_
_
_
_
_

WikiLeaks desnuda Arabia Saudí

Medio millón de cables diplomáticos desvelan la preocupación del Reino con Irán

Ángeles Espinosa

WikiLeaks ha desnudado esta semana a Arabia Saudí, al igual que hace cinco años hiciera con Estados Unidos. La primer tanda del medio millón de cables diplomáticos saudíes a los que asegura haber tenido acceso salió a la luz el pasado viernes en varios medios árabes. En total 61.195 documentos, confidenciales y secretos, de los que 1.288 están relacionados con Irán, según el periódico libanés Al Akhbar.

Lo publicado hasta ahora confirma la ya conocida preocupación de las autoridades saudíes con la creciente influencia iraní en Oriente Próximo. Pero nada alcanza las embarazosas revelaciones que ofreció la filtración de los documentos del Departamento de Estado norteamericano en 2010. Uno de ellos citaba al hoy ministro de Exteriores, Adel al Jubeir, poniendo en boca del entonces rey Abdalá el deseo de “que [EEUU] cortara la cabeza de la serpiente” en referencia a Irán.

Al Akhbar, que ha estudiado los cables saudíes, asegura que de ellos se desprende que el reino está muy descontento con las negociaciones nucleares entre Irán y Occidente. También afirma que ha gastado cantidades considerables para hacer frente a su rival, apoyando estratégica y financieramente a varios grupos e individuos que se oponen al régimen iraní. Sin embargo, no hay textos que apoyen las acusaciones de financiación del terrorismo, algo que algunas fuentes atribuyen a que es competencia de los servicios secretos.

Un documento de 2012 revela que ya entonces, un año antes de que se anunciara el acuerdo de Ginebra, los saudíes detectaron que algo estaba en el aire. Según el texto, Estados Unidos estaba enviando “mensajes de sondeo” a Irán en los que sugería que no se oponía a un programa nuclear pacífico mientras tuviera garantías de ello, incluido por parte de Rusia.

Muchos de los cables documentan los esfuerzos de Arabia Saudí, potencia suní, para contrarrestar la influencia del Irán chií y sus aliados en la región. Uno de ellos sugiere que el Gobierno presione a un proveedor de televisión por satélite para que saque de su parrilla a Al Alam, la cadena iraní en árabe. En otro, el ministro de Exteriores sugiere que el proveedor utilice “medios técnicos para debilitar la señal iraní”. También se menciona un plan para lanzar una cadena anti-iraní que emita en persa desde Bahréin.

En Irán, sin embargo, lo que ha causado más interés es descubrir que la Embajada saudí en Londres está pagando los estudios en una universidad británica del hijo de Ataolá Mohayeraní, un ex ministro de Cultura reformista que abandonó el país tras la represión de 2009.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_