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La nueva coalición de May provoca turbulencias en Irlanda del Norte

Downing Street confirma que el diálogo con Bruselas sobre el 'Brexit' empezará el lunes mientras que el Sinn Féin le acusa de violar los Acuerdos del Viernes Santo

El precario y nuevo Gobierno británico de Theresa May iniciará su andadura en Reino Unido el próximo miércoles, la fecha finalmente confirmada en la que la reina Isabel II leerá su programa legislativo. Downing Street también ha confirmado que el diálogo con Bruselas sobre el Brexit empezará el lunes. Pero la coalición de los conservadores de May con los unionistas norirlandeses del DUP provoca turbulencias políticas en Irlanda del Norte. El Sinn Féin acusó el jueves a May de “estar rompiendo el Acuerdo de Viernes Santo”.

El presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, tras un encuentro con la primera ministra británica, Theresa May, en Londres.
El presidente del Sinn Féin, Gerry Adams, tras un encuentro con la primera ministra británica, Theresa May, en Londres.WILL OLIVER (EFE)

En una inusual comparecencia ante el número 10 de Downing Street, los dirigentes del Sinn Féin (antiguo brazo político del IRA) reclamaron el jueves a la primera ministra, Theresa May, que su pacto de Gobierno con los unionistas radicales del DUP no ponga en cuestión los acuerdos del Viernes Santo que sellaron la paz en Irlanda del Norte después de más de tres décadas de violencia sectaria. “Le hemos dicho muy directamente que está rompiendo el acuerdo de Viernes Santo”, dijo el líder del Sinn Féin, Gerry Adams.

La primera ministra, cuya minoría parlamentaría en Westminster precisa de los votos de los protestantes radicales para salir adelante, trató de garantizar la ecuanimidad de su Gobierno frente a un escenario norirlandés que exige la participación mixta en el Gobierno de los antiguos enemigos unionistas y republicanos para salir adelante.

La aprensión expresada ante Theresa May por el abanico de partidos norirlandeses convocados el jueves en Londres (desde el Sinn Féin hasta los protestantes moderados del SDLP, pasando por el multiconfesional Partido de la Alianza) responde al carácter ultranacionalista del DUP, cuyos diez diputados aparecen como esenciales para apuntalar a la primera ministra en el Parlamento.

El propio ex primer ministro conservador británico John Major, bajo cuya égida se fraguaron los acuerdos del Viernes Santo que zanjaron un conflicto de décadas en el que murieron 3.500 personas, ha advertido sobre cualquier subversión de aquel pacto de Gobierno compartido que buscaba zanjar las heridas entre las dos comunidades enfrentadas de católicos y protestantes.

El DUP y el Sinn Féin, antaño enemigos declarados, se han entendido bien a lo largo de los últimos años de Gobierno compartido y bajo el respectivo liderazgo del reverendo protestante Ian Paisley y del católico (y exmiembro del IRA) Martin McGuinness, ambos fallecidos hoy.

Pero las recientes elecciones en esa autonomía no lograron traducirse en un Gobierno de consenso, que sigue pendiente de que se produzca algún tipo de acuerdo. El próximo 29 de junio es técnicamente la fecha en la que el Gobierno de Londres debería asumir los poderes de la provincia en caso de que los interlocutores norirlandeses no arribaran a un acuerdo de Gobierno compartido.

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Pragmatismo

La letra pequeña del acuerdo de May con el DUP indica, sin embargo, que los unionistas han centrado sus reclamaciones en mayores inversiones estatales en la provincia, y al margen de las cuestiones partidistas locales que pretenden resolver internamente y sin la intermediación de Londres.

Incluso en la cuestión del Brexit, cuya causa hizo propia el DUP, el pragmatismo imperará en las posiciones de los unionistas radicales, defensores sin embargo de una frontera “suave” con la República de Irlanda (miembro de la UE que en su día adoptó el euro) porque las cuestiones económicas y de intercambios comerciales reinan por encima de cualquier otra consideración.

El “miedo y ansiedad” con que el Sinn Féin, el principal partido de los católicos de Irlanda del Norte, ha admitido encarar la alianza entre Theresa May y la líder de los 10 diputados del DUP en Westminster, Arlene Foster, acabará diluido, según los analistas, por las reclamaciones tan sólo económicas del sector más extremo de los protestantes norirlandeses, que busca aprovechar un inesperado y ventajoso momento político.

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