexit’

La primera ministra reconoce que será necesario un "periodo de implementación", en el que no descarta que continúe la inmigracion europea ilimitada, tras abandonar la UE en 2019

Pablo Guimón
Theresa May junto al rey Salman de Arabia Saudí.
Theresa May junto al rey Salman de Arabia Saudí.BANDAR AL-JALOUD (AFP)

Theresa May ha sugerido, por primera vez, que la libre circulación de ciudadanos europeos en Reino Unido podría extenderse durante un periodo después de que el país abandone la UE, según informan la BBC y otros medios que acompañan a la primera ministra en su viaje por Oriente Medio. Se trataría del “periodo de implementación” del acuerdo alcanzado entre Reino Unido y la UE, que empezaría a contar en marzo de 2019, una vez cumplido el plazo de años que establece el artículo 50 del Tratado de Lisboa que May activó el pasado 29 de marzo.

Las declaraciones de la primera ministra británica durante su visita a Arabia Saudí suponen un cambio de tono que se adapta a la posición negociadora de la UE, la cual establece que el nuevo acuerdo comercial entre el país y el bloque no podrá ser concluido antes de que Reino Unido esté fuera. La primera ministra ha admitido que “obviamente hay un tema legal respecto a cómo la Unión Europea puede llevar cabo negociaciones comerciales”. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dejó claro que los principios básicos de la UE, incluido el de libre circulación de personas, deberán aplicarse durante el periodo transitorio.

Preguntada directamente por los periodistas si "descarta la libre circulación de personas durante un periodo transitorio después de dejar la UE", Theresa May no lo descartó. Solo matizó la terminología usada para definir ese periodo: “Usted ha usado la frase de fase transitoria, y yo hablo de periodo de implementación”, dijo. “Si lo piensa, una vez tengamos el acuerdo, una vez hayamos acordado como será la nueva relación para el futuro, será necesario que haya un periodo de tiempo en el que las empresas y los Gobiernos ajusten sus sistemas, dependiendo de la naturaleza del acuerdo. Un periodo de tiempo durante el cual sea implementado el acuerdo”.

Al hablar de la “relación futura” y no de un acuerdo completo, Theresa May viene a aceptar el borrador de las directrices negociadoras de la UE, del pasado 31 de marzo, que dice que en los dos años de negociaciones no se alcanzará más que “un marco para la relación futura”. Fuentes británicas cercanas a la negociación admiten que nadie cuenta con tener un acuerdo completo hasta el último detalle y ratificado por todos en el plazo de dos años. Pero May, acaso en un intento de apaciguar al sector duro del euroescepticismo británico, ha señalado que, durante ese “periodo de implementación”, será el Gobierno británico quien esté al cargo del control de la inmigración. “Lo que es crucial para el público británico, y forma parte de lo que votaron el año pasado, es que quieren asegurarse de que nosotros tenemos el control de nuestras fronteras”, ha dicho May. “Eso es exactamente lo que haremos cuando estemos fuera de la UE”.

Sus declaraciones posteriores a la puesta en marcha del proceso, muestran a una Theresa May más pragmática, alejándose progresivamente de la retórica populista de los meses siguientes a la victoria del Brexit el verano pasado. Tanto la primera ministra como otros miembros destacados de su Gobierno parecen dispuestos a matizar los eslóganes que han dominado el debate público hasta ahora. El pasado domingo, Michael Fallon, ministro de Defensa, también se negó a poner fecha oficial al fin de la libre circulación de ciudadanos de la UE. “No habrá de repente una gran diferencia entre el día después y el día antes de que salgamos”, dijo. Además de las exigencias de la UE para el periodo de implementación, representantes de diferentes sectores empresariales han advertido al Gobierno de que su desempeño sufriría si dejan de tener acceso a mano de obra europea.

Los partidarios del Brexit más duro ya han mostrado su “grave preocupación”, en palabras de Richard Tice, representante de un grupo de presión pro Brexit, por los comentarios de May. La oposición laborista habla de “promesas rotas” y Tim Farron, líder del Partido Liberal Demócrata, que encarna la oposición más rotunda al Brexit, advierte a la primera ministra: “Al subirse al carro de la extrema derecha del Brexit en junio, May se expone o bien a perjudicar al país, o bien a traicionar la confianza pública”.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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