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Bagdad aplaude un ataque aéreo sirio contra yihadistas

El Ejército iraquí lanza una ofensiva para tomar Tikrit, ciudad natal de Sadam

El presidente del kurdistán iraquí, Mesud Barzani (centro), durante su visita este jueves a Kirkuk.
El presidente del kurdistán iraquí, Mesud Barzani (centro), durante su visita este jueves a Kirkuk.AFP

Soldados del Gobierno iraquí recuperaron el jueves el campus universitario de Tikrit, una posición estratégica para asaltar la ciudad natal del antiguo dictador Sadam Husein. Situada unos 140 kilómetros al norte de Bagdad, Tikrit lleva dos semanas en manos del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL). La ofensiva sobre su Universidad, llevada a cabo por pelotones aerotransportados del Ejército regular, es una de las más audaces desde que comenzó el espectacular avance de los yihadistas desde la frontera con Siria, a primeros de mes.

El EIIL y sus aliados suníes locales se hicieron con Tikrit al tercer día de su fulminante campaña militar en suelo iraquí, que les dio el control de vastas regiones del oeste del país.

El primer ministro de Irak, Nuri al Maliki, explicó a la televisión británica BBC que el Ejército sirio está bombardeando posiciones del EIIL en la frontera entre los dos países. Al Maliki dijo celebrar estos ataques aéreos, pero negó que hubieran golpeado objetivos en territorio iraquí. Algunas fuentes apuntan, sin embargo, que la aviación de Bachar el Asad ha transgredido la frontera con Irak. La agencia Reuters recogió testimonios de ataques con cazabombarderos en territorio iraquí, un arma de la que carecen tanto Bagdad como los insurgentes.

El Ejército regular de Irak salió en desbandada ante el avance inicial los radicales de EIIL, que pusieron en escena su brutalidad en cientos de ejecuciones sumarias que documentaron profusamente para las redes sociales. Además de estas pruebas de su fiereza, sus propagandistas han ofrecido en Internet mensajes de tranquilidad a la población suní de los territorios que van conquistando. Tras establecer su capital provisional en la ciudad siria de Raqa, quieren fundar un califato islámico entre el Mediterráneo y las regiones de la antigua Mesopotamia. De momento limitan su actividad a Irak y Siria, donde combaten al régimen de El Asad, pero también a otras facciones rebeldes en la guerra civil que devasta el país desde hace más de tres años.

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El EIIL se ha hecho fuerte en una extensa área limítrofe entre los dos países. Al norte de la disputada ciudad iraquí de Tikrit está la refinería de Baiji, la mayor de Irak. Los islamistas aseguran controlar al menos una parte del complejo petrolero, pero Bagdad lo niega. Al noroeste, cerca de las fronteras con Siria y Turquía, los rebeldes suníes sí controlan Mosul, segunda ciudad de Irak.

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Al noreste, el presidente de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, visitó entre tanto la ciudad petrolera de Kirkuk, capital histórica de los kurdos. Es la primera vez desde que esta fue tomada por tropas kurdas peshmergas, tras la desbandada del Ejército iraquí ante la ofensiva insurgente.

En Bagdad, Al Maliki confirmó el jueves que el Parlamento elegido hace dos meses se reunirá el martes para empezar a debatir la formación del futuro Gobierno. Al Maliki es primer ministro desde 2006, tiene 64 años y, como la mayoría de los iraquíes, es musulmán chií. En las ultimas semanas han arreciado las presiones internacionales para que dimita o, al menos, abra el futuro Ejecutivo a una mayor participación de las minorías kurda y suní. Aunque tiene el país ya de hecho desgarrado en tres territorios autónomos, Al Maliki se negó el miércoles a convocar un Gobierno de unidad nacional. Alegó que estas demandas suponen “un golpe de Estado” contra la Constitución.

Sin embargo, sus críticos le piden que aproveche el actual proceso parlamentario de formación de Gobierno para impulsar la colaboración de los tres grupos. Tanto el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, como portavoces suníes, kurdos e incluso chiíes le reclaman esta apertura. A partir de su pleno del martes, el Parlamento tendrá 30 días para nombrar un presidente y 15 más para designar al primer ministro.

El avance relámpago de los yihadistas se debió, además de a la ineptitud de un Ejército mercenario y desmotivado, al apoyo de tribus suníes en las zonas conquistadas. Los aliados de Bagdad calculan que un nuevo Ejecutivo de unidad podría convencer a estas facciones, a menudo mucho menos radicales que los islamistas, para que cambien de bando y se unan a los leales al Gobierno. Washington vinculó una hipotética ayuda militar a la formación de esta Gobierno unitario, pero ya ha enviado 300 militares a Irak. Asesoran al Ejército en la lucha contra el EIIL.

Según informaba el jueves el diario The New York Times, el régimen chií de Irán está colaborando con Bagdad en misiones de reconocimiento, con aviones no tripulados que despegan desde la propia capital iraquí.

Pese a los aparentes avances de las tropas leales a Bagdad y el parón de las hasta hace poco incontenibles fuerzas de EIIL, las tensiones sectarias se agravaron el jueves con un atentado terrorista en un barrio chií de Bagdad. Murieron al menos 19 personas.

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