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AMENAZA DE GUERRA | Las posiciones de Londres y París

Blair acusa a Chirac de intransigencia y de envenenar el proceso diplomático

Francia exige la retirada del ultimátum a Irak para negociar un consenso en la ONU

El Gobierno francés exige la retirada del ultimátum estadounidense a Irak para "mantener la unidad del Consejo de Seguridad de la ONU", según dijeron fuentes diplomáticas de París ayer, horas después de que el propio ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, rechazara las propuestas británicas por considerarlas dentro de "la lógica de la guerra". Londres criticó la "intransigencia" de Chirac y consideró que "envenena el proceso diplomático". También transmitió la idea de que hay "menos probabilidades que nunca" de lograr el consenso.

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A juicio de diplomáticos franceses, las seis condiciones que los británicos pretendían añadir al texto de una segunda resolución -entre otras, una declaración pública de Sadam Husein reconociendo que tiene armas de destrucción masiva ocultas- no son más que "un modo de vestir el pretexto para desencadenar la guerra" por parte de una diplomacia, la británica, que "parece un cuerpo flotante en el espacio, que no se sabe bien dónde está".

El comentario se produjo horas después de que el ministro británico de Exteriores, Jack Straw, ironizase sobre el "hecho extraordinario" de que París haya rechazado la propuesta de Londres "prácticamente sin estudiarla", y de que el presidente francés, Jacques Chirac, adelantara que piensa vetar una nueva resolución "en cualquier circunstancia".

Para las fuentes francesas consultadas, esa lectura de la declaración de Chirac es "mera caricatura". El veto "en cualquier circunstancia" debe entenderse "en el contexto actual, que es la lógica del ultimátum. Los ejercicios que hacen los unos y los otros parten del 17 de marzo como fecha límite e intentan añadirle algunas condiciones, pero sigue siendo un ultimátum", aclaran. París no quiere pretextos para desencadenar la guerra, sino buscar soluciones al desarme de Irak por vías pacíficas, puesto que los inspectores de Naciones Unidas dicen que se están haciendo progresos.

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Fuentes francesas cuentan con que la decisión norteamericana de ir a la guerra está tomada. Dominique de Villepin habló el miércoles con su colega estadounidense, Colin Powell, además de recibir a la ministra española, Ana Palacio, y de conversar por teléfono con sus homólogos de Pakistán, México, Chile, Alemania y Rusia. Los Gobiernos británico y español cuentan con muy poco margen de maniobra para frenar el ataque a Irak o condicionarlo, a juicio de los franceses.

En estas condiciones, en París se considera plausible que el ataque a Irak, si se produce sin el aval de la ONU, se inicie antes de la Cumbre Europea, prevista para el próximo día 20, que de este modo se celebraría bajo el peso de una guerra respecto a la cual los europeos están en las antípodas unos de otros, además de la desunión evidenciada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Las fuentes consultadas ayer en París atribuyeron a su ministro Dominique de Villepin una total disposición para acudir "a Londres, Washington o donde haga falta" para encontrarse con "el máximo posible de sus colegas", a fin de tratar de aproximar posiciones que parecen, en estos momentos, irreconciliables. Pero insistieron en que cualquier solución tiene que pasar por "la retirada del ultimátum y la aceptación del principio de que el desarme necesita de plazos razonables". La postura francesa se basa en que la lógica de desencadenar una guerra, sean cuales sean sus plazos, está en contradicción con los sucesivos informes que han ido presentando los inspectores de desarme de Unmovic.

La diplomacia francesa considera que "la visión de un mundo que tiene que vertebrarse a través de la fuerza", defendida por los Gobiernos de Bush, Blair y Aznar, es totalmente opuesta a "la idea, expresada por Chirac, de que nos encontramos en un mundo extraordinariamente peligroso, en el que no se debe excitar aún más el odio. Son dos concepciones completamente distintas dentro del mundo democrático".

Según la visión de Francia, cuando el Consejo de Seguridad fijó por unanimidad la vía de las inspecciones para desarmar a Irak, todos sus miembros sabían que los inspectores se enfrentaban a una dictadura. Pero a finales del mes de enero, la Administración estadounidense cambió la música y decidió acelerar la vía militar. Para Francia, si Estados Unidos desencadena la guerra cuando el "método pacífico" está dando resultados, la responsabilidad debe ser enteramente suya.

El principal aliado de Estados Unidos en esa aventura, el primer ministro británico, Tony Blair, aceptó ayer por primera vez el "muy probable" fracaso de su esfuerzo diplomático en la ONU y responsabilizó de ello a la "intransigencia" de su homólogo francés, Jacques Chirac. El malestar del primer ministro por el anunciado veto de Francia a una segunda resolución quedó evidente cuando su portavoz oficial acusó a Chirac de "envenenar el proceso diplomático".

Suavizando el tono, Jack Straw, responsable de Exteriores, culpó igualmente a Francia de ignorar las propuestas detalladas el día anterior con los seis puntos que el presidente iraquí, Sadam Husein, debería cumplir para evitar la guerra. "Es extraordinario que, sin haberlas considerado adecuadamente, el Gobierno francés haya decidido rechazarlas", dijo el ministro a los medios de comunicación.

Londres sigue aún luchando por sacar adelante la resolución, pero también se prepara a dar la orden del inicio de la acción militar. Ayer, la oficina del primer ministro aconsejó a la Reina Isabel II cancelar su viaje oficial de dos días programado para el próximo martes a Bélgica, donde tenía previsto visitar la sede de la OTAN. "En estas circunstancias es más prudente que la jefa del Estado permanezca en el país", señaló un portavoz de Blair.

Al mismo tiempo, el ex ministro y secretario del Partido Laborista, John Reid, se declaró "convencido" de que un ataque contra Irak sin el aval de una nueva resolución no infringiría la legislación internacional, como se acusa desde Francia.

El propio Blair señaló el miércoles en el Parlamento que la resolución 1.441, aprobada por unanimidad el pasado noviembre, ofrece la "base legal" para una acción militar. Juristas y académicos británicos han expresado la opinión, en público y en mensajes al primer ministro, de que se precisa un nuevo garante de la ONU antes de atacar Irak.

El primer ministro convocó ayer, con carácter especial, al jefe de la oposición, Iain Duncan Smith, para informarle de que había "menos probabilidades que nunca" de lograr el consenso en torno a la segunda resolución, según reveló el líder conservador a la prensa. De acuerdo con Duncan Smith, Blair considera incluso innecesario someter el texto a voto, puesto que tropezará con la "absoluta intransigencia" de Chirac. "Esto significa", añadió, "que la acción militar es mucho más probable".

Jack Straw, ayer en Londres frente al 10 de Dowing Street.
Jack Straw, ayer en Londres frente al 10 de Dowing Street.AP

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