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LA TRANSICIÓN EN IRAK | La reconstrucción

Bush negociará con Francia y Rusia el levantamiento de las sanciones a Irak

EE UU, dispuesto a aceptar que la ONU mantenga el control sobre las ventas de petróleo

Enric González

Los planes del presidente George W. Bush para relegar a la ONU a un papel muy secundario en la reconstrucción de Irak han topado con un obstáculo: el Consejo de Seguridad controla el crudo iraquí a través del programa Petróleo por Alimentos. Y los Gobiernos de Francia y Rusia se niegan a cancelar ese programa y levantar las sanciones que aún pesan sobre Irak si la ONU no dispone de protagonismo en la posguerra. Bush, que el miércoles pidió el fin de las sanciones, empieza a plantearse la necesidad de negociar un proceso gradual de normalización con el Consejo de Seguridad.

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El presidente de Estados Unidos y su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, consideraban que la ONU se había condenado a la "irrelevancia" por su negativa a bendecir la invasión de Irak, y que Francia y Rusia debían quedar excluidas del negocio de la reconstrucción del país, como castigo a su rotunda oposición a la política de Washington. El miércoles, Bush reclamó el fin de las sanciones sobre Irak y la aprobación de una resolución que cediera a las nuevas autoridades estadounidenses de Bagdad el control sobre las rentas del petróleo. "Con la caída de Sadam Husein no hay ya necesidad de sanciones", explicó Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado.

La respuesta de Moscú, sin embargo, fue negativa. El ministro de Exteriores ruso, Ígor Ivanov, indicó que el cambio de régimen no era suficiente: había que certificar también el desarme del país y la desaparición de las armas de destrucción masiva. Esa argucia diplomática disponía de una base real: en los países árabes se acogería con incredulidad cualquier hallazgo de armas prohibidas anunciado por Washington y no certificado por la ONU.

El presidente francés, Jacques Chirac, se unió a los rusos e indicó que convenía levantar las sanciones, pero correspondía, "naturalmente", al Consejo de Seguridad decidir cómo y cuándo. En su cumbre de Atenas, el conjunto de la Unión Europea exigió que la ONU desempeñara "un papel central" en la posguerra iraquí.

Sin la autorización de la ONU, el Gobierno de Washington no podría disponer de las rentas del petróleo para costear el proceso de reconstrucción física, que ha empezado ya a adjudicar a consorcios estadounidenses como Bechtel.

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Petróleo por Alimentos

El programa Petróleo por Alimentos fue establecido en 1995 con el objetivo de suavizar el desastre humanitario causado por las sanciones contra Irak. La ONU se hizo cargo del negocio petrolero, percibiendo los beneficios y dedicándolos a comprar, en nombre de Irak, productos "autorizados" como alimentos, medicinas y artículos industriales no susceptibles de utilización en programas armamentistas.El programa era supervisado por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y por el presidente iraquí, Sadam Husein. Al empezar la guerra, por razones obvias, la gestión fue cedida totalmente a Annan. El 95% de los iraquíes reciben alimentos por ese sistema, que cada seis meses necesita ser autorizado de nuevo por el Consejo de Seguridad.

La actual fase del Petróleo por Alimentos está vigente hasta junio. Tres miembros del Consejo de Seguridad, dos de ellos permanentes y con derecho de veto, Rusia y Francia, y un tercero rotatorio, Siria, son los principales exportadores a Irak dentro del programa, y no se muestran dispuestos a renunciar a él si Estados Unidos mantiene su amenaza de marginarlos de la reconstrucción. Ante esta perspectiva, Bush necesita negociar.

Fuentes de su Administración dijeron a The New York Times que el Gobierno de Washington estaría dispuesto a aceptar un proceso gradual, por el que la ONU mantendría temporalmente el dominio sobre la exportación de petróleo y, por tanto, un claro protagonismo, y se cedería al gobierno interino del general Jay Garner una autoridad limitada en materia de importaciones, agricultura y administración pública. En lugar de una sola resolución, Bush propondría tres o cuatro a lo largo de varios meses.

Musulmanes chiíes portan banderas con mensajes religiosos en la autopista que une Bagdad con Kerbala.
Musulmanes chiíes portan banderas con mensajes religiosos en la autopista que une Bagdad con Kerbala.ASSOCIATED PRESS

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