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El abuelo Vladímir Putin se digitaliza

El Kremlin busca fórmulas para captar a los que se oponen activamente al rumbo oficial

Pilar Bonet
Asistentes del Foro Económico Internacional de San Petersburgo el 2 de junio frente a una pantalla donde aparece el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
Asistentes del Foro Económico Internacional de San Petersburgo el 2 de junio frente a una pantalla donde aparece el presidente de Rusia, Vladímir Putin. SERGEI KARPUKHIN (REUTERS)

Vladímir Putin no ha anunciado todavía si acudirá a las urnas en marzo de 2018 para revalidar su presidencia por seis años más. No obstante, los tecnólogos políticos al servicio del Kremlin identifican ya temas y esbozan programas para el líder. A votar por primera vez en los comicios presidenciales se convoca a chicos y chicas que nacieron cuando Putin era primer ministro (de agosto de 1999 a mayo de 2000) y se disponía a relevar a Borís Yeltsin. Ahora Putin ya es abuelo, como él mismo ha revelado al director de cine norteamericano Oliver Stone. Tras 18 años en el poder, para Putin es importante que esos jóvenes que podrían ser sus nietos no lo perciban como se percibía a los miembros de la gerontocracia dirigente del Partido Comunista de la URSS, antes de que Mijaíl Gorbachov asumiera el liderazgo en 1985, cuando tenía 54 años, 11 menos de los que Putin tendrá en marzo de 2018.

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La juventud es el sector más temido por los diseñadores de planes electorales para el actual presidente, en vista de la gran cantidad de adolescentes que en marzo se manifestaron contra la corrupción en ciudades de toda Rusia en respuesta a la convocatoria del político Alexéi Navalni. El Kremlin busca fórmulas para captar a los que se oponen activamente al rumbo oficial y a quienes lo ignoran, renunciando al televisor y refugiándose en las redes sociales.

La tarea de los tecnólogos es identificar a Putin con la Rusia del futuro e ir más allá de la imagen de caudillo de la reconquista imperial, exitosa —a juzgar por la anexión de Crimea—, pero insuficiente para garantizar el voto juvenil. El programa del abuelo Putin deberá asociarse con liderazgos cualitativamente nuevos y, a juzgar por los indicios, se apoyará en dos pilares por lo menos, a saber la “digitalización” de la economía y una estrategia más general, que probablemente fusionará elementos de las varias estrategias encargadas por el Kremlin, entre ellas las del ex ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, y el defensor de los pequeños empresarios, Borís Titov.

A principios de junio, el Foro Internacional Económico de San Petersburgo fue un laboratorio de temas electorales. En aquel marco, Putin se entrevistó con Vitálik Buterin, un programador de 23 años, nacido en Rusia en una familia que emigró a Canadá. Buterin es el fundador la plataforma digital Ethereum, un sistema descentralizado de servicios de Internet, basado en la tecnología blockchain —la tecnología que está a la base del bitcoin, formada por cadenas de bloques que funcionan como base de datos y copia de seguridad—. Según información del Kremlin, Buterin informó de los posibles usos de Ethereum en Rusia a Putin, que apoyó la idea de establecer contactos de trabajo con posibles socios rusos.

Putin está “totalmente apasionado” por la digitalización de la economía y las nuevas tecnologías, según el viceprimer ministro, Igor Shuválov. Dijo que el presidente reunió a un pequeño grupo de funcionarios de la administración y el gobierno para debatir estos temas y solo los “dejó marchar” después de la “una de la madrugada”.

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Putin está “totalmente apasionado” por la digitalización de la economía y las nuevas tecnologías, según el viceprimer ministro

En San Petersburgo Putin esbozó las líneas básicas del programa de digitalización que el Gobierno ha elaborado por encargo suyo. Entre las metas está la “alfabetización digital general” con “programas de enseñanza para gente de las más diversas edades” y una base “normativa nueva y ágil para introducir las tecnologías digitales en todos los campos”, teniendo en cuenta “la seguridad informática del Estado, los negocios y los ciudadanos”. Putin anunció actuaciones “para incrementar nuestra superioridad intelectual, tecnológica y de cuadros en el campo de la economía digital”.

En su opinión, las “estupendas escuelas en el campo de las matemáticas y la física teórica” permiten a Rusia “lograr el liderazgo en diferentes direcciones de la denominada nueva economía, sobre todo digital”. La economía digital no es una rama más, sino “la base que permite crear un nuevo modelo cualitativo de negocios, comercio, logística, producción, que cambia el formato de la educación, la sanidad, la dirección del Estado, la comunicación entre la gente, y en consecuencia crea un nuevo paradigma de desarrollo del Estado, la economía y toda la sociedad”, argumentó Putin.

La “digitalización” de Putin evoca la “modernización” proclamada por el actual primer ministro, Dmitri Medvédev, durante su presidencia interina (2008-2012). Medvédev, que visitó a Steve Jobs en California, estrenó iPad y se aficionó a los tuits, fundó ambiciosos centros de innovación tecnológica como Skólkovo, en las afueras de Moscú, e Innópolis, cerca de Kazán, para atraer a especialistas en nuevas tecnologías. Para los legos, la palabra mágica blockchain parece encajar bien con meta de “superar” a Occidente, pero “sin tener que realizar la maniobra de adelantamiento”. Vladislav Martínov, presidente ejecutivo de Yota, una importante empresa digital, dijo que Rusia puede convertirse en el principal hub del blockchain en el mundo. Los tres campos experimentales de la digitalización de Rusia, mencionados por Shuválov, son la identificación personal, el seguimiento del transporte de mercancías y el registro de títulos de propiedad. Rusia estudia la experiencia de Georgia, el Estado caucásico que ha puesto los registros oficiales en la plataforma blockchain.

Medvédev visitó a Steve Jobs, estrenó iPad, se aficionó a los tuits y fundó ambiciosos centros de innovación tecnológica 

La administración rusa tiene dificultades para escuchar a la gente con talento, según reconoce Shuválov, que dijo haberse reunido con unos chicos antes residentes en Skólkovo que intentaron en vano ofrecer sus servicios al Banco Central y al ministerio de Finanzas sin que nadie les hiciera caso, por lo que se mudaron a Singapur y “ahora tienen a los Gobiernos de India y de Suecia entre sus principales clientes”.

Está por ver cómo se articula la "digitalización" con la obsesión por el control político en Rusia, que ha llevado a restricciones cada vez más severas en el Internet, y donde se planean nuevas iniciativas legales para prohibir las aplicaciones que protegen la identidad (y permiten el acceso a las web prohibidas por Moscú) y también la obligatoriedad del registro en los sistemas de messenger.

Los planes de reforma en Rusia hoy se mueven en un escenario determinado por las fuerzas intocables del sistema, que son los órganos de seguridad, con sus propias percepciones del Estado, sus intereses gremiales y sus privilegios para dictar cambios de las reglas a su conveniencia. En San Petersburgo, Putin mostró comprensión por los hackers y los comparó con “artistas” creativos y patrióticos. “No hay hackers patrióticos”, dijo Michael Yákushev, vicepresidente para el Este de Europa y Asia Central de la corporación para la asignación de nombres y números de Internet. ¿Acaso se ha olvidado que, en 2011, Rusia propuso a la ONU un código internacional de conducta para la seguridad informática, mediante el cual los países se comprometerían a no usar las tecnologías de información y comunicaciones para actividades hostiles y a cooperar contra las actividades terroristas y delictivas que usan las redes con el fin de “socavar la estabilidad económica y política de otros países”?

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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