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Tres restaurantes chinos denuncian a tuiteros por un bulo sobre carne de perro

Una leyenda urbana sobre restaurantes asiáticos provoca un conflicto que obliga a la mediación del Gobierno regional

Varios tuiteros se enfrentan a una denuncia por difundir la falsa noticia de que tres restaurantes asiáticos de Cantabria servían carne de perro. La publicación, variante de una leyenda urbana que resucita cada cierto tiempo con distintos protagonistas y escenarios, ha provocado la reacción de la comunidad china y la intervención de la Consejería de Sanidad de la región, que lo ha desmentido. Los dueños de los restaurantes han decidido ahora denunciar a las personas que vertieron la falsa acusación.

La noticia apareció el 2 de abril en Twitter cuando un usuario alertó de que un local había sido precintado al ser encontrado un chip de perro en el organismo de una mujer que había tenido que ir al hospital tras comer allí. El tuit fue rebotado cientos de veces y dio lugar a más mensajes en días posteriores.

“Nos enteramos cuando ya habían pasado dos o tres semanas”, se lamenta el responsable del restaurante asiático Hua Long en Santander, afectado por la falsa acusación. “Fue un chico el que inició todo esto. Después otras dos personas se dedicaron a ir difundiéndolo por Internet. Primero por Twitter y después por Facebook y Tuenti”, cuenta el hostelero, que no quiere dar su nombre.

Los sucesivos mensajes a través de las redes sociales acusaban directamente a tres restaurantes, “dos en Santander y uno en Torrelavega”. Cuando descubrieron lo que estaba pasando se pusieron en contacto con la Asociación de Chinos en Cantabria –cuyo representante no ha querido responder a este medio alegando dificultades con el idioma- que solicitó la mediación de Sanidad para aclarar la situación.

“Llegó una solicitud preguntando si existía constancia de algún hecho de este tipo”, explica José Francisco Díaz, director general de Salud Pública del Gobierno de Cantabria, que aclara que en las inspecciones realizadas recientemente no se encontraron anomalías. “Llamamos al Servicio Cántabro de Salud para saber si tenían noticia de algún ingreso por el motivo que se denunciaba”. Tras contactar con los hospitales y centros de salud de la región sin encontrar rastro de la supuesta mujer ingresada, la Consejería de Sanidad ha emitido un escrito desmintiendo el hallazgo de carne de perro en los locales afectados por el rumor.

Con el comunicado de Sanidad ya en sus manos -y a la vista a la entrada de los restaurantes-, los hosteleros lamentan ahora una bajada de la afluencia de clientes, cuya confianza temen tardar en recuperar. “Vamos a denunciar este hecho para que se tomen las medidas oportunas por daños y perjuicios”, aclaran. Para evitar mayores complicaciones han optado por denunciar únicamente a las tres personas que consideran responsables de prender la mecha, a pesar de que otros cientos de internautas han compartido el contenido de sus acusaciones haciendo propios los mensajes originales.

No sería la primera vez que el mal uso de las redes sociales acaba en los tribunales. En 2012, miles de tuiteros fueron acusados de difamación por un caso similar. Lord Alistair McAlpine, que en su día fue asesor de la primera ministra británica Margaret Thatcher, comenzó una campaña contra las personas que difundieron por Twitter el falso rumor de que había abusado de menores en los años setenta. Entre los tuiteros involucrados estaba el periodista de The Guardian George Monbiot, que acabó siendo condenado a realizar trabajos sociales durante tres años.

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