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OBITUARIO

Joseph Fan Zhongliang, obispo en Shanghái

Fiel a la Iglesia católica de Roma desde la clandestinidad en China, pasó décadas preso y bajo arresto domiciliario

Joseph Fan Zhongliang, jesuita, obispo en Shanghái de la Iglesia católica en la clandestinidad, falleció el domingo 16 de marzo en esta ciudad a los 97 años, tras haber pasado décadas preso y bajo arresto domiciliario, según han informado diferentes organizaciones religiosas. Fan murió en su apartamento de la capital económica y financiera china en compañía de otros sacerdotes y algunos seglares tras una breve enfermedad, según la Fundación Cardenal Kung, que promueve desde Estados Unidos el catolicismo en el país asiático. La fundación asegura que el Gobierno de Shanghái rechazó la petición para celebrar su funeral en la catedral de la ciudad, y que solo permitió una pequeña ceremonia en un tanatorio.

Joseph Fan fue ordenado sacerdote en 1951, dos años después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) se hiciera con el poder tras derrotar en la guerra civil a los nacionalistas de Chiang Kai-shek, que se refugiaron en Taiwán. Fue detenido en 1955, después de que Mao Zedong ordenara a los católicos chinos que cortaran toda relación con el Vaticano. Fue condenado a 20 años de cárcel por contrarrevolucionario y obligado a trabajar en la morgue de un campo de trabajos forzados en la provincia occidental de Qinghai.

Tras cumplir la sentencia, fue asignado como profesor en una escuela de hijos de funcionarios del partido. En 1985, tras el inicio del proceso de apertura y reforma puesto en marcha por Deng Xiaoping, fue autorizado a regresar a Shanghái.

Lo nombró en 2000 Juan Pablo II,

En 2000, fue nombrado obispo de Shanghái por el entonces papa Juan Pablo II, pero no fue reconocido por el PCCh, que controla la Asociación Católica Patriótica China, organización responsable de supervisar las actividades y a los sacerdotes de la Iglesia católica en el país. Tras su designación por el Vaticano, fue puesto bajo arresto domiciliario. El obispo oficial de Shanghái para el PCCh era desde 1988 Aloysius Jin Luxian, quien falleció en abril del año pasado, a los 96 años, después de haberse reconciliado en 2005 con Roma, que le designó obispo auxiliar de Shanghái.

El Gobierno chino —oficialmente ateo— rechaza la insistencia del Vaticano de que solo el Papa tiene derecho a nombrar obispos. La Santa Sede no reconoce formalmente a la Asociación Católica Patriótica China y dice que la Iglesia china debería estar bajo su autoridad. Uno de los puntos de mayor fricción ha sido, históricamente, la selección de los obispos, que, según Pekín, es potestad del Gobierno. China, además, exige a Roma que rompa relaciones diplomáticas con Taiwán si pretende establecer relaciones con Pekín.

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El país asiático tiene entre 8 y 12 millones de católicos —de un total de 67 millones de cristianos—, de los cuales aproximadamente la mitad practica su fe en el marco de la Iglesia patriótica. La otra mitad es fiel al Papa y practica su fe en las llamadas iglesias clandestinas. En la práctica, la división no es tan clara.

En 2005, ante la avanzada edad tanto de Joseph Fan como de Aloysius Jin, el Vaticano les pidió que pensaran en un sucesor. El elegido fue Joseph Xing Wenzhi, quien en 2012 renunció por motivos que no están muy claros. Xing fue sustituido por Thaddeus Ma Daqin con el acuerdo tanto del Papa como de Pekín. Sin embargo, durante su ceremonia de ordenación, ese mismo año, Ma rompió en público las relaciones con la Asociación Católica Patriótica, y el Gobierno chino le retiró su beneplácito. Desde entonces, no ha vuelto a ser visto en público y la sede diocesal está vacante. Se cree que está confinado en un seminario en las afueras de Shanghái.

El Partido Comunista cortó los lazos con la Santa Sede en la década de 1950, poco después de la llegada de los comunistas al poder, y persiguió a los curas y fieles durante décadas, hasta que restauró cierto grado de libertad y liberó a sacerdotes presos a finales de los setenta. Aunque las relaciones han mejorado en los últimos años a medida que ha crecido la población de católicos en el país asiático, profundas diferencias permanecen. Shanghái es considerada una diócesis muy importante, dados su tamaño y sus lazos históricos con la Iglesia católica.

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