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Lograr un misil que alcance EE UU: la misión prioritaria de Pyongyang

El programa de armamento nuclear norcoreano está omnipresente en carteles callejeros, en exposiciones, en libros para niños o en la televisión

Macarena Vidal Liy
Personal de la marina norcoreana desfila este domingo en Pyongyang.
Personal de la marina norcoreana desfila este domingo en Pyongyang.Wong Maye-E (AP)

El programa de armamento nuclear y balístico es la joya de la corona en las prioridades de Corea del Norte. Está omnipresente en carteles callejeros, en exposiciones, en libros para niños, en la televisión. El mensaje: el programa tiene fines únicamente defensivos, y este país no renunciará bajo ningún concepto a lo que considera su única garantía de supervivencia frente a la hostilidad exterior, por mucho que la comunidad internacional se lo exija. “Necesitamos defender nuestra soberanía reforzando nuestras armas disuasorias”, aseguraba ayer el número dos del régimen, Chol Ryung-hae.

Corea del Norte ya cuenta con bombas nucleares. Pero esas armas necesitan ser de un tamaño reducido y requieren un misil que las transporte a su destino. Pyongyang asegura —sin confirmación independiente— que ya ha conseguido miniaturizar sus bombas. Y ha dejado claro que da prioridad al desarrollo de cohetes que puedan transportarlas.

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Desde que Kim Jong-un llegó al poder en 2011, Corea ha progresado a un ritmo que alarma a los expertos. Cuenta con misiles de alcance medio e intermedio Taepodong y Musudan, capaces de recorrer hasta 4.000 kilómetros. El año pasado ya probó con éxito por primera vez el lanzamiento de un misil, el Pukguksong-1, desde un submarino, un logro clave que podría permitirle evadir el escudo antimisiles estadounidense que instala Corea del Sur, el THAAD.

Desde principios de 2016 ha llevado a cabo 37 pruebas de misiles de distinto alcance. Aunque su gran objetivo es conseguir un misil intercontinental —capaz de recorrer 5.500 kilómetros—, un arma que con la que hasta ahora solo cuentan Estados Unidos, Rusia, India, China y, quizá, Israel. Con ella, Corea del Norte podría alcanzar objetivos en territorio estadounidense, su gran sueño.

Desde 2012 ha mostrado dos modelos de misiles intercontinentales, el KN-08 y el KN-14, inicialmente muy burdos pero que han ido progresando con el tiempo.“Su capacidad militar está aumentando rápidamente”, explica el analista Tong Zhao, del centro Carnegie-Tsinghua en Pekín. “Se están centrando en dos prioridades: más misiles de menor alcance y el desarrollo de motores más potentes para su uso en cohetes espaciales o en misiles intercontinentales que puedan transportar bombas nucleares a Estados Unidos”.

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Aún le queda un buen camino. No ha llegado todavía a probar esos cohetes de mayor distancia en vuelo real, aunque Kim Jong-un ha prometido un lanzamiento este mismo año.

No es sencillo: el cohete tiene, primero, que lograr elevarse al espacio. Una vez allí, ser capaz de volver a entrar en la atmósfera en el punto deseado, soportando la tremenda vibración, la presión y el calor por la fricción del reingreso. El año pasado Corea del Norte ya probó un escudo protector para permitir que el misil soportara esas condiciones. En un lanzamiento este marzo empleó satisfactoriamente un nuevo motor que le permitiría hacer que los misiles recorrieran una mayor distancia. Ha empezado ya la transición de combustible líquido a sólido, que hace los misiles más ligeros y más estables en vuelo.

Dado el interés personal de Kim Jong-un, “no hay ninguna razón por la que no vayan a probar un misil intercontinental en el plazo” que quiere el líder supremo, opina Melissa Hanham, experta en No Proliferación en el Middlebury Institute of International Studies en Monterrey (California, EEUU). “Probablemente completen la prueba. Y probablemente falle: es realmente difícil fabricar un misil intercontinental perfecto en tu primer intento. Así que tendrán que hacer múltiples intentos antes de lograr un misil que funcione”.

Este sábado, en su desfile, han mostrado la carcasa de lo que los analistas consideran que un nuevo modelo de misil intercontinental, un aparente híbrido de los dos ya existentes y de mayor tamaño. Es difícil saber, por el momento, si se trata solo de un cilindro vacío o algo más.

En cualquier caso, los analistas recuerdan que, en los casos previos, también se partió de un modelo tan tosco “que parecía falso”, -apunta Hanha, antes de perfeccionarlo gradualmente. El hecho de que ya haya fabricado la carcasa para desarrollar ese nuevo modelo es una muestra más de la determinación del régimen por lograr su Santo Grial.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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