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Brigitte Macron, el ‘ticket’ electoral del presidente

El líder de En Marche! ha asegurado que su mujer desempeñará un papel en el Elíseo

Brigitte Trogneux deposita su voto, este domingo.Vídeo: POOL (REUTERS) / EPV
Marc Bassets

No ha llegado a decir, como Bill Clinton en la campaña electoral de 1992, que si él ganaba los votantes obtendría dos —él y su esposa Hillary— por el precio de uno. Pero Emmanuel Macron, elegido este domingo presidente de Francia, era el único candidato que aparecía con su pareja en los mítines, el único que reconocía el papel de ésta en la carrera que le llevó al Elíseo. El matrimonio de Emmanuel y Brigitte ha actuado en algunos momentos como ticket electoral, y el nuevo presidente ya ha dicho que desempeñará un papel en el Elíseo.

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Macron, por su edad e inexperiencia es una figura atípica. También en su vida privada. Él tiene 39 años; Brigitte, 64. Se llevan casi la misma edad que Donald y Melania Trump. Pero, lo que en una pareja entre un hombre mayor y una mujer joven llama menos la atención, cuando los papeles se invierten es distinto.

“Esta singularidad no se destacaría si la diferencia de edad fuese al revés”, dijo en febrero Macron a la periodista Anne Fulda. “Es muy revelador de la misoginia persistente y explica en parte los rumores [sobre su homosexualidad]. La gente no puede aceptar algo sincero, único”.

Brigitte Trogneux llevaba una vida burguesa en la provinciana Amiens. Estaba casada, con tres hijos. Ella era profesora de francés en La Providence, la escuela local de los jesuitas, donde también dirigía el taller de teatro. Fue allí donde conoció al niño prodigio de La Pro, como llaman a la escuela, un tal Emmanuel Macron.

Él tenía 16 años; ella, 39. Como en un folletín de quiosco, o como en una gran novela romántica del XIX, se conocieron, se enamoraron, se separaron temporalmente para volverse a reunir en París, él ya adulto, ella separada, y finalmente se casaron en 2007. Los hijos de ella, algunos de la edad de Macron e implicados en su campaña, son hoy los hijos de él. A los siete nietos de ella, les llama “mis nietos”, y ellos le llaman “daddy”.

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En un país donde tradicionalmente se ha respetado la vida privada de los políticos, a Brigitte y a Emmanuel se les critica que se muestren en la prensa del corazón. Macron replica: “He decidido no esconder mi vida privada. ¿Por qué? Porque sí, tengo una mujer, vamos de vacaciones con ella porque la amo, porque mi familia es importante y es el fundamento de mi vida”.

En el relato macroniano, su matrimonio con Brigitte aparece una metáfora de la capacidad para romper las convenciones. Vale para la vida privada y para la política. “Quiero acabar con una hipocresía francesa”, dijo hace unos días en la cadena TF1. En Francia, el papel de la primera dama no está regularizado. “La persona con la que usted vive debe poder tener un papel, y que sea reconocido”. Daddy Macron y la primera dama Brigitte. Dos por el precio de uno.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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