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“En Siria los periodistas están entre la espada de El Asad y la pared de los terroristas”

El periodista sirio Mazen Darwish, asentado en Berlín, asegura que está vivo gracias a Reporteros sin Fronteras

Rosario G. Gómez
Mazen Darwish, junto a Pepa Bueno y Malén Aznárez, durante la presentación del informe de Reporteros sin Fronteras.
Mazen Darwish, junto a Pepa Bueno y Malén Aznárez, durante la presentación del informe de Reporteros sin Fronteras.Agustín Millán para RSF

Después de tres años en prisiones sirias y sometido a continuas sesiones de tortura, el periodista Mazen Darwish pudo escapar a Líbano y de ahí refugiarse en Alemania. Fundador del Centro Sirio de Medios y Libertad de Expresión, formaba parte de los 29 informadores que siguen encarcelados por el régimen de Bachar el Asad. “Estoy vivo gracias a Reporteros sin Fronteras”, dice el periodista, invitado al acto de presentación del informe anual de la organización que vela por la libertad de prensa en el mundo, celebrado este miércoles en Madrid. Recalca que ser refugiado "no es nada agradable" y confía en que la gente pueda volver a Siria no por ser expulsada de la UE, sino por su propia voluntad. "Eso significaría que podremos vivir en nuestro país, en paz y con dignidad".

Darwish asegura que en Siria los periodistas están entre la espada de El Asad y la pared de los grupos terroristas. “No es ético poner a la población entre El Asad y los terroristas. La gente habla de la barbarie de Daesh, pero no del vil comportamiento del régimen sirio”, dice convencido de que el terrorismo y la tiranía son las dos caras de la misma moneda. En este clima, muchos como él han perdido la esperanza en los derechos humanos y en la actuación de las organizaciones internacionales. Refugiado en Berlín junto a su esposa, la también periodista Yara Bader, Darwish sostiene que lo que está pasando en Siria puede repercutir en todo el mundo. Y lamenta que la Unión Europea no se haya preocupado realmente por su país “hasta que no hubo cientos de refugiados en sus puertas”.

Entre los huidos figuran también el 80% de los intelectuales y estudiosos, lo que supone “una calamidad” para la economía, la cultura y la vida social. El periodista cree que Siria necesita la ayuda de la UE —a través de una especie de Plan Marshall— y de Occidente, pero recalca que en el mundo musulmán es necesario que alcen su voz ideólogos y pensadores moderados para “poder liberarse del extremismo y el oscurantismo que está sufriendo el país”.

Desde Alemania, Darwish sigue luchando por la libertad de información. Para RSF, su liberación es un ejemplo de éxito de la campaña de apadrinamiento de periodistas encarcelados, torturados u obligados al silencio en cualquier país del mundo. Darwish ha tenido como padrino a Pedro Piqueras o Gorka Landáburu, que han contribuido a su puesta en libertad.

La presidenta de la sección española de RSF, Malén Aznárez, ha recordado que 2015 ha sido un año marcado por la barbarie y el yihadismo, como se puso de manifiesto en el atentado a la revista francesa Charlie-Hebdo, en el que fueron asesinados ocho periodistas y dibujantes. Por primera vez, ese año hubo más informadores muertos en los países considerados “en paz” que en aquellos inmersos en conflictos bélicos. RSF tiene contabilizada la muerte de 128 informadores, y en 63 casos ha conseguido establecer una conexión entre el crimen y el ejercicio profesional. Siria (17 asesinatos) e Irak (11) son los países más mortíferos y peligrosos, especialmente para los reporteros locales, siempre las primeras víctimas. Aznárez recordó que en Bangladesh los blogueros laicos pueden acabar a machetazos y en India son quemados vivos. La presidenta de RSF tuvo también un recuerdo hacia los periodistas españoles Antonio Pampliega, Ángel Sastre y José Manuel López, secuestrados por Al-Nursa.

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