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Los partidos israelíes pactan adelantar las elecciones al 17 de marzo

El Parlamento de Israel tramita su disolución tras la ruptura del Gobierno de Netanyahu

Patricia R. Blanco
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (centro), durante una votación en la Kneset el pasado 1 de diciembre.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (centro), durante una votación en la Kneset el pasado 1 de diciembre.ABIR SULTAN

Israel celebrará elecciones para renovar la Knesset (Parlamento) el próximo 17 de marzo, según ha acordado este miércoles la Cámara, después de que ayer el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, expulsara a dos de sus ministros —Yair Lapid, de Yesh Atid, al frente de Finanzas, y Tzipi Livni, de Hatnuá, responsable de Justicia—, a los que acusó de intentar “dar un golpe de Estado”. Los dos miembros del Ejecutivo habían criticado duramente las políticas de Netanyahu, y en especial, la polémica ley del “Estado nación judío”, que pretendía implantar el líder israelí y que supondría la discriminación de la minoría árabe.

“No podemos abusar del pueblo, esta es mi posición como diputado y presidente de la Knesset”, ha señalado Yuli Edelstein, del Likud, que este miércoles por la mañana se ha reunido con los líderes de todos los partidos políticos para cerrar la fecha de los próximos comicios. Una vez disuelto el Parlamento, las elecciones se debían convocar en un plazo de entre 90 y 150 días.

Netanyahu, cuyo partido sacó 18 diputados en las elecciones de hace 22 meses, lideraba una coalición de cinco partidos. La mayoría para formar Gobierno es de 61 escaños.

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La convocatoria precipitada de comicios, después de menos de dos años de legislatura, ha puesto en marcha la maquinaria de todos los partidos en la búsqueda de aliados. Mientras que Netanyahu ha cortejado ya a los ultraortodoxos, en consonancia con su deriva ultraderechista, el líder laborista, Isaac Herzog, ha lanzado un guiño hacia los partidos de centro, a los que ha pedido formar una gran coalición para impedir que Netanyahu se haga con su cuarto mandato.

Especialmente preocupados por las posibles coaliciones se encuentra Hatnuá (el partido de Tzipi Livni), los conservadores Kadima y Tekuma y algunos partidos árabes, que podrían quedar fuera de la Knesset. Una reforma de la ley electoral ha aumentado del 2% al 3,25% el mínimo de votos que una formación debe obtener para estar representada en el Parlamento.

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Los partidos deben además elegir a sus cabezas de lista. Por el momento, el único candidato seguro es Isaac Herzog, al frente de los laboristas. Aunque nadie duda de que Netanyahu lidere al Likud, su partido todavía debe elegir al número uno el próximo 6 de enero. Lo mismo ocurre con Habayit Hayehudi y con Meretz.

Un día después de la ruptura del Gobierno, la oposición reprocha a Netanyahu “la irresponsabilidad” de convocar elecciones anticipadas y el derroche que supondrá para las arcas del Estado, entre 450 y 1.500 millones de shekels (entre 91,4 y 304,7 millones de euros). Aunque fue ayer Tzipi Livni quien definió la decisión que deberán tomar los ciudadanos israelíes el próximo 17 de marzo: “Entre un Estado extremista o un Estado sionista”.

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Sobre la firma

Patricia R. Blanco
Periodista de EL PAÍS desde 2007, trabaja en la sección de Internacional. Está especializada en desinformación y en mundo árabe y musulmán. Es licenciada en Periodismo con Premio Extraordinario de Licenciatura y máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid.

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