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La ONU enviará a su primer equipo a Colombia a lo largo de febrero

Los enviados realizarán los trabajos de planificación y empezarán a seleccionar los observadores que formarán la misión oficial tras la firma del acuerdo de paz

Nueva York / Bogotá -
Ban Ki-moon, en una reunión con la canciller colombiana María Ángela Holguín.
Ban Ki-moon, en una reunión con la canciller colombiana María Ángela Holguín.Miguel Rajmil (EFE)

Los primeros enviados de Naciones Unidas llegarán a Colombia entre mediados y finales de febrero para poner en marcha los trabajos de planificación de la misión que tiene el encargo de verificar el cese al fuego bilateral y definitivo y la dejación de armas de la guerrilla de las FARC. Este primer equipo estará formado por personal de apoyo de carácter político, administrativo y también asesores militares de alto nivel, según fuentes conocedoras del proceso, pese a que irán desarmados al tratarse de una operación no militar.

Jean Arnault, delegado del secretario general de la ONU que ha asesorado en las conversaciones que se desarrollan en La Habana desde hace tres años, no es militar. También se contará con el apoyo logístico del personal permanente de Naciones Unidas en el país, aunque no formarán parte de la misión. Las tareas preliminares se centrarán sobre todo en empezar a seleccionar a los observadores internacionales del proceso, que procederán de los países de la CELAC, el organismo de integración latinoamericano impulsado como alternativa a la OEA. En ningún caso estará integrado por miembros de países limítrofes, lo que excluye a Panamá, Brasil, Ecuador y Venezuela, que desde este lunes preside el Consejo de Seguridad de al ONU. El Gobierno de Nicolás Maduro ha sido acompañante del proceso desde el inicio, aunque actualmente mantiene con Colombia una tensa relación tras la crisis de la frontera desatada el pasado agosto.

Que no haya países limítrofes implicados es una norma de la ONU y la mala experiencia de Sudán del Sur es la mejor disuasión para que el organismo con sede en Nueva York se lo replantee. La sede de la misión se ubicará en Bogotá y habrá delegaciones repartidas por el resto del país, si bien la dimensión final de todo el dispositivo no se podrá concretar hasta que se conozca el contenido final del acuerdo.

La misión oficial no comenzará hasta después de la firma del acuerdo de paz, previsto para el 23 de marzo, aunque nadie descarta que esa fecha se pueda extender. Si a principios de año cundía la sensación de que el proceso se extendería –aunque nadie duda de que se terminará por firmar-, fuentes cercanas a las conversaciones en Bogotá creen que en las últimas dos semanas se ha avanzado notablemente en la delimitación de las zonas de concentración de los guerrilleros y el proceso de dejación de armas de la guerrilla. Sobre la composición final de la misión, nadie se aventura a estimar un número aproximado de las personas que participarán, aunque estas mismas fuentes dan por hecho que se tratará de centenares.

Lo que Naciones Unidas quiere evitar es que cualquier demora o bloqueo pueda atribuirse a su gestión. Por eso quiere tener todo listo para echar andar en cuanto la rúbrica esté lista. El éxito del proceso y de su labor en este será un espaldarazo para la institución, que en octubre celebró su 70 aniversario a media asta, con una escalada de violencia en Oriente Próximo y Siria.

Es muy poco común en un proceso de paz que las dos partes implicadas en un conflicto solicitaran el acompañamiento de la ONU de forma consensuada. La decisión nace de una apuesta del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien de este modo se ha garantizado el apoyo simbólico de toda la comunidad internacional de cara al plebiscito posterior al acuerdo, que la oposición encarnada por el uribismo pretende convertir en un referéndum sobre su gestión más que sobre el proceso de paz en sí. Además, constata el compromiso por parte de la guerrilla de querer poner fin a una guerra de más de 50 años y que ha dejado ocho millones de víctimas. Este domingo, en una entrevista con la revista Semana, el líder de las FARC, Timochenko, resumía su objetivo: “Queremos hacer política sin armas”.

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