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Juncker rebaja el tono con el ‘Brexit’ tras las críticas de Tusk a la Comisión

El negociador jefe europeo, Michel Barnier, pide "respeto mutuo" a Londres y acusa a los británicos de la incertidumbre que provoca el divorcio sobre los expatriados

El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, este viernes en Italia.Vídeo: MAURIZIO DEGL' INNOCENTI EFE
Claudi Pérez

Las filtraciones de la cena de la pasada semana entre Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, y la primera ministra británica Theresa May siguen teniendo consecuencias políticas. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fue este jueves muy crítico con la Comisión y reclamó "discreción, moderación y respeto mutuo" para evitar que las negociaciones sobre el Brexit se envenenen aún más. El negociador británico, David Davis, ha exigido este viernes a la UE que deje de "intimidar" a Londres, después de que May acusara a las instituciones europeas de intentar influir en las elecciones británicas del próximo 8 de junio. Juncker ha recogido el guante a su manera. En una conferencia sobre el Estado de la Unión organizada por el Instituto Universitario Europeo, en Florencia, ha rebajado el tono y ha explicado que la UE negociará "con absoluta delicadeza" el divorcio con Reino Unido. El negociador jefe de la UE, el excomisario francés Michel Barnier, ha añadido que Londres y Bruselas deben encontrar soluciones conjuntamente "sobre la base del respeto mutuo".

Pero la tensión sigue ahí. En las anécdotas y en las categorías. "Voy a hablar en francés porque el inglés está perdiendo importancia a un ritmo lento pero constante", ha arrancado un irónico Juncker ante el auditorio. "El Brexit es una tragedia", ha explicado, "pero hay que recordar que no es la UE quien deja Reino Unido, sino Reino Unido quien deja la Unión Europea". Traducción libre: el Brexit tendrá costes y no hay que subestimarlos, como han hecho los británicos desde la campaña del referéndum. "Inevitablemente, el divorcio tendrá consecuencias negativas", ha subrayado Barnier, que ha puesto un ejemplo para demostrarlo. Un estudiante británico de doctorado que vaya a graduarse en 2020 solicita cuatro meses de estudios en Turín. 2020 es después del Brexit: tendrá que sacarse el permiso de residencia y de estudios en otro país, y tendrá que suscribir un seguro privado al no poder contar ya con la tarjeta europea, apunta el negociador jefe europeo.

La negociación del divorcio no va a ser fácil, y ya ha provocado los primeros rifirrafes Londres-Bruselas e incluso entre las instituciones de la UE. El Consejo Europeo, que preside Tusk, cree que filtraciones como la de la cena no benefician a nadie. Los Estados miembros, sin embargo, han pedido dureza a la Comisión, después del reguero de declaraciones extemporáneas de Theresa May, que amenazó con convertir su país en un paraíso fiscal, después con no cooperar en materia antiterrorista y ha acabado por acusar a Bruselas de inmiscuirse en las elecciones británicas, en un movimiento que ha sorprendido negativamente incluso a la prensa de su país. "Algunos han culpado a Europa de la incertidumbre de los 10 últimos meses. Es un error: la única culpa de esa incertidumbre es del Brexit", según Barnier, que ha cargado contra los populistas que critican la libertad de circulación de personas en la UE.

La Comisión tampoco ayuda: un portavoz aseguró el jueves que Bruselas dedicará apenas 30 minutos semanales al Brexit, en una línea argumental que puede hacer muy difícil un acuerdo. Las fuentes consultadas, sin embargo, quitan hierro a la situación: "La negociación ni siquiera ha empezado, no lo hará hasta bien entrado junio".

Juncker ha lanzado también un par de mensajes a los socios europeos a apenas tres días de la segunda ronda de las elecciones presidenciales francesas. Bruselas cruza los dedos para evitar una victoria de Marine Le Pen, claramente rezagada en las encuestas. Pero el presidente de la Comisión apunta que de cara el futuro la UE debe cambiar varias cosas. "No hay suficiente solidaridad", ha dicho en referencia a los migrantes, después de que los Veintiocho aprobaran un reparto de refugiados por cuotas y después hayan hecho caso omiso de ese acuerdo. "Es un grave problema que la UE no respetar sus propias reglas. No podemos aceptar que algunos países no acepten refugiados por su color de piel o por su religión", ha apuntado en relación a varios países del Este. Además, Juncker ha asegurado que tras el Brexit los Veintisiete, ya sin Reino Unido, deben hacer más en varias agendas. Básicamente en defensa, con planes para reforzar las políticas de seguridad y antiterroristas comunes. Y en la Europa social, con medidas para reducir las desigualdades y resarcir a los perdedores de la globalización.

Ahí, y en casi todo su discurso, también hay recados para los británicos: "Aquellos que quieren volver al repliegue nacional están completamente equivocados. No deberíamos repetir los errores del pasado", ha dicho en una de las salas del despampanante Palazzo Vecchio, a dos pasos del Duomo.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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