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Una de cada 10 familias argentinas necesita ayuda para comer

La pobreza multidimensional creció hasta el 29,8% en 2016, tres puntos más que un año antes, según la Universidad Católica

Olla popular durante una protesta en la provincia de Tucumán.
Olla popular durante una protesta en la provincia de Tucumán.Télam

Argentina produce alimentos para 400 millones de personas y aspira a llegar a los 600 millones en los próximos cinco años, 14 veces su población. Pero sucesivos gobiernos no logran erradicar el hambre dentro de sus fronteras. Un 15,2% de los argentinos padeció inseguridad alimentaria en 2016, es decir, sus ingresos fueron percibidos como insuficientes para garantizar la compra diaria de comida. En 2015 el dato era ligeramente inferior, del 14,7%. Las cifras corresponde al último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina, anticipado por La Nación. El documento mide la pobreza multidimensional en el país austral, es decir, las carencias básicas de la población en áreas como salud, educación y vivienda, entre otras, en vez de establecer una relación directa entre pobreza e ingresos, que fluctúa mucho en un país con una inflación tan elevada como Argentina, que en 2016 fue del 40%.

Según la metodología del ODSA, la situación empeoró el año pasado respecto a 2015, al pasar de un 26,8% de pobreza a un 29,8%, que equivale a 12 millones de pobres. Pero el asunto es más de fondo y en los últimos cinco años no pudo reducirse por debajo del 23,9% de 2011, cuando empezó a crecer de nuevo. El kirchnerismo negaba ese aumento y dejó de publicar las cifras de pobreza en 2013. En ese momento, el organismo oficial de estadísticas (Indec) señalaba que era del 4,7%, cinco veces menos de lo registrado por el organismo de la UCA. El apagón estadístico terminó el año pasado, cuando el Gobierno de Mauricio Macri volvió a publicar cifras de pobreza basadas en ingresos. Las últimas difundidas, del segundo semestre de 2016, señalan que tres de cada 10 personas es pobre en Argentina.

Cuatro de cada 10 argentinos tiene déficit de recursos educativos

El informe Hacia una erradicación de la pobreza, dimensiones de la pobreza y la importancia de su medición multifactorial. Argentina urbana 2010-2016 contempla seis indicadores: recursos educativos, servicios básicos, seguridad social, vivienda digna, cobertura de salud y seguridad alimentaria. A diferencia de la pobreza por ingresos, esta medición permite detectar la pobreza estructural. "Al estar afectados en tres o más dimensiones, hay ocho millones de habitantes de la Argentina que es difícil que salgan de esta situación de pobreza. Tienen problemas de calidad de vida, que no se resuelven solo con programas sociales", dice el titular del ODSA, Agustín Salvia.

La inseguridad alimentaria es uno de los indicadores y aunque es el de menor incidencia, un 15,2% del total, es el más grave por estar vinculado a la pobreza extrema. En la encuesta que elabora el observatorio se pregunta si algún miembro del hogar ha reducido las porciones de comida y ha pasado hambre por razones económicas en los últimos 12 meses. Queda registrado cuando responden que sí en más de una ocasión, lo que pasó en uno de cada 10 hogares entrevistados. El investigador matiza que la falta de recursos propios no significa que las familias no puedan cubrir las necesidades alimentarias de otro modo, por ejemplo a través de comedores populares. Aún así, se muestra preocupado por la persistencia de la inseguridad alimentaria en el país, que no ha descendido del 13% en los últimos cinco años. "Que una familia no tenga ingresos para garantizar su alimentación destaca que hay un problema de ingresos, que no está en los programas sociales sino en la imposibilidad de acceder a trabajos que garanticen un salario mínimo. Casi la mitad de los trabajadores argentinos ganan menos que un salario básico", advierte Salvia.

El desafío, mejorar el empleo

Una familia con cuatro miembros en Argentina necesita al menos 14.500 pesos al mes (900 dólares) para no caer en la pobreza y 5.900 (360 dólares) para no ser indigente, según el Indec. El salario mínimo (casi 500 dólares) está más cerca de la segunda que de la primera y no suelen llegar a él muchos de los que trabajan en negro, que son entre el 25% y el 30% del total. "El mayor desafío es mejorar la inclusión a través de trabajo de mayor calidad e ingreso", opina Salvia. El observatorio percibió una mejora a fines del año pasado que se frenó en el primer trimestre de 2017. "Creo que hay un acierto en la política de bajar la inflación, pero se está haciendo a un costo social alto, que hay que ver cuánta efectividad tiene", señala el investigador.

La carencia más extendida es la educativa, que afecta a uno de cada cuatro argentinos, según el informe, al contrario de lo que podría esperarse en un país que fue un referente continental en este campo. El problema no está en la educación primaria sino en la secundaria: uno de cada dos adolescentes no finaliza sus estudios. "Para muchos jóvenes la educación formal no ofrece saberes, habilidades y recursos que sientan que son relevantes, y más para los más vulnerables, que comienzan su vida adulta más tempranamente y no hay quien financie su estudio y tienen que ponerse a trabajar. Además, vienen con una larga historia de fracasos escolares y la escuela termina expulsándolos", resume Salvia.

Por el contrario, el indicador que más mejoró en los últimos años fue el de servicios básicos, que pasó del 34,6% en 2010 al 27,1% en 2016. El kirchnerismo apostó por extender servicios públicos como la red cloacal y de agua potable en el área metropolitana de Buenos Aires y esa política se mantiene con el Gobierno de Macri, por lo que se espera que se mantenga la curva descendente a partir de este año. En los demás campos, en los que influyen más los ingresos familiares, dependerá de la evolución de la situación económica. Macri puso la pobreza cero como una de sus prioridades de Gobierno, pero Argentina está muy lejos de resolver este grave problema.

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