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Nace la Corte Penal Internacional que juzgará los crímenes de guerra y genocidio

La ratificación por 66 países del Estatuto de Roma marca la puesta en marcha del tribunal

El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, celebró ayer en Roma el nacimiento de la Corte Penal Internacional (CPI), convencido de que su entrada en vigor será 'la mejor defensa contra la impunidad', ya que este nuevo instrumento jurídico representa 'el eslabón que faltaba en el sistema judicial internacional'. Annan viajó a Roma para rendir tributo a la capital donde hace cuatro años se sentaron las bases de la CPI, cuya creación fue aprobada por 120 naciones. El tribunal se hizo realidad ayer, cuando 10 países elevaron a 66 la cifra de los que han ratificado el Estatuto de Roma.

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A diferencia de la Corte Internacional de Justicia, que juzga disputas entre Estados, la CPI juzgará a individuos acusados de crímenes de lesa humanidad, de genocidio, de guerra y de agresión. La ratificación permitirá a la CPI entrar en vigor el 1 de julio, mucho antes de lo esperado. La Corte nace, sin embargo, lastrada por la falta de apoyo de EE UU, Rusia y China.

Annan, que siguió la ceremonia junto al presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, en el palacio del Quirinal de Roma, declaró su satisfacción por el nacimiento del tribunal. 'Un viejo sueño de la humanidad se realiza', dijo. La satisfacción del secretario general de Naciones Unidas, secundada por numerosos líderes europeos que desde el primer día han sido ardientes defensores de la CPI, se ha visto empañada por la hostilidad manifestaba por la Administración de EE UU hacia la nueva Corte. Otros dos países de peso internacional, como Rusia y China, han negado su apoyo hasta el momento a la CPI.

Washington, firmemente contrario a una institución que podría sentar en el banquillo de los acusados a un ciudadano estadounidense, llegó a firmar el tratado en los últimos días de la Administración de Bill Clinton. Pero su sucesor, George W. Bush, ha dejado claro que no está dispuesto a ratificarlo. La Casa Blanca ha sopesado incluso la posibilidad de dar marcha atrás y retirar su firma del acuerdo, lo que sentaría un grave precedente internacional.

Ayer fue, no obstante, día de ceremonias y de discursos para la historia. Aunque hubieran bastado cuatro países para alcanzar el tope mínimo de 60, fueron 10 las naciones que lo ratificaron, conjuntamente, compartiendo así el honor de dar vida definitiva a esta instancia judicial que comenzará a funcionar el año próximo en La Haya. Bosnia, Bulgaria, Camboya, Congo, Irlanda, Jordania, Nigeria, Rumania y Eslovaquia fueron los 10 países que se adhirieron. 'El número necesario de 60 ratificaciones para la entrada en vigor del Estatuto de Roma ha sido alcanzado', declaró en Nueva York el consejero legal de Naciones Unidas, Hans Corell. 'Acabamos de darle la vuelta a una página de la historia de la humanidad'. España se encuentra entre los primeros países en ratificar la creación de la nueva Corte.

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En Roma, Annan subrayó la importancia de la ocasión con un breve discurso en el que manifestó su convicción de que la CPI 'asestará un duro golpe a la impunidad'. 'La mejor defensa contra el mal será el tribunal en el que cada país tendrá un papel que cumplir. La humanidad no volverá a ser testigo impotente de atrocidades porque los que se sientan tentados de cometer tales crímenes sabrán que les espera la justicia', dijo.

Piedra angular

Los líderes europeos saludaron el nacimiento de la CPI como una piedra angular para la defensa de los derechos humanos en el siglo XXI. El presidente francés, Jacques Chirac, envió una carta de felicitación a Annan, calificando el nacimiento del tribunal de 'punto de inflexión en la historia universal'. Javier Solana, responsable de la política exterior de la UE, se declaró también enormemente satisfecho. 'La ratificación por 60 países en cuatro años es una prueba de la determinación general para establecer un tribunal penal independiente', declaró Solana por escrito, 'que permita llevar ante la justicia -cuando los Estados fracasen en hacerlo- a aquellos que cometen los peores crímenes'.

Alemania, uno de los países más favorables a la creación de la Corte, urgió ayer a Rusia, Estados Unidos y China a ratificar el estatuto y expresó su convicción de que al final se obtendrá un apoyo global internacional.

Está previsto que la CPI comience a funcionar la próxima primavera en La Haya, cumpliendo así, con un retraso de 56 años, la promesa del Tribunal de Núremberg, que juzgó a los líderes nazis por crímenes de guerra y contra la humanidad. El nuevo tribunal tendrá jurisdicción sólo cuando un país rechace la posibilidad de procesar a individuos por los delitos más graves contra la colectividad. Los casos podrán ser planteados únicamente por los países que han ratificado la Corte, por el Consejo de Seguridad de la ONU o por el fiscal de la CPI, siempre que cuente con el consentimiento de tres de los 18 jueces que lo integrarán. No será posible juzgar crímenes cometidos con anterioridad al 1 de julio, fecha de la entrada en vigor de la CPI. La experiencia trágica de la guerra de Bosnia (1992-1995) y el genocidio de Ruanda (1994) impulsaron a la ONU a establecer este tribunal permanente. Entretanto, Naciones Unidas ha creado diversos tribunales penales ad hoc para ocuparse de las atrocidades cometidas en cada caso. Todos ellos desaparecerán una vez que la CPI comience a funcionar.

En Nueva York también se celebró la ratificación de la Corte. El evento, que tuvo lugar en la sede de Naciones Unidas, fue corto pero muy aplaudido, sobre todo por las ONG que han participado en el proceso desde que se aprobó el Estatuto de Roma, informa Isabel Piquer. En nombre de la Unión Europea habló el embajador español, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo. 'El que este acontecimiento se haya producido en menos de cuatro años demuestra que el estatuto responde a una necesidad ampliamente sentida por la comunidad internacional', dijo.

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