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El disidente Eliécer Ávila, arrestado en Cuba tras exigir la devolución de un ordenador confiscado

El opositor ha sido detenido dos veces en tres días por reclamar su computadora

Pablo de Llano Neira
Eliécer Avila este viernes en el aeropuerto de La Habana.
Eliécer Avila este viernes en el aeropuerto de La Habana.SOMOS+
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Cuban dissident accuses Havana of “psychological war of attrition”

El opositor cubano Eliécer Ávila, de 31 años, fue detenido este sábado al amanecer, por segunda vez en tres días, por haber protestado públicamente por haberle sido confiscado su ordenador en el aeropuerto de La Habana. Ávila es una de las figuras más dinámicas de la nueva generación disidente. El sábado por la noche había quedado libre bajo fianza, acusado de "enriquecimiento ilícito".

Su primer arresto se produjo el jueves al llegar de un viaje a Colombia. Le requisaron el ordenador, él reaccionó grabando y difundiendo un mensaje de protesta desde el aeropuerto de La Habana y a continuación fue detenido. Pasó la noche en un calabozo fuera del aeropuerto y lo soltaron a la mañana siguiente. Optó por regresar al aeropuerto y reclamar de nuevo su ordenador.

“Hasta que me la den. Si no me la dan, me mudo a vivir al aeropuerto. Literal”, respondía por teléfono este viernes desde el aeropuerto. El día anterior, en su vídeo, había dicho: “No está prohibido entrar a Cuba una laptop, que con tanto sacrificio uno la logra para que vengan a robársela así al descaro. Por eso queremos denunciar ante el mundo que están robando muchísimo en este aeropuerto (…). Ahí adentro hay madres, hay ancianos que fueron despojados de leche, de ropa para sus hijos… Ya es hora de que los cubanos denuncien el abuso que está pasando”, dijo el opositor, con dos hombres a su lado sosteniendo sendos cartones con el lema: “No más robo”.

“Es la gota que derrama el vaso”, se quejaba en la entrevista telefónica con este diario. Ávila, líder del grupo Somos+ (“Un movimiento” que busca “construir un país moderno, próspero y libre”, dice su web), afirmó que sufren “constantes abusos”. “A mí me pasan por escáneres especiales para salir y entrar en Cuba. Son revisiones denigrantes. Te acercan perros. Tiran fotos de todo. ¡Es como si fuera la escena del crimen!”. Dijo que a un colega suyo de activismo le quitaron casi todo en su casa. “Le dejaron el colchón y la tele”. Ávila sostiene que se trata de una “operación de desgaste psicológico”.

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Este sábado Ávila había pasado la noche en su casa de La Habana. Al amanecer fue objeto de un operativo policial con decenas de agentes, según el diario cubano 14ymedio. Lo arrestaron de nuevo y le decomisaron "documentos y aparatos electrónicos", según afirmó su esposa a ese periódico.

Otros opositores han denunciado el mismo tipo de represión metódica de baja intensidad, que según ellos busca laminar las energías de la disidencia sin tener que recurrir a métodos como el encarcelamiento, que empañan la imagen exterior del régimen. El Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid, afirma que en 2016 se registraron en Cuba 9.351 “detenciones arbitrarias” de motivo político, mil más que en 2015. Suelen ser arrestos cortos, en los que el disidente pasa un rato en un cuartel policial y es liberado en el día.

El viernes, antes del segundo arresto, Ávila afirmó que no ha sido maltratado durante su primer detención, el jueves. Cuando le quitaron el ordenador, explicó, le dijeron que era “de interés de la Unidad de Enfrentamiento de la Seguridad del Estado”. Al volver el viernes al aeropuerto, Ávila presentó una reclamación en la aduana. Le entregaron un papel de “recibido”, según su relato, pero no le respondieron si le devolverían su aparato ni le dieron documento o explicación a mayores sobre el fundamento legal del despojo. Mientras permanecía allí, envío a EL PAÍS con su teléfono móvil una fotografía en la que lucía frustrado, sentado en una silla.

Ávila es ingeniero en Ciencias Informáticas y fue un miembro destacado de organizaciones oficialistas como la Unión de Jóvenes Comunistas y la Federación Estudiantil Universitaria. Dice que si hubiera “traicionado” sus convicciones, hoy sería “un dirigente consentido”. Su transformación de promesa del aparato en oveja negra disidente surgió tras un coloquio en 2008 en el que siendo aún "un revolucionario" retó al entonces presidente del Parlamento Ricardo Alarcón. Con una camiseta con el dibujo de una arroba, se presentó: “Eliécer Ávila. Facultad nº2. Líder del proyecto Vigilancia Tecnológica y Política (…) que se dedica al monitoreo constante de internet y emisión de reportes”, y arrancó una parrafada crítica en la que descolocó tanto a Alarcón que este terminó dando al joven una respuesta que fue el hazmerreír. Ávila preguntó por qué, por entonces, los cubanos no podían viajar libremente. Alarcón respondió: “Si los 6.000 millones de habitantes [del planeta] pudieran viajar adonde quisieran, la trabazón que habría en los aires sería enorme”. Aquellas críticas aparecieron en medios internacionales y Ávila acabó saliendo en un vídeo en el que culpaba a la prensa extranjera de haber sacado sus objeciones de contexto: "Me he dado cuenta, realmente, de cuán eficaz y cuán rápida es esa maquinaria que tienen para tergiversarlo todo", declaró.

En 2013 el gobierno eliminó la controvertida norma que obligaba a obtener un visto bueno oficial para viajar al extranjero. Pero ese mismo año, Ávila ya había completado el tránsito de ciberpolicía revolucionario a opositor “tras las represalias sufridas por decir la verdad desde dentro del sistema”.

Han pasado cuatro años y continúa su pelea en la compleja arena política cubana. Según dice, la policía política lo vigila cada vez con más celo. “Hace un año los agentes de la Seguridad del Estado que me atendían [sic] eran del área de Cultura e Intelectualidad. Ahora he pasado a ser atendido por la Unidad de Enfrentamiento, que es más agresiva”, asegura. En otoño Ávila se postulará a las elecciones a delegado de circunscripción en un municipio de La Habana, un puesto al que puede presentarse como candidato cualquier ciudadano y que tiene una limitada relevancia, meramente barrial. Asume que, como disidente connotado, sus opciones son pocas, pero cree que es importante “competir en la comunidad”. “Es una semilla de democracia”, dice. En un plazo de cinco años, Eliécer Ávila, el opositor millennial que reclamó su computadora al Estado cubano, se ve “dentro de un parlamento democrático, como mínimo, y como máximo, de presidente de la Republica de Cuba”.

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