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La UE apunta a la situación en Irak como la siguiente crisis humanitaria

Siria, Filipinas, República Centroafricana y Sudán del Sur son las emergencias más graves El mayor obstáculo de la acción humanitaria son las dificultades para acceder a zonas necesitadas

La comisaria de ayuda humanitaria de la UE, Kristalina Georgieva.
La comisaria de ayuda humanitaria de la UE, Kristalina Georgieva.Comisión Europea

La comisaria de ayuda humanitaria de la Unión Europea (UE), Kristalina Georgieva, lo tiene claro: "El mundo es [ahora] más frágil". La UE, a través de la Oficina Humanitaria de la Comunidad Europea (ECHO, por sus siglas en inglés) financia proyectos en aquellos puntos calientes donde la población necesita ayuda urgente. Los que ahora requieren mayor atención son Siria, República Centroafricana, Sudán del Sur y Filipinas. "Es la primera vez que existen tantas [crisis de primer nivel] al mismo tiempo", afirma. Georgieva expone cómo su oficina, con un presupuesto de algo más de 1.000 millones de euros en 2010 (último dato disponible), no solo apoya a la población en situaciones de emergencia cuando el daño está hecho sino que intenta anticiparse a la siguiente misión de emergencia. "Ya tenemos el ojo puesto en Irak", confiesa desde uno de los salones del hotel Miguel Ángel, donde se aloja durante su visita oficial en Madrid.

La situación humanitaria en el mundo es "muy crítica". Los factores de riesgo que colocan a la población en "circunstancias desesperadas" están aumentando rápidamente, explica. Se trata, continúa esta comisaria que nació en Sofía (Bulgaria) en 1953, del cambio climático -que afecta más en los países del sur (pobres)-, el incremento en el número de conflictos armados y un aumento de la población mundial. "Lo más complicado es aceptar que el mundo ha cambiado", sostiene, en referencia a la multitud de factores y la velocidad a se suceden.

La oleada de refugiados que durante los últimos meses abruman a la comunidad internacional -el pasado viernes ACNUR anunció que los refugiados sirios en Líbano superan ya el millón- no ha sido una sorpresa para Georgieva. "Fuimos los primeros en prever esa situación", explica. "Cuando el Gobierno [de Bachar el Asad] empezó a utilizar artillería y aviones ya sabíamos que aquello era serio y aumentamos nuestro presupuesto significativamente". Pero "lo más preocupante" es que el 80% de los desplazados va de un país pobre a otro país pobre.

La oficina de ayuda humanitaria de la UE, con 740 empleados a los que coordina esta comisaria desde febrero de 2010 y que tiene representación en 40 lugares del mundo, ofrece apoyo económico y político a los países que acogen a los desplazados. "De lo contrario el rechazo a los refugiados sería demasiado grande". Lo implementan, explica mientras enseña unos mapas de las zonas más calientes de Irak, a través de ONG y fundaciones en contacto directo con los ciudadanos. "Cada año, la situación de los refugiados alcanza un nuevo récord", advierte.

Las misiones humanitarias de la UE tienen un margen de actuación de menos de 24 horas. "En cuanto hay una crisis nos desplazamos inmediatamente", dice Georgieva. Es relativamente fácil cuando se trata de una catástrofe natural. Al día siguiente del tifón Haiyán, que barrió Filipinas en noviembre de 2013 dejando más de 6.000 muertos, ECHO ya tenía un equipo de acción humanitaria en el país asiático.

Pero hay un factor común a las emergencias de máximo nivel -el tres- que preocupa a esta comisaria. La accesibilidad. "En Irak, Siria y República Centroafricana el mayor problema es el acceso para entregar de ayuda humanitaria a la población en riesgo", dice la comisaria. Explica que en los tres países mencionados "no entran ni medicamentos ni comida". Y añade que en la provincia de Al Anbar, al oeste de Irak, "hay 370.000 iraquíes que han dejado atrás sus hogares". Para la comisaria, este es el ejemplo más claro de que la situación en Siria está contaminando a los países vecinos.

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Georgieva, que este lunes tenía previsto reunirse con los ministros de Defensa, Pedro Morenés, y de Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, opina que el camino para mejorar la calidad de las misiones y el impacto en la ciudadanía es captar "nuevos donantes" (ciudadanos, empresas, otros Gobiernos...) y mejorar las vías (ONG, fundaciones y autoridades) por las que se distribuye la ayuda humanitaria a la población. "Muchos agentes y Gobiernos no se están implicando tanto como nosotros", asegura.

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