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De guerrilleros a escoltas

Más de 300 excombatientes de las FARC reciben de la ONU el certificado de entrega de armas y comienzan un curso de seguridad

Francesco Manetto
Acto de entrega de los certificados de dejación de armas a exguerrilleros de las FARC.
Acto de entrega de los certificados de dejación de armas a exguerrilleros de las FARC.ONU

Más de 300 guerrilleros de las FARC recibieron este lunes de Naciones Unidas el certificado de dejación de armas y escenificaron su reincorporación a la vida civil en una escuela de formación en seguridad privada el municipio de Facatativá, a las afueras de Bogotá, donde recibirán un curso que tiene el objetivo de prepararles para trabajar como escoltas. El camino que lleva a estos excombatientes de la insurgencia a formar parte de los engranajes del Estado es una de las consecuencias del proceso de paz, que ha entrado en su fase final y que, según las últimas modificaciones de los acuerdos, prevé que la entrega de armamento culmine en los próximos días.

“Lo que buscamos es una nueva Colombia. Mis anhelos son que esto se haga realidad”, asegura Maryori Calderón, de 31 años, procedente de La Montañita, en el departamento del Caquetá. Dice que lleva en la guerrilla “el tiempo suficiente” para tener clara su causa, que en estos momentos consiste en la aplicación de lo acordado en La Habana con el Gobierno de Juan Manuel Santos. Los guerrilleros, que proceden en su mayoría de territorios cercanos a la selva y del interior de la Costa Caribe, sufren el frío desde que se trasladaron hace cinco días a las instalaciones de la escuela, a unos 2.600 metros. Ese es el mayor inconveniente que destaca, por ejemplo, Angelmiro López, de la región del Catacumbo, en la guerrilla desde los 14 años. “Aquí lo importante es que se le está dando cumplimiento a los acuerdos en lo que tiene que ver con la seguridad a los miembros de nuestro movimiento y a los líderes sindicales. Estamos muy contentos, tenemos una sola dificultad, que es el cambio de clima”, afirma.

Estos dos excombatientes pertenecen a un grupo de alrededor de 300 personas, sin ningún juicio pendiente, preseleccionadas para formarse en seguridad. Los que logren aprobar el curso ingresarán en un cuerpo mixto, junto con policías y agentes de la Unidad Nacional de Protección (UNP), encargado del futuro servicio de defensa de las FARC, que están a punto de constituirse como partido político. Tendrán que enfrentarse a “evaluaciones psicológicas, evaluaciones técnicas, evaluaciones de confiabilidad y evaluaciones físicas”, explica Diego Fernando Mora, director de la UNP. “Es como un curso universitario rápido, en el cual se da instrucción y se evalúa. Aquellos que superen este proceso serán los que tengan la opción de entrar en los esquemas de protección. Pueden ser todos como pueden ser parte de ellos”.

“Son muchachos que han estado ligados a la actividad nuestra, son de confianza”, mantiene el dirigente guerrillero Fabio Borges, que resalta también sus habilidades y su temple. “Se necesitan reflejos, capacidad de relacionarse con la población”.

Todos ellos recibieron su certificado de entrega de armas de la mano del general Javier Pérez Aquino, jefe de los observadores de Naciones Unidas en Colombia, acompañado del Alto Comisionado para la Paz del Gobierno colombiano, Sergio Jaramillo, y de Iván Márquez, jefe de la delegación de paz de las FARC. Jaramillo destacó la importancia del tránsito de estos miembros de la guerrilla, que pasan a formar parte ahora de la llamada “institucionalidad del Estado”. Márquez manifestó su preocupación por los que calificó de intentos de “mucha gente” de “meterle mano a lo acordado”.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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