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Cristina Kirchner contrataca en los tribunales y acusa al juez que la persigue

La expresidente denuncia por defraudación al magistrado que la procesó en la causa “dólar futuro”

Federico Rivas Molina
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner atraviesa un vallado policial antes de ingresar a los tribunales federales en Buenos Aires.
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner atraviesa un vallado policial antes de ingresar a los tribunales federales en Buenos Aires.Telam
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Cristina Kirchner ha tomado un poco de aire en el via crucis judicial que enfrenta desde dejó el poder, hace 17 meses. En un contraataque premeditado, volvió a los tribunales para declarar, pero esta vez como testigo en una causa donde denuncia por defraudación al Estado al juez Claudio Bonadio, responsable de llevarla a juicio oral. Kirchner acusa al juez de autorizar durante los primeros meses del macrismo el pago millonario de una deuda en dólares generada por el gobierno kirchnerista y por la cual ella misma está investigada, justamente por Bonadio. Así se dirime la guerra judicial en Argentina, mientras la expresidenta no define si será o no candidata en las elecciones legislativas previstas para octubre.

El entramado judicial que desvela a Kirchner incluye varias causas por presunto enriquecimiento ilícito, pero ninguna está tan avanzada como la llamada “dólar futuro”. El juez Bonadio investiga si hubo dolo en una decisión de los últimos meses de mandato de la expresidenta. En ese momento el dólar no oficial o blue no dejaba de subir, producto de los controles en el mercado de divisas, hasta superar en un 50% la cotización del oficial.

Para detener la escalada, un tema sensible en plena campaña electoral por la presidencia, Kirchner y su equipo económico, liderado por Axel Kicillof, vendieron dólares a 10,6 pesos con el compromiso de pagarlo 6 meses después. Como era evidente que la devaluación del peso estaba cerca, ganase quien ganase las elecciones, empresas y grandes fortunas compraron esos dólares a precio oficial y los vendieron al Estado seis meses después a 15 pesos, que era el valor que alcanzó la moneda tras la normalización del mercado cambiario decretada por Mauricio Macri, recién asumido en el cargo.

El negocio fue redondo, tanto que incluso altos funcionarios de Macri compraron esos dólares baratos cuando aún eran directivos de grandes empresas, obteniendo una ganancia del 40%. La justicia calcula que el perjuicio para el Estado de la maniobra fue de unos 3.500 millones de dólares. Pero la defensa de Kirchner insiste en que no se puede judicializar una decisión política y, en todo caso, fue Macri quien devaluó el peso, a sabiendas de la deuda que enfrentaba.

El juez Bonadio ya cerró la investigación y sólo debe poner la fecha del juicio oral en el que se decidirá si Kirchner es culpable de defraudación. Mientras tanto, el magistrado deberá enfrentar a la expresidenta en una causa paralela, un verdadero contraataque judicial de final incierto. Un grupo de diputados kirchneristas lo denunció por haber autorizado al Banco Central a pagar la deuda del dólar futuro, ante una consulta del presidente de la entidad, Federico Sturzenegger.

Kirchner declaró en la causa contra Bonadio temprano por la mañana en los tribunales federales de Comodoro Py, el mismo edificio adonde ha llegado arropada por sus seguidores en cada una de sus anteriores presentaciones. En esta ocasión no hubo militantes, pero sí mucha seguridad. La expresidenta aprovechó su declaración para hacer política, como repite cada vez que abandona su retiro en la Patagonia, donde vive durante todo el año.

En la noche del martes se reunió con alcaldes que le son fieles, para elaborar la estrategia electoral de las legislativas. La gran duda es si será o no candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires. Kirchner es aún una especie de líder opositora en las sombras, pero su candidatura la puso frente a una encrucijada: si se presenta y gana ratifica su papel como figura de peso contra el macrismo y referente del peronismo, pero si pierde se enfrenta a un ocaso político que podría ser irreversible.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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