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El hombre de Alhucemas que se convirtió en símbolo del descontento

Nasser Zafzafi, en busca y captura, abandera las protestas que reclaman mejoras económicas en el Rif. Detenidos más de 20 activistas en 48 horas

Francisco Peregil
Naser Zafzafi, el líder de las protestas rifeñas, durante un discurso el pasado 18 de mayo en Alhucemas.
Naser Zafzafi, el líder de las protestas rifeñas, durante un discurso el pasado 18 de mayo en Alhucemas. Mohamed Siali (EFE)

Hace ocho meses Nasser Zafzafi era un desempleado soltero de 37 años que volcaba sus opiniones políticas en vídeos en su cuenta de Facebook. Nadie lo conocía más allá de Alhucemas. Pero la muerte de Mouhcine Fikri, un vendedor de pescado triturado en un camión de basura cuando quería impedir que le confiscaran la mercancía, trastocó para siempre la vida de Zafzafi y la de esta ciudad de 60.000 habitantes situada en el corazón del Rif.

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El Gobierno acusó en mayó a Zafzafi y a los suyos de actuar bajo intereses separatistas provenientes del extranjero y Zafzafi convocó en Alhucemas una manifestación el 18 de mayo, con decenas de miles de manifestantes bajo el lema "No sois un Gobierno, sois una mafia". Decenas de jóvenes llevaban camisetas donde se decía: "Todos somos Zafzafi". Desde este viernes por la tarde Zafzafi se encuentra en busca y captura, acusado de interrumpir las oraciones de un imán en la mezquita. Más de 20 activistas fueron detenidos en Alhucemas entre el viernes y el sábado.

En las primeras concentraciones que se organizaron en la plaza central de Alhucemas tras la muerte de Fikri mucha gente subía al estrado y cogía el micrófono. Pero Zafzafi se reveló como el mejor orador. Hablaba sin tapujos de los ministros, del Makjzén (poder del Palacio Real), de las autoridades del Rif. Pedía que se aclarase quiénes fueron los responsables de la muerte de Fikri. Pero reclamaba también mejoras económicas y sociales para la región. El movimiento de protesta se fue estructurando alrededor de su figura. Y tomó el nombre de Movimiento Popular. Nasser Zafzafi se convirtió en un símbolo.

Entre los militantes, no era el que tenía el discurso mejor ordenado, ni el de mayor formación. Él mismo confiesa que no fue ningún as en el colegio y que a duras penas llegó al segundo año de bachillerato. Mientras algunos de sus compañeros se expresan en cuatro lenguas, entre ellas el francés y el español, él lo hace siempre en árabe dialectal marroquí y amazigh. Sin embargo, Zafzafi fue con muchísima diferencia, el de mayor carisma.

Entre los activistas del Movimiento de protestas, Zafzafi no es ni el de mejor formación ni el que cuenta con un discurso más estructurado. Pero es el que tiene más carisma
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Durante meses, la mayor parte de medios marroquíes evitaron hablar de él y de las protestas. Sin embargo, la figura de Zafzafi fue creciendo a través de las redes sociales. Y se fue sabiendo algo más de su vida. Como tanta gente en Alhucemas, había hecho de todo un poco: fue camarero, trabajó de portero en la puerta de un bar durante cinco años y antes de quedarse en paro abrió una tienda de móviles, de la que aún le queda su Iphone 7. “Cerró la tienda porque decía que tenía que pagar muchos impuestos", indica uno de sus amigos.

Se declara musulmán y su referencia política es Abdelkrim el Jatabi, el héroe local que infligió a los españoles en 1921 la derrota del desastre de Annual e instauró hasta 1926 la república del Rif. Sin embargo, Zafzafi no se considera separatista. Nunca militó en ningún partido y los criticó a todos. Decía que eran títeres del Palacio Real.

Este diario preguntó a Zafzafi el pasado febrero cuáles eran las peticiones del Movimiento. Y contestó: “Nuestras reivindicaciones son claras: sociales, económicas y culturales. [En el Rif] hay una política de marginación, discriminación y vulneración sistemática de los derechos humanos. Nuestro movimiento surgió para decir basta ya. Queremos que nuestros hijos tengan asistencia sanitaria, que nuestras niñas reciban una educación en aulas de 25 compañeros y no 50, como ahora. Queremos que la mujer rifeña crezca y viva en igualdad de género. Queremos la abolición del decreto de 1958 por el cual se considera Alhucemas una zona militarizada. La gente quiere universidades y un hospital especializado para hacer frente al cáncer, ya que en el Rif tenemos el índice más elevado del país en casos de cáncer”.

Nasser Zafzafi y su Movimiento consiguieron que la semana pasada se desplazara a Alhucemas una delegación ministerial para transmitir a la sociedad civil un mensaje expreso del rey en el que el Gobierno se comprometía a acelerar las inversiones previstas —y atrasadas desde hace varios años— en Alhucemas. Zafzafi no acudió a la cita porque dijo que no estaba invitado y aseguró además que no creía en esas promesas.

El pasado viernes Zafzafi acudió a la mezquita de su barrio e interrumpió al imán cuando el predicador acusaba al Movimiento de crear un cisma en Marruecos. A raíz de ese incidente el fiscal provincial de Alhucemas ordenó su arresto. Cientos de personas acudieron a su casa para impedirlo y finalmente Zafzafi pudo escapar. A partir de esa tarde algunos de sus más íntimos colaboradores ignoran su paradero.

El mismo viernes en que Zafzafi tomó la palabra en la mezquita varios semanarios marroquíes le dedicaban la foto de portada. En la publicación Telquel, Zafzafi declaró: “Yo he realizado un testamento en forma de vídeo y se lo he confiado a mi padre. Si me sucediera cualquier cosa él lo va a difundir a gran escala. En este vídeo yo designo, por orden, los nombres de mis sucesores”. El periodista concluyó el artículo afirmando: “De hombre providencial, que plantea reivindicaciones justas, a megalómano no hay más que un paso”.

En el último mensaje que difundió en vídeo tras escapar de la policía Nasser Zafzafi llamó a los suyos a mantener siempre las reivindicaciones de forma pacífica.

La policía detiene a más de 20 activistas en Alhucemas

F.P

El líder de las protestas de Alhucemas, Nasser Zafzafi, no es el único que se encuentra bajo orden de arresto. El fiscal de la provincia anunció este sábado en un comunicado la detención de 20 personas entre el viernes y el sábado por la mañana, por “supuestos crímenes contra la seguridad interior del Estado y por otros crímenes de derecho común”. Dos asociaciones locales de derechos humanos elevaban la cifra a 28 detenidos. Durante la noche del sábado, una concentración en Alhucemas en apoyo de los arrestados fue disuelta por la policía.

La Fiscalía indicó que había encargado una investigación a la policía judicial. “Los primeros indicios de la investigación muestran que los detenidos habrían recibido transferencias de dinero desde el extranjero para apoyar su logística y actividades de propaganda”.

El Gobierno venía deslizando desde hace meses el mensaje de que el Movimiento de las protestas estaba siendo financiado desde el extranjero. Ante esa acusación, Nasser Zafzafi respondió este viernes en el semanario Telquel: "Si seguimos el razonamiento del Makjzén (el poder del Palacio Real) que nos acusa de recibir fondos del extranjero, todos los rifeños deberían estar entre rejas. El Rif sobrevive gracias a las transferencias de dinero de los emigrantes".

Respecto a las detenciones, un miembro del Movimiento Popular, el grupo que organiza las protestas, señaló: “A algunos de los compañeros los fueron a buscar a su casa a las cuatro de la madrugada y a otros a sus puestos de trabajo a las 6:00 de la mañana. Pero el Movimiento no está descabezado, porque el Movimiento somos todos en Alhucemas”.

Entre los detenidos se encuentra el maestro de 46 años Mohamed el Majaoui, quien se expresa perfectamente en español, es uno de los principales ideólogos del “movimiento” y declaró en febrero a este diario: “El movimiento no tiene una ideología definida. Aquí hay gente muy distinta. Pero lo principal es que estamos hartos de que nos tomen el pelo. No estamos aquí para saber quién apretó el botón que mató a Fikri en el camión de la basura. Fue todo un proceso el que condujo a la muerte de Fikri. Y los responsables de ese proceso son algunos ministros que aún no han dimitido”.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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