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El Ejército iraquí y las milicias aliadas arrebatan posiciones a los yihadistas

Tras seis semanas de combates, el EI sigue sin lograr el control de la ciudad siria de Kobane

Ángeles Espinosa
Fuerzas iraquíes patrulla el sábado Jurf al-Sakhar.
Fuerzas iraquíes patrulla el sábado Jurf al-Sakhar.AP

Las fuerzas progubernamentales iraquíes han logrado romper las filas del autodenominado Estado Islámico (EI) durante este fin de semana. Por primera vez desde que la ayuda de los bombardeos estadounidenses les permitiera frenar el avance de ese grupo en agosto, el Ejército de Irak y las milicias aliadas han recuperado varias localidades en el norte del país y al sur de Bagdad. Es sin duda un revés para los yihadistas que, después de seis semanas de combates, tampoco han conseguido hacerse con la ciudad kurda de Kobane, en Siria.

Soldados iraquíes apoyados por milicianos chiíes recobraron hoy domingo el control de cuatro aldeas cercanas a los montes Himreem, a un centenar de kilómetros al sureste de Kirkuk, según Reuters. La víspera, habían logrado echar a los combatientes del EI de Jurf al Sakhar, al sur de Bagdad, informó la televisión estatal. Mientras, en el norte, las fuerzas kurdas (los peshmerga) liberaban Zumar, una localidad próxima a la presa de Mosul que venían asediando desde la conquista de esa instalación a mediados de agosto.

Los avances son aún insuficientes para revertir el curso de la batalla, lo que no se producirá hasta que se aborden ciudades mayores como Tikrit, Faluya o, finalmente, Mosul. Sin embargo, el cambio de tornas resulta al menos simbólico. Las aldeas de Himreem, una zona de gran actividad yihadista, constituyen un punto estratégico para controlar las líneas de abastecimiento al EI. A partir de ahí, los soldados intentarán aislar a los extremistas suníes en Jalawla y Saadiya, cortando su comunicación con las posiciones que controlan al norte de Baquba, ya en manos del Ejército y las milicias chiíes.

No obstante, fuentes militares explicaron a Reuters que era muy difícil seguir avanzando porque los yihadistas han dejado las carreteras y las casas llenas de trampas explosivas. Es lo que está sucediendo en las proximidades de Tikrit, la ciudad natal de Saddam Husein, donde el Ejército volvió a encontrarse con bombas camufladas en las cunetas y disparos de francotiradores. Además, el ataque de un suicida con un camión cargado de explosivos mató a tres soldados.

Jurf al Sakhar, a 50 kilómetros al sur de Bagdad, cayó en manos del EI el pasado julio mientras la atención internacional estaba centrada en los avances de ese grupo en el norte. La localidad es parte de un cinturón suní que rodea la capital iraquí desde el oeste y estaba sirviendo de cabeza de puente para trasladar armas y refuerzos desde Al Anbar, una provincia bajo control de los extremistas desde enero. Ahora la reconquista de Jurf es el primer paso para iniciar la batalla de Amriyat al Faluya y tratar de recuperar Al Anbar.

Mientras tanto, los yihadistas fracasaron en la madrugada del domingo por cuarto día consecutivo en su intento de tomar un barrio del norte de Kobane, donde el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos lleva contabilizados ocho centenares de muertos en 40 días de enfrentamientos. Las fuerzas kurdas que defienden esa ciudad fronteriza con Turquía esperan esta semana la llegada de los primeros peshmerga iraquíes para apoyarles.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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