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Condenado a dos años de cárcel por blasfemia el político cristiano gobernador de Yakarta

Basuki Tjahaja Purnama ha hecho historia al ser el primer cristiano de origen chino en gobernar la ciudad indonesia

Un tribunal de Yakarta halló hoy culpable de blasfemia contra el islam al gobernador saliente de la capital indonesia, el político de origen chino y cristiano Basuki Tjahaja Purnama, Ahok, a quien impuso una sentencia de dos años de cárcel. Un desenlace en parte inesperado, ya que la fiscalía había pedido libertad condicional para Purnama. La condena sella la precipitada caída de Ahok en los últimos meses y abre más la brecha sectaria en el país con más musulmanes del mundo.

Ahok, con sus abogados, tras conocer la sentencia.
Ahok, con sus abogados, tras conocer la sentencia.Bay Ismoyo (AP)

La corte también ordenó que la sentencia sea aplicada ipso facto, pese a la intención manifestada por Ahok de apelarla, por lo que el político fue trasladado directamente a una prisión al este de Yakarta. El tribunal, formado por cinco jueces, dirimió que Purnama cometió un “acto criminal deliberado de blasfemia”, impidiéndole que concluya su periodo al mando de la capital indonesia, previsto hasta que en octubre cediera el cargo al gobernador electo, el exministro musulmán Anies Baswedan. Un dramático revés para el político cristiano, que heredó el puesto de Joko –Jokowi- Widodo cuando éste ganó las elecciones presidenciales en 2014. Entonces Ahok hizo historia al convertirse en el primer dirigente de Yakarta procedente de una doble minoría (alrededor de un 10% de la población indonesia es cristiana y solo un 1,2 %, aproximadamente, es de origen chino).

Pero su suerte se torció el pasado septiembre. Durante una visita a las islas Seribu (frente a la costa de Yakarta), el gobernador pronunció un discurso en el que se refirió a un versículo del Corán (Al-Maidah 51) para advertir a la audiencia de que no se dejara persuadir por el precepto de que solo un musulmán puede gobernar a musulmanes. Un vídeo editado de su alocución se hizo viral y la fiscalía estatal acabó presentando cargos dos meses después, tras masivas protestas en Yakarta en su contra convocadas por el grupo radical Frente de Defensores del Islam (FPI).

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Pese a los cargos y a las protestas, Ahok fue el candidato más votado de la primera ronda de las elecciones para gobernador de Yakarta el pasado febrero, sin lograr superar el 50% de votos necesarios para validar su puesto en las urnas. El político cristiano perdió la segunda vuelta, celebrada el pasado 19 de abril, en la que se alzó vencedor Baswedan. El exministro de Educación musulmán fue acusado por diversos sectores de utilizar al FPI para instigar a la población a no votar a un kafir, infiel en árabe, en las que algunos analistas consideraron las elecciones más divisorias de la historia de Indonesia.

La sentencia contra Ahok provocó hoy reacciones igualmente divididas. Alrededor de 5.000 partidarios de Basuki recibieron entre lágrimas y pancartas de apoyo el veredicto a las puertas del Ministerio de Agricultura de Yakarta, donde se celebró la audiencia entre fuertes medidas de seguridad. Mientras, varios miles de detractores del gobernador también concentrados en las inmediaciones del recinto celebraron la condena, aunque algunos lamentaron que no llegara al máximo de cinco años de cárcel estipulado para delitos de blasfemia, según informa el diario Straits Times.

“El ambiente es sombrío. Los islamistas están muy contentos, pero hay mucha gente realmente decepcionada. [La sentencia] mancilla por completo el sistema judicial indonesio”, considera Tobias Basuki, investigador del Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales de Yakarta (CSIS).

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“Es pura política. Ahok mantenía un control firme del presupuesto de Yakarta –uno de los más altos de Indonesia- e impedía que otros partidos políticos tuvieran acceso porque mantuvo una mano firme contra la corrupción. Ahora que está en prisión, no podrá seguir haciéndolo”, añade Basuki.

Hasta octubre, será el “segundo” de Ahok, el musulmán Djarot Saiful Hidayat, quien empuñe el cetro de Yakarta, bastión del pluralismo religioso de Indonesia. Una diversidad que Andreas Harsono, investigador de Human Rights Watch (HRW) en dicho país, ve en peligro tras la sentencia contra el cristiano: “Es alarmante no solo para las minorías, también para los musulmanes moderados que abogan por una sociedad pluralista”.

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