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JIMMY WALES | COFUNDADOR DE WIKIPEDIA

“Los gobiernos entienden que ya no se puede controlar el flujo de información”

El pionero de las enciclopedias virtuales imparte en Madrid una conferencia sobre transformación digital

José Manuel Abad Liñán
Jimmy Wales, durante su reciente visita a Madrid.
Jimmy Wales, durante su reciente visita a Madrid.GORKA LEJARCEGI

Lo suyo no es la geolocalización, al menos su versión analógica. "No sé ni dónde me encuentro. Me han traído aquí, y desde aquí me llevarán a otro sitio". Jimmy Wales (Huntsville, Alabama, 1966) se explaya en una larga conversación con EL PAÍS en el interior de una carpa alojada en el Palacio de Cibeles, fastuosa y quizá provisional sede del Ayuntamiento de Madrid. Es el gurú estrella de la Accenture Digital Conference, que impartirá poco después de la entrevista. No se priva de comentar la influencia de la tecnología en el auge de las protestas sociales y confiesa que entra a editar artículos de la Wikipedia a menudo, aunque no recuerda ni el primero ni el último. Acude a leer la enciclopedia virtual tanto como un usuario medio. "Todos los días", recalca, por si no quedase claro.

P. Con el ritmo de crecimiento de nuevos artículos en Wikipedia, ¿le preocupa que el conocimiento quede demasiado fraccionado?

La verdad es que no. Por el tipo de clasificación de los contenidos y por los hipervínculos. También por los wikiprojects, que usamos para organizar el conocimiento de un gran área, como la medicina. Fraccionar el conocimiento no supone un gran problema. Puedes empezar por una parte y luego la conectas con el resto. Así funciona el conocimiento, en realidad.

P. ¿Hay algún tipo de forma emergente de conocimiento que escape de la Wikipedia actual? ¿Quizá los datos?

Sí, por supuesto. Y no hay que irse a los datos, sino a otras formas más tradicionales. Hay mucho conocimiento que per se no pertenece a una enciclopedia: las recetas, las críticas de cine… También lo son los horarios de autobús, pero esto ya te lo da una app, no pertenece a Wikipedia. Pero sí, hay muchos datos interesantes y tenemos un proyecto, Wikidata, que aborda cómo incorporarlos y usarlos con sensatez en Wikipedia.

Estamos en una época interesante para la censura: en el pasado los gobiernos creían de verdad que podían impedir que la gente se enterase de las cosas y ahora todo lo que pueden hacer es evitar que hablen demasiado"
P. ¿Podría citar un ejemplo?

Aún es un sueño para nosotros, pero cuando se publican nuevos datos de población tras un gran censo, de Madrid por ejemplo, deberíamos ser capaces de actualizarlos en Wikipedia y que esos datos quedasen actualizados en todos lados. Estos pequeños fragmentos de conocimiento, como los datos, son tan universales y tan directos que tenemos que ser capaces de actualizarlos rápidamente y a escala global. Ahora tienen que actualizarlos mucha gente distinta, en diferentes idiomas.

P. ¿En qué estado está ahora el proyecto?

Hay mucha gente introduciendo datos. Diría que ya hemos terminado la construcción del conjunto de datos, pero la interfaz de programación para los usuarios aún es muy rudimentaria. Es algo en lo que debemos enfocarnos. Aunque a veces solo quieres saber la edad de Tom Cruise (ríe) y pare eso no necesitas una entrada completa de enciclopedia. También está Google Graphic Knowledge, los esquemas a partir de datos. Quizá podamos hacerlos accesibles más allá de Google. Google tiene los recursos para construir un superrobot que lea los contenidos de Wikipedia y extraiga la información, pero tenemos que conseguir facultar a todo tipo de personas para que interactúen con los datos.

P. Wikipedia es un proyecto colaborativo que surgió mucho antes de las redes sociales, pero con su auge, ¿no prevén ningún modo de integración con ellas? ¿Quizá nuevas funcionalidades de Wikipedia?

Me parece improbable. Wikipedia debe ser neutral e independiente, y eso [la integración en redes] suscitaría preocupación entre nuestras comunidades de editores por la privacidad de sus datos, por que se usara Facebook para ver lo que cualquiera está haciendo en Wikipedia. Hace poco leí un artículo interesante sobre información de salud online y sobre cuántos rastreadores de publicidad encuentras en los mayores sitios de información de salud. La cosa es que el motivo por el que consultas es algo muy privado, pero repercute en el tipo de publicidad que visualiza la página, y que puede darte vergüenza o enfadarte. Wikipedia es uno de los pocos lugares con cero rastreadores, de cualquier tipo. Cuando lees Wikipedia es una cosa privada tuya. Muchas de las posibles integraciones con las redes sociales que podamos imaginar podrían comprometer ese marchamo de privacidad.

Tenemos el poder de hacer vídeos, pero estamos retransmitiendo, sin encriptar, nuestras vidas"
P. ¿Cree que la tecnología ponible, los wearables, serán un éxito o solo flor de un día?
R. [Wales se descubre las muñecas y muestra que no lleva nada, ni siquiera un reloj]. Tuve una Fitbit [pulsera que mide la actividad física] y alguna otra pero dejé de usarlas después de un tiempo. Debería volver a ponerme en forma [ríe], pero son muy primitivas en comparación a lo que podemos imaginar. Mire esto [muestra su móvil]. Lo llevo siempre en mi bolsillo. No lo llevo puesto, pero casi siempre está en mi mano y me sigue intrigando. Soy un poco escéptico sobre los relojes inteligentes, porque tienen una pantalla pequeña y no estoy seguro de para qué los usaría, pero al mismo tiempo me conozco y sé que no suelo entender para qué sirve una tecnología hasta que la pruebo.
P. ¿No se le ocurre ninguna idea para integrar Wikipedia en los wearables?

Desde luego nuestra app [de Wikipedia] está mejorando continuamente. Aquí estoy yo, en Madrid, y tengo unas cuantas horas esta tarde para un paseo, pero quiero ver algo y no sé lo que hay alrededor, no sé ni dónde me encuentro. Me han traído aquí y desde aquí me llevarán a otro sitio. Una guía de viajes es una cosa y una enciclopedia es otra, pero me gustaría que tuviera la capacidad de decirme qué hay a mi alrededor y que esa funcionalidad estuviera en la app. Algo que uniera geolocalización e información histórica. Eso es lo que me interesa. Cuando hablamos de wearables todo el mundo piensa en relojes, pero hace un par de años nos referíamos a las Google Glass, que más bien se han desvanecido, porque era una tecnología demasiado precoz. Jugué con ellas…

P. ¿Qué le parecieron?
R. Un poco burdas, pero para algunas cosas podrían resultar interesantes, como por ejemplo para el reconocimiento de rostros. Por otro lado, eso tendría implicaciones en la privacidad, porque si entras en una habitación y tus gafas localizan a gente por Facebook...
P. Sostiene que Wikipedia seguirá siendo un sitio sin publicidad, pero ¿no ha pensado en algún modo de que los editores puedan obtener dinero de su trabajo?
R. No, la verdad es que no, no me parece interesante. No es algo que nos haya pedido nuestra comunidad. Si pagas lo que a un periodista, pueden escribirte algo que sea precario por la urgencia, pero al menos la escritura tendrá calidad. Esa calidad también puede darla la pasión: si alguien es apasionado sobre una cuestión y quiere escribir sobre ella, lo hará aunque los ingresos por publicidad sean muy bajos. Ese es el motivo de que los wikipedistas [los editores de la enciclopedia] revisen el trabajo de otros. De ahí puedes obtener información muy neutra, no como en un blog "apasionado". Cuando seguro que solo se obra un desastre es cuando se paga muy poco a alguien para escribir sobre algo no le importa. Si una compañía a la que solo le interesa chascar los dedos para conseguir clics descubre que a la gente le interesa el tema “cómo lavar un caniche” y paga tres dólares para que escriba algo pequeño, solo se escribirá alguna mierda. Así solo se consiguen anzuelos para los motores de búsqueda. Eso crearía una dinámica que no sería saludable para escribir una enciclopedia.
P. ¿Se podría extender a otros ámbitos?
R. Sí, de algún modo. EL PAÍS podría empezar a ofrecer dos euros por doscientas palabras para que la gente escriba cosas incendiarias... [Ríe] Eso dañaría la perspectiva general, lo dañaría todo. No tendría sentido.
P. La lista de artículos censurados en su enciclopedia es abundante, y no solo lo hacen los países con regímenes antidemocráticos. ¿Cómo luchan contra la censura? ¿Tratan directamente con los gobiernos?

Hacemos lo que podemos. Nuestra postura ha sido siempre la de no colaborar jamás con la censura y hablamos en público contra eso. Para nosotros lo central es que se entienda que la libertad de expresión es lo fundamental, aunque no puedas abogar por algunas ideas terribles. En la mayoría de lugares se entiende esa diferencia, pero no en todos los sitios. Hemos hecho alguna gestión de tipo diplomática, sí. En China, por ejemplo, hablamos con el Ministro del Aire.

P. ¿Cómo se acercan a estos altos cargos?

En el caso de China, yo mismo con un grupo de gente, pero no tenemos un programa de lobbying sofistitcado. Intento conocer a líderes de muchos lugares distintos para discutir este problema con ellos.

P. ¿Qué es lo que más temen?

Eso varía en función del país. En China, al final todo gira en torno al control. Tienen miedo de perderlo, como gobierno central autoritario. En otros lugares, el miedo es más cultural.

P. ¿Por ejemplo?

Arabia Saudí. Tienen miedo de que se se produzca un escándalo si dejan publicar algo, aunque quienes estén en el poder tengan formación y sean refinados. En otros sitios el temor es muy obvio: que la posición que defiende la oposición se vuelva popular. Uno de los aspectos interesantes sobre la censura hoy en día es que la mayoría de los gobiernos entienden que ya no se puede controlar el flujo de información, que lo máximo que pueden hacer es mandar una señal. Nuestra entrada sobre Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz [en prisión por su disidencia], está bloqueada. No es que [el Gobierno chino] piense que nadie con formación en China ignora quién es, pero quieren mandar la señal de que no se puede hablar en una conversación doméstica de ello, ni ponerlo en un blog o un periódico, porque pueden cerrarlos. Estamos en una época interesante para la censura: en el pasado los gobiernos creían de verdad que podían impedir que la gente se enterase de las cosas y ahora todo lo que pueden hacer es evitar que hablen demasiado.

P. No le hizo gracia que se usara el prefijo wiki para bautizar el fenómeno wikileaks, pero ¿de qué manera ayuda Wikipedia ayuda a restaurar la salud democrática de los países occidentales?
Cuando lees Wikipedia es una cosa privada tuya. Muchas de las posibles integraciones con las redes sociales que podamos imaginar podrían comprometer ese marchamo de privacidad"

Intentamos mantenernos lo más apolíticos posible, excepto en lo que respecta a asuntos cruciales como la libertad de expresión o la libertad en Internet. Hemos asistido a las revoluciones de Twitter y Facebook, fenómenos potentes e importantes. La gente ahora tiene la herramienta y la capacidad para formarse acerca de los problemas. Esperemos que [si desde Wikipedia] hacemos un buen trabajo y damos a la gente información de fondo y contextos históricos ayudemos a conformar mejores ciudadanos democráticos.

P. ¿En qué aspectos?

Hay muchos problemas importantes sobre el futuro, como el cambio climático. En EE UU está muy politizado. Es muy difícil leer información sosegada y basada en hechos. Ahí es donde está nuestra fortaleza. Solemos pensar en la Primavera Árabe, pero también podríamos centrarnos en un problema enorme para mí: las clasificaciones de popularidad de los congresistas en EE UU. Su popularidad ha llegado a hundirse por debajo del 10% de gente que opinaba que lo hacían bien. Y al mismo tiempo llegan las elecciones y el 99% salen reelegidos. Eso te dice que algo se ha roto: la gente está muy descontenta con sus políticos pero aun así no parecen capaces de votar a otros distintos. Por otro lado estamos viendo protestas y altercados como los de Baltimore, o antes los de Ferguson. Gran parte de lo que pasa ahora se debe a que todo el mundo ya tiene una cámara, incluso los más pobres ahora, y un teléfono inteligente, y eso significa que se hará caso al comportamiento profundamente incorrecto de la policía en las comunidades minoritarias. En EE UU tenemos una expresión, “driving while black” [un juego de palabras con el delito “driving while intoxicated”, “conducir bajo los efectos de drogas o alcohol”, que podría traducirse como “conducir siendo negro”]. Significa que a un negro puede ir a la cárcel por algo por lo que a mí, como blanco, solo me darían un toque. La policía cada vez tiene más equipamiento militar. Los ciudadanos han elevado su voz a través de los vídeos virales; no sé adónde nos llevará esto, ojalá que a algo bueno. Espero que la gente llegue a entender que el gobierno puede asustarnos hablándonos de terrorismo, pero que cuando compran equipaciones semimilitares la usan contra gente corriente, contra un pobre muchacho negro que hace un comentario de listillo que yo podría hacer perfectamente, pero a él lo golpean. El lado negativo de este auge tecnológico es la supervisión a la que nos somete la NSA [la agencia nacional de seguridad estadounidense].Tenemos el poder de hacer vídeos, pero estamos retransmitiendo, sin encriptar, nuestras vidas.

P. Usted vive en Londres. Hace algunas semanas saltó el escándalo de que un político conservador británico, Grant Schapps, había usado un perfil falso para manipular su artículo en Wikipedia a su favor. ¿No pueden usar perfiles verificados o eso desalentaría a los editores?
Algo se ha roto: la gente está muy descontenta con sus políticos pero aun así no parecen capaces de votar a otros distintos"

Es un problema importante, pero no tenemos problema con que la gente se haga pasar por alguien popular, porque la comunidad rápidamente averiguará si lo es o no. Si alguien dice: "Hola, soy Hillary Clinton y he venido a editar la Wikipedia", inmediatamente contactaremos con gente para que compruebe si es real. [En el caso de Schapps] el problema es el contrario: alguien popular que quiere hacerse pasar por un desconocido. Solo tenemos pruebas circunstanciales. Nosotros intentamos mantenernos al margen de la política y creemos que meter la pata en Wikipedia no debería ser algo noticiable. Siento simpatía por los monarcas [ríe], que pueden mantenerse al margen porque no es apropiado.

P. ¿Cómo ve Wikipedia a cinco años vista?

Vamos a asistir a un auge de los idiomas pequeños —pequeños en Wikipedia, pero no en el mundo— con la conexión a Internet de los próximos 2.000 millones de personas. Construirán Wikipedia en sus idiomas. A los occidentales no nos afectará que crezca la Wikipedia en hindi, pero tendrá un impacto en el mundo. Vamos a dedicar mucha atención para apoyarlo. Y en cuanto a lo que vamos a ver en nuestro sitio es un entorno de edición modernizado. Ya está en marcha.

P. ¿Para hacerlo más sencillo de usar?

Sí, eso queremos. Ahora el lenguaje wiki es más sencillo que antes, pero resulta todavía complejo. Tiene que parecerse más a un procesador de textos. Eso supone un reto técnico enorme para nosotros y estamos invirtiendo cada vez más recursos en desarrollarlo. Ya desarrollamos una versión y fue un error, era demasiado pronto: la gente nueva se metía a reeditar artículos, los rompían sin saberlo, y eso supuso que los editores expertos tuvieran que repasarlos uno a uno y repararlos, con el consiguiente enfado. Ahora queremos que el nuevo editor sea perfecto al cien por cien. Y que la gente pueda escoger si editar con el antiguo o con el nuevo.

P. ¿Cuándo lo veremos?
R. Es difícil de saber, crecemos incrementalmente. Estamos haciendo muchos test...
P. ¿Cuál es el proyecto más interesante en el que está embarcado ahora?

Estoy trabajando en una empresa que se llama The People's Operator, una compañía virtual de teléfono. Hemos salido ya en Reino Unido y en un par de meses esperamos lanzarla en Estados Unidos. Cuando te apuntas a la compañía el 10% va a una causa social que escojas y el 20% de los beneficios de la compañía va a proyectos altruistas. Nuestros precios son bajos para batir a nuestros competidores. Para reducirlos no gastamos nada en marketing, trabajamos con un esquema online y viral. Para eso estamos construyendo una nueva plataforma de redes sociales, que intenta aportar todo lo que hemos aprendido de mi experiencia con las wikis pero también de Facebook y Twitter, para extender el mensaje de que si ahorramos en publicidad podremos gastar el dinero en algo que te preocupa. Ahora estamos invitando unos cuantos cientos de usuarios en la plataforma que lo están testando. Tras una búsqueda aleatoria de clientes les preguntamos para qué la usarían y para qué no. Es la primera vez en mucho tiempo que tengo un trabajo de verdad, pero me siento con los desarrolladores cada día y estoy haciendo el diseño. Lo estoy disfrutando.

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Sobre la firma

José Manuel Abad Liñán
Es redactor de la sección de España de EL PAÍS. Antes formó parte del Equipo de Datos y de la sección de Ciencia y Tecnología. Estudió periodismo en las universidades de Sevilla y Roskilde (Dinamarca), periodismo científico en el CSIC y humanidades en la Universidad Lumière Lyon-2 (Francia).

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