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Las prioridades del presidente Macron

El centrista quiere “moralizar” la vida pública y emprender reformas laborales difíciles

Silvia Ayuso
Manifestantes protestan en París ante los planes de Macron de reforma laboral
Manifestantes protestan en París ante los planes de Macron de reforma laboral JEAN-PAUL PELISSIER (REUTERS)

Emmanuel Macron tiene prisa por ser presidente y tiene más prisa aún por empezar a aplicar su programa. El inminente futuro inquilino del Elíseo ha prometido ponerse manos a la obra en cuanto se haya instalado en el sillón presidencial y ha establecido una lista de prioridades de gobierno que, además de su intención de potenciar Europa y mejorar la educación, especialmente la primaria, giran en torno a dos grandes ejes.

“Moralización” de la vida pública

Tras una campaña plagada de escándalos de presunta corrupción como los que hicieron naufragar al candidato conservador de Los Republicanos, François Fillon, Macron reiteró en su primer discurso como presidente electo, la noche del domingo, que hará de la “moralización de la vida pública” el “pilar” de su quinquenio. Según ha adelantado, prevé presentar un proyecto de ley que entre otros prohíba que ministros o parlamentarios contraten a familiares o personas próximas. Tampoco podrán combinar su función pública con una profesión de asesoramiento. Ambas medidas están inspiradas en el caso Fillon, que está siendo investigado por haber creado presuntamente empleos ficticios para su mujer, Penelope, y que mantuvo una empresa de asesoría que se habría beneficiado de su agenda política. Pero el fracasado candidato conservador no es el único caso. A finales de marzo, a pesar de que ya acababa casi su mandato, tuvo que dimitir el ministro socialista del Interior, Bruno Le Roux, también por haber contratado a sus hijas con altos sueldos. Macron también quiere limitar a tres el número de veces que un cargo público puede ser elegido para el mismo puesto.

Una complicada reforma laboral

No habían pasado ni 24 horas desde la victoria de Macron y ya el lunes salían a la calle en París para advertirle al presidente electo que las conquistas sociales “no se tocan”. Un aviso en toda regla de que Macron puede toparse con muchos obstáculos en otra de sus prioridades declaradas, una reforma a la controvertida ley de trabajo aprobada por el Gobierno de Hollande entre fuertes protestas sociales. Pese a su impopularidad, Macron la considera “insuficiente” y dice que quiere más “flexibilidad” para fomentar el empleo y la productividad. Aunque todavía no hay un texto final, ha adelantado que quiere que las empresas puedan negociar los límites de la jornada laboral y hasta los salarios, dejando de lado los convenios colectivos. En compensación, quiere reducir las cargas de los autónomos y propone la supresión para el 80% de los franceses del impuesto municipal de residencia.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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