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“Los municipios mexicanos no están recaudando todo lo que deberían”

La secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, será la representante de Latinoamérica en el panel que evaluará el cumplimiento de Habitat III: "Hay que recuperar lo público en nuestras ciudades"

Ignacio Fariza
Rosario Robles, durante la entrevista.
Rosario Robles, durante la entrevista.

Rosario Robles (Ciudad de México, 1956) será la voz de América Latina en el panel que evaluará el cumplimiento de los objetivos de Habitat III, la conferencia sobre urbanización sostenible que se celebró a finales del año pasado en Quito (Ecuador). La secretaria (ministra) mexicana de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano y exjefa del Gobierno capitalino, recibe a EL PAÍS en su despacho, situado en una planta 20 del centro de la Ciudad de México desde donde es especialmente evidente el desordenado desarrollo urbano y la baja densidad de población de la capital mexicana. Son, dice, dos de los grandes retos para los próximos años.

Pregunta. ¿Qué papel va a tener México en el panel de evaluación de Habitat III?

Respuesta. México ya fue uno de los dos cofacilitadores para la definición de la nueva agenda urbana en Quito, en 2016. Participamos de manera muy relevante y logramos que se incluyeran aspectos que estaban siendo polémicos, como el derecho a la ciudad y la perspectiva de género. Cuando hablamos de nuestros países occidentales, pensamos que es un lugar común la igualdad entre hombres y mujeres. Pero en otros simplemente no lo consideran un punto nodal. Nosotros insistimos en que las mujeres vivimos las ciudades de una manera diferente y en que eso tenía que incorporarse en la concepción urbana.

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P. ¿Qué modelo de ciudad proponen?

R. Hay que recuperar lo público en nuestras ciudades: han crecido de manera desordenada y desigual. Y hay que asumir la perspectiva de largo plazo en la planeación.

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P. ¿Cree que ONU Habitat tendrá incidencia real en el cambio de mentalidad sobre el futuro de las ciudades, especialmente en los países en desarrollo?

R. Lo primero, creo que hay que defender ONU Habitat. Si partimos de la lógica de que el mundo ha vivido un proceso creciente de urbanización y de que es en las ciudades donde se da la innovación y la productividad, pero también donde más se concentra la pobreza, la desigualdad y la violencia, nos daremos cuenta de que es el gran reto del siglo XXI. Pero, al final, la responsabilidad es de todos los países que firmamos la nueva agenda urbana y nos comprometimos con ella.

P. Una de las grandes críticas a Habitat III ha sido que las medidas que se proponen y acataron los países en Quito no contemplan objetivos vinculantes.

R. Era muy difícil que los países aceptaran un carácter vinculante de la nueva agenda urbana porque supone presupuestos muy significativos.

P. Entonces, ¿qué valor tiene?

R. Ahí entra en juego la responsabilidad de cada país. Unos, por su poderío, no se comprometen tanto. Y en otros casos, la pobreza justifica no asumir el compromiso de manera tan relevante. Por eso hay que darle importancia a ONU Habitat.

P. Uno de los puntos más relevantes de la nuevo agenda urbana fue el compromiso de hacer más compactas las grandes urbes. La Ciudad de México es una de las de menor densidad de población del mundo. ¿Qué puede hacer la capital mexicana para cumplir en este punto?

R. No es un tema solo de la Ciudad de México, sino de la mayoría de nuestras urbes medianas o grandes. Han crecido diez veces en extensión y en población, solo dos. Esta expansión horizontal ha alejado los servicios, los ha hecho más caros, y ha creado cinturones de miseria. Nosotros aprovechamos Habitat II para trabajar hacia el interior del país: como queríamos llegar con fuerza a la reunión de Quito, lo que hicimos fue aprobar una nueva ley general de asentamientos humanos, ordenamiento territorial y desarrollo urbano que sustituye a otra que tenía 40 años, cuando México era otro país. Es una reforma legal muy importante.

P. ¿Y en qué se va a plasmar ese cambio legal?

R. Distribuirá facultades entre la federación, los Estados y los municipios. La Constitución establece que el municipio es el que tiene las facultades en materia de uso de suelo y desarrollo urbano. Y esto nos ha llevado a esta expansión horizontal tan desordenada. Ahora, con la facultad de planeación que se le da al Gobierno federal, se va a incentivar la verticalidad en el desarrollo. Además, habrá una estrategia de desarrollo territorial de aquí a 2040: más de 20 años de planeación. Lo idóneo habría sido una reforma constitucional; pero, al menos, la ley nos da una ruta crítica que permite avanzar hacia el objetivo de ciudades compactas, seguras y resilientes, que en esta zona del Valle de México se ve como un desafío enorme.

P. Como exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, ¿cómo la imagina en 2040?

R. El problema es que no es solo la capital: estamos hablando de una zona conurbada que implica varias entidades de la República y no ha habido cooperación metropolitana. La Ciudad de México ha trabajado en estos temas desde hace mucho tiempo, pero hace falta tomar medidas vinculantes para toda la metrópoli. Este Gobierno dejará la base y los instrumentos para, a partir de estos instrumentos legales, redireccionar todo el desarrollo urbano. Los que vengan, tendrán que poner en marcha todo este esquema a futuro.

P. La informalidad es otro de los puntos calientes de Habitat III. Y México tiene casi un 60% de empleo informal, una cifra muy alta. ¿Qué se va a hacer?

R. Es uno de los grandes temas. El reto es generar más empleo para ir reduciendo esa informalidad y estamos en cifras récord de creación de puestos de trabajo. Se han dado incentivos para el paso de la informalidad a la formalidad. Pero no es solo el tema de la informalidad: es la exclusión, que es el gran problema de nuestras ciudades. Sin embargo, el Gobierno nacional no puede estar financiando íntegramente las acciones de mejora de la calidad de vida; hay que involucrar a las entidades locales. Y, en el caso de México, vemos que la gran mayoría de los municipios no están captando todos los recursos fiscales que deberían captar porque bien no tienen catastros, bien los catastros que tienen son muy rudimentarios. Los que tienen buenos catastros, captan más de un tercio de sus recursos y no viven solamente de la federación. Eso es importante para ir cerrando esa brecha de la desigualdad.

P. ¿Cree que, en el plano de la informalidad y la exclusión ha hecho todo lo que podía el Gobierno al que pertenece?

R. Hemos trabajado, pero son procesos de muy largo plazo y muchos años de abandono. Y nunca nos sentiremos satisfechos si hay personas en esa situación. Lo que hemos podido hacer, sí, en un contexto de adversidad económica internacional.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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