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Peña Nieto cruza el ecuador de su mandato con su sucesión en la mira

La segunda mitad del sexenio estará definida por la lucha por el poder rumbo a las elecciones de 2018

Luis Pablo Beauregard
Enrique Peña Nieto, el pasado 27 de agosto.
Enrique Peña Nieto, el pasado 27 de agosto.Rebecca Blackwell (AP)

El Gobierno de Enrique Peña Nieto ha cruzado su ecuador. Un nuevo Congreso inició este 1 de septiembre una nueva legislatura. El partido del presidente, el PRI, aún tiene pendientes reformas sobre combate a la corrupción y seguridad, además de la aprobación de los presupuestos del Estado. La segunda mitad del sexenio, sin embargo, parte con las elecciones presidenciales de 2018 en la mira, lo que dificultará los acuerdos necesarios en ambas cámaras. Con Los Pinos como destino, los partidos de oposición, que han cambiado de dirigencia o están por hacerlo, tendrán que tensar sus posturas. La lucha por el poder definirá el trabajo de la 63 legislatura. 

“La sucesión se ha adelantado”, asegura Fernando Dworak. El experto en temas legislativos cree que la atención se está enfocando más en los futuros aspirantes a la presidencia en lugar de las decisiones de Peña Nieto y su Gobierno. Esto fue agudizado por el anuncio que el presidente hizo el jueves 27 de agosto, cuando relevó a siete de sus ministros. Los medios mexicanos se centraron en interpretar el reacomodo del gabinete y valorar los réditos de los hombres más cercanos al mandatario. 

Uno de los frentes de la batalla por el poder en 2018 se jugará en la Cámara de Diputados. Muy lejos ha quedado el inicio del sexenio, cuando el Pacto por México dominaba el clima político del país. Peña Nieto llegó a la presidencia en diciembre de 2012 con una agenda clara de reformas. Frente a él tenía una oposición atomizada, con la que le fue fácil negociar la aprobación de varias normas sobre telecomunicaciones, educación, energía y fiscal.

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El partido en el Gobierno tiene 41 prioridades legislativas para los próximos tres años, pero la nueva configuración del Congreso le promete una aduana más complicada que la que han cruzado en la primera mitad del sexenio. "Ahora tendrán oposición... cualquier negociación tendrá un enorme costo para el Gobierno federal", dice Dworak.

El analista asegura que la prioridad para el Gobierno será sacar "con los menores cambios posibles" los presupuestos del Estado. El PRI controla el 40% del Congreso con 202 legisladores. Pero pueden ampliar la mayoría si suman a sus aliados del Partido Verde (47) y Nueva Alianza (11). Quizá puedan subir más con los ocho diputados de Encuentro Social, un partido católico que debuta en el Congreso. 

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Sin embargo, el PRI necesitará el respaldo del PAN (derecha) o PRD (Izquierda) para sacar adelante reformas pendientes en materia de seguridad, transparencia y combate a la corrupción. "Si el PRI y sus aliados aprueban leyes en esos temas solo con sus votos serán decisiones más cuestionadas". 

Sin embargo, el PAN, que ha cambiado dirigencia recientemente, ha hecho pública su intención de marcar distancia con el Gobierno y reafirmarse como oposición. Entre sus prioridades legislativas se encuentra el echar abajo la reforma fiscal, impulsada por el PRI-PRD. Su coordinador parlamentario, Marko Cortés, ya ha establecido el tono que dominará la legislatura al solicitar un juicio político a Virgilio Andrade, miembro del gabinete, por sus conclusiones en la investigación de los escándalos inmobiliarios del Gobierno.

La izquierda también se encuentra sola en su laberinto. La irrupción de MORENA, el partido de Andrés Manuel López Obrador, obligará al PRD a escorarse a la izquierda y romper su cercanía con el Gobierno de Peña Nieto. "El PRD debe tener la capacidad de posicionar una agenda y lograr una voz propia. Si no lo logra se perderá en la inercia de MORENA". El partido tomará ese primer paso este mes, cuando comience el proceso de la renovación de su dirigencia.  

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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