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La 'mayor organización criminal'

Cuando comenzó a revelarse el alcance de la llamada Operación Cóndor y cómo operaba la maquinaria del terror, en los despachos de los tribunales argentinos se la describía como 'la mayor organización criminal jamás montada' de la historia latinoamericana.

En julio de 1976, Maxwell Chaplin, segundo en el orden de jerarquías dentro de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires, escribía al entonces secretario de Estado Henry Kissinger: 'Las cifras de los que fueron detenidos ilegalmente llegan a miles y muchos han sido atormentados y asesinados. Muchas de las víctimas son inocentes de la participación en el ERP [Ejército Revolucionario del Pueblo] o Montoneros [brazo armado del peronismo]. Entre los blancos hay sacerdotes católicos y miles de refugiados chilenos y uruguayos que están actualmente en la Argentina. Y contra este último grupo los argentinos cuentan con la cooperación de oficiales chilenos y uruguayos que en la actualidad se encuentran en Argentina'. La comunicación 04852 fue revelada cuando el Departamento de Estado desclasificó en los años noventa documentos considerados secretos en los setenta.

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La Operación Cóndor se aprobó formalmente a fines de 1975, pero ya se ejecutaba de hecho desde 1974, cuando un atentado explosivo acabó en Buenos Aires con la vida del general chileno Carlos Prats, que se había negado a acompañar a Pinochet en el golpe de Estado contra el Gobierno constitucional de Salvador Allende.

En el juicio a la Junta de comandantes de la dictadura argentina la acusación contra Videla presentó los casos de los legisladores uruguayos Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz: 'El ex senador uruguayo Zelmar Michelini fue secuestrado a las cinco de la madrugada del 18 de mayo de 1976 por un grupo armado en el hotel Liberty , situado en el centro de Buenos Aires, donde vivía. El ex diputado Héctor Gutierrez Ruiz lo fue en su domicilio. Pasó frente a su esposa atado y encapuchado. Los dos estuvieron secuestrados en el centro clandestino conocido como Automotores Orletti, donde también fueron llevados otros ciudadanos uruguayos, y habían sido torturados antes de aparecer muertos por disparos cortos a la nunca'.

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