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Entrevista:Ana Palacio | Ministra de Asuntos Exteriores | ENTREVISTA

"El Gobierno no infló ningún informe sobre Irak"

Soledad Gallego-Díaz

Pregunta. ¿Le pidió usted al embajador en Naciones Unidas, Inocencio Arias, que interrumpiera sus vacaciones porque no le gustaban las declaraciones que estaba haciendo?

Respuesta. Efectivamente yo le he pedido al embajador Arias que se reincorporara a su trabajo en Naciones Unidas, donde hoy (por el jueves) se vota una importantísima resolución sobre Irak en la que nosotros hemos trabajado mucho. También tiene que entrar en estos días, esperemos, la importante cuestión del levantamiento de sanciones a Libia, que España apoya.

P. ¿No ha reprendido usted al embajador Arias?

R. No voy a hacer ningún comentario que no sea de tipo general.

P. ¿Qué pasará si finalmente no se encuentran en Irak las armas de destrucción masiva que justificaron según Estados Unidos, Gran Bretaña y España la intervención militar en Irak?

"La ONU carece de instancias para dirimir las varias interpretaciones de la 1.441"
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"Lo lógico sería juzgar a Sadam en Irak (...) Veo complicada una conexión con EE UU"
"El Gobierno no tiene nada que envidiar a nadie en cuanto a transparencia"
"Hemos hablado para que el español detenido en Guantánamo tenga otra categoría jurídica"
"Arafat es uno de los pocos líderes de esa zona del mundo que ha ganado unas elecciones"
"¿Rato y Rajoy? ¿Sólo dos candidatos para suceder a Aznar? Creo que hay un puñado"
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R. La intervención se justificó por el incumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad que obligaban al desarme de Irak. Y en cuanto a las armas de destrucción masiva, se sigue investigando y ya veremos los resultados. Hace falta que ayuden personas del antiguo régimen, porque si no va a ser dificultosísimo.

P. ¿Y si no aparecen?

R. Ya veremos entonces. Pero yo confío en que aparecerán.

P. ¿La presencia militar española en Irak responde a un llamamiento de Naciones Unidas o a uno de Washington como potencia ocupante?

R. Nosotros tenemos el aval, el amparo de la resolución 1.438. Pero políticamente es evidente que la iniciativa responde a "la autoridad". Una cosa es quién tiene la iniciativa de cómo se colabora de acuerdo con el país concreto, en este caso Polonia, España, Honduras o El Salvador, y otra cosa es que existe un llamamiento de Naciones Unidas para que se contribuya a la seguridad de Irak.

P. ¿La situación actual en Irak era la que esperaba el Gobierno o el elevado número de soldados muertos ha sido una sorpresa?

R. Le daré una contestación muy personal. La situación de Irak es inédita y, por tanto, hacer prognosis es un ejercicio muy arriesgado. Yo creo que la situación de Irak entra dentro de lo lógico, dentro del desenlace que han tenido las cosas. Podía haberse dado otro desenlace; por ejemplo, que Sadam hubiera sido capturado. Pero, en un escenario en el que ha desaparecido, la situación es mucho más lábil. En fin, esos análisis no son muy útiles. Lo importante es ver cómo se pasa de la situación actual a otra en la que haya seguridad, en la que la vida cotidiana alcance la mayor normalidad posible y en la que se desarrolle un marco constitucional y un proceso electoral que devuelva a Irak al concierto de naciones.

P. ¿Cree usted que este conflicto puede mantenerse durante bastante tiempo, aunque sea en niveles de baja intensidad?

R. De momento no se ha capturado a Sadam, así que no es posible saber qué pasará si se le captura. Volveríamos a hacer prognosis poco útiles. Lo que está claro es que la captura de Sadam Husein y, si es posible, su juicio sería un gran ejercicio de salud colectiva.

P. ¿En qué tribunal habría que juzgar a Sadam, dado que Estados Unidos no acepta al Tribunal Penal Internacional, pese a que es el organismo creado precisamente para este tipo de casos?

R. Francamente, no he estudiado los detalles técnicos. Pero, a bote pronto, en un Irak en el que se hayan recobrado las estructuras judiciales, lo lógico sería que se le juzgara allí mismo.

P. Pero no parece posible, a corto plazo, recuperar las estructuras judiciales de Irak. Le pido su opinión como abogada. ¿Cree que se puede juzgar a Sadam en un tribunal norteamericano?

R. Como le decía antes, estamos en una situación inédita, y ese tipo de preguntas hay que estudiarlas. Pero, en fin, la conexión con Estados Unidos yo la veo complicada. Pero tampoco me atrevo a dar una respuesta rotunda.

P. En Gran Bretaña y en Estados Unidos hay un serio debate sobre el uso que dieron sus respectivos Gobiernos a los informes internos sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Irak. ¿Y en el caso del Gobierno español?

R. Lo que se ha reprochado al Gobierno británico y en cierta medida, por distintas razones, también al Gobierno norteamericano es haber inflado los informes de sus servicios. En el caso del Gobierno de España, es patente que no ha inflado nada.

P. Es evidente que el Gobierno español no elaboró esos informes, pero también lo es que se los tragó sin pestañear.

R. Tal y como usted lo plantea parece como si el hecho de que Sadam Husein representara un peligro fuera una simple tergiversación de un informe de la CIA. Aquí había 11 años de incumplimientos por parte de Sadam de varias resoluciones de la comunidad internacional.

P. Pero los motivos esgrimidos por EE UU o Gran Bretaña, respaldados por España, fueron que Sadam era un peligro porque tenía armas de destrucción masiva que podía usar en cualquier momento.

R. Que Sadam Husein era un peligro para la paz y la estabilidad internacionales lo dice la resolución 1.441 del propio Consejo de Seguridad.

P. Pero el Consejo no llegó a aprobar ninguna resolución autorizando la invasión.

R. Cuidado. La resolución 1.441 recoge las anteriores y es absolutamente clara al respecto: dice que el régimen de Sadam Husein representa un peligro para la paz y la estabilidad internacionales, porque ha incumplido sus obligaciones de desarme. Dice asimismo que se le da una última oportunidad a Sadam para desarmarse. Dice que, si no cumple esas obligaciones, se derivarán las más serias consecuencias. En lenguaje de la ONU, esas serias consecuencias son consecuencias militares.

P. Pero tendrá que admitir que una parte de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad no está de acuerdo con esa interpretación.

R. Efectivamente, no puedo decir lo contrario. Pero, al no haber una instancia superior que pueda dirimir una diferencia de interpretaciones, las cosas son como son. Ése es el sistema de Naciones Unidas.

P. ¿Influyó en las decisiones del Gobierno español el informe británico que decía que Sadam podía hacer uso de sus armas de destrucción masiva en un plazo muy breve de tiempo?

R. La posición del Gobierno de España quedó ya explicitada en las numerosas comparecencias ante el Parlamento.

P. La pregunta es simple. ¿Influyó en la posición española el informe británico, citado a su vez por el presidente Bush, sobre la disponibilidad de las armas de destrucción masiva de Irak?

R. La posición española está tomada sobre la base de las resoluciones del Consejo de Seguridad y de los informes de los inspectores de la ONU. Y ése es el marco en el que se apoyan las declaraciones ante el Parlamento del presidente del Gobierno español, del vicepresidente y las mías propias. Podemos darle todas las vueltas que quiera, pero ésa es la posición del Gobierno.

P. ¿Cómo cree usted que podría afectar al Gobierno español una crisis del Gobierno de Blair ?

R. Espero y deseo que no tenga ninguna consecuencia para el Gobierno de Blair.

P. ¿No le causa admiración la naturalidad con la que el Parlamento y el Gobierno británicos discuten sobre este tema mientras que en España es casi imposible?

R. Admiro muchas cualidades de los británicos, pero, francamente, en materia de lo que se llama transparencia, explicación y comparecencia ante el Parlamento, creo que el Gobierno español no tiene nada que envidiar a nadie. Hemos tenido una completísima presencia.

P. ¿Ni tan siquiera admira a la BBC?

R. Yo admiro mucho a las instituciones británicas, y tengo especial admiración por las instituciones de la abogacía, pero en este caso insisto en que el Gobierno no tiene nada que envidiar.

P. Me refería sólo a la BBC como televisión pública.

R. La fama de la BBC es muy anterior a la crisis de Irak.

P. ¿Comparte usted la idea de que hay personas en España que cifran sus aspiraciones políticas en que vuelvan de Irak algunos féretros con soldados españoles?

R. Por deformación casi de mi antigua profesión de abogada, yo rara vez hago juicios de valor o de intención. Dicho todo esto, ha habido determinadas declaraciones de algunos miembros de la oposición que no se comprenden, cuando de lo que estamos hablando es de algo tan por encima de cualquier debate de partidos como es la seguridad de nuestros soldados en Irak.

P. ¿Hay alguna posibilidad de que el Gobierno rescate al ciudadano español detenido en Guantánamo?

R. La excelente relación que mantenemos con Estados Unidos no quita para que haya algunos asuntos en los que discrepamos desde un punto de vista político. La situación de Guantánamo es un perjuicio internacional. Las cosas han mejorado, algunos aspectos han mejorado sustancialmente, pero sigue existiendo un limbo jurídico que no compartimos. En esta situación, el Gobierno ha actuado para dar respaldo humanitario al ciudadano español detenido allí. Últimamente hemos hablado con Estados Unidos de la posibilidad de que forme parte de un cupo de prisioneros que van a pasar, digamos, a otra consideración, otra categoría dentro de ese complejo sistema que se ha creado en torno a lo que llamamos Guantánamo. Está en estudio.

P. ¿Podremos ver pronto en España a ese ciudadano español?

R. En mi última visita a Washington tuvimos otro contacto sobre este asunto y espero algún resultado.

P. ¿Habla de este tema con su colega Colin Powell?

R. Evidentemente. La evolución de esta situación nos preocupa, aunque ha mejorado muchísimo.

P. ¿En que sentido?

R. Se han ido introduciendo garantías procesales que son importantes, aunque siga siendo un limbo jurídico.

P. ¿Algún aspecto concreto?

R. Ha habido una batalla importante de la American Bar Association, la asociación de abogados norteamericanos, con la que yo he tenido contactos en mi época de abogada.

P. Hablemos del caso

Couso, el periodista español que murió en Bagdad víctima del disparo de un tanque norteamericano. ¿Qué opina del informe que le ha remitido Estados Unidos?

R. Cuando José Couso murió, me dirigí al Departamento de Estado para que nos explicaran qué había ocurrido. Recibí un escrito firmado por Powell en el que me enviaba un primer análisis, unas conclusiones que ahora confirma este nuevo comunicado, que no es nada más que eso, un comunicado del comando central en el que se resume su investigación interna. Yo diría que no es un documento dirigido al Gobierno español, sino un comunicado público. Nosotros lo hemos hecho llegar, por supuesto, a la familia del señor Couso tan pronto como lo recibimos. Y lo tradujimos, con las demoras propias de este mes en que estamos.

P. Muchos periodistas presentes en Bagdad creen que los militares norteamericanos tomaron una decisión terriblemente equivocada, bombardear el hotel Palestina, y que lo correcto sería que aceptara esa terrible imprudencia temeraria y pidieran disculpas. ¿No existe esa posibilidad?

R. El Gobierno español ha hecho en todo momento lo que entendía ser correcto. A partir de ahí, hay iniciativas que no están en la esfera del Gobierno.

P. ¿Le parecen correctas las explicaciones recibidas? Si le parecieran insuficientes, ¿podría pedir una nueva investigación?

R. En la primera valoración de Powell se anunciaba que habría información complementaria, y ésa es la que se ha hecho pública ahora. A partir de ahí, veremos qué otra información existe.

P. ¿Quiere decir que el Gobierno español no da por cerrado el caso?

R. No es un tema abierto ni cerrado. Es un tema que se puede suscitar en distintas sedes. Una posibilidad es la sede judicial, y tengo entendido que la familia del señor Couso la está utilizando.

P. Pero, en lo que toca al Gobierno, ¿se da por cerrado o no?

R. Insisto en que tengo un documento firmado por Powell en el que se dice que nos enviarán la información que vayan obteniendo. Nos han mandado esta nueva información, pero aquí no se dice que se cierre nada. Por lo menos yo no lo he entendido así de la lectura del comunicado.

P. ¿Piensa preguntárselo al Gobierno norteamericano?

R. Desde luego que, en la primera conversación que tenga, preguntaré en qué situación se encuentra todo, de acuerdo con la mecánica militar interna norteamericana.

P. ¿Cree posible la celebración de una segunda ronda de la Conferencia de Madrid respecto a Oriente Próximo?

R. Yo creo que en este conflicto hay que ir concentrándose en la situación de cada momento. Es tan delicado y complejo... Yo ya he dicho que sería un honor actuar como anfitriones, pero esa conferencia no está ni remotamente en el horizonte ni en las agendas previsibles. Lo importante es que la hoja de ruta se vaya consolidando.

P. ¿El apoyo que ha dado el Gobierno español a Yasir Arafat ha sido sustancial para el mantenimiento del dirigente palestino como interlocutor político?

R. No me gustaría hacer el análisis en esos términos. El Gobierno ha dado, sin duda, un apoyo rotundo, sin fisuras. Porque para el Gobierno pasa por delante de otras consideraciones la idea de que Arafat tiene que ser parte de la solución y no del problema. Entre otras consideraciones, porque Arafat es uno de los escasos líderes de esa zona del mundo salido de unas elecciones y que, indudablemente, sigue manteniendo un respaldo del pueblo palestino. Hemos entendido siempre que aislarle no era forma de coadyudar a la consolidación del Gobierno de Mahmud Abbas, que es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es que Arafat, como presidente, construya un espacio de auctoritas y no de potestas y deje que el Gobierno gobierne.

P. Hace poco más de un año que ocurrió el incidente de Perejil. ¿Se ha resuelto ya el problema de Marruecos?

R. En primer lugar, Marruecos no es un problema. Para mí, es una enorme satisfacción la calidad de las relaciones de Gobierno a Gobierno. Porque la calidad de las relaciones entre la sociedad española y la marroquí se ha mantenido siempre, incluso en los peores momentos, cuando no había embajadores. Lo que hay que constatar ahora es que, por parte de los dos Gobiernos, se ha llegado a un planteamiento que, por otra parte, está en la naturaleza de las cosas, y es que tenemos un futuro que nos liga muy íntimamente. Marruecos ha hecho una apuesta por Occidente; la Unión Europea ha hecho una apuesta por el sur del Mediterráneo, y esas dos apuestas se concentran en España y en Marruecos. Puesto que Marruecos es mascarón de proa de esa ribera sur y España mascarón de proa de esa Europa con interés en el Mediterráneo, es esencial, y de absoluta lógica, que España y Marruecos tengan una relación de extraordinaria calidad y, casi diría, de complicidad.

P. Entonces, ¿se han superado todos los problemas?

R. Bueno, yo no hablaría de problemas superados. Creo que estamos en una fase de relaciones que miran hacia ese futuro, conociendo lo que es nuestra geografía, nuestra historia, pero siendo muy conscientes de lo que tiene que ser ese futuro.

P. En cuanto al contencioso de Gibraltar, ¿está todo paralizado?

R. En este tipo de negociaciones hay épocas espectaculares y luego épocas que tienen muy poco mordiente. Son épocas en las que lo que queda por ver son detalles, sin los cuales no se puede llegar a ningún avance. Hay que saber que ésa es la evolución de cualquier negociación y que a un contencioso como el de Gibraltar hay que darle los tiempos o períodos de maduración necesarios. La negociación sigue a un ritmo distinto, es una fase distinta.

P. Como usted dice, éste no es un momento "espectacular".

R. No, yo diría que no. Pero eso no quiere decir que no sean momentos importantes para llegar a un buen fin como sucede en cualquier negociación.

P. ¿Ha avanzado algo en la discusión dentro de la UE sobre el reparto del voto? Usted no estaba conforme con lo que figura en el borrador de la Convención.

R. Estamos en un período de espera, en los preparativos de la conferencia intergubernamental. Lo único que puedo decir es que en los últimos contactos que he mantenido con mi colega polaco, y con los de otros países que son nuevos Estados miembros, se han ratificado en sus posiciones, que son muy cercanas a las nuestras.

P. ¿Quiere decir que apoyarán una revisión del sistema de voto?

R. Bueno, no se trata de eso. La cuestión es que el tratado vigente, el de Niza, con el que han entrado los nuevos Estados miembros, establece un sistema de voto que a nosotros nos parece bien. Y a ellos también. Además, tiene el valor añadido de que son las reglas con las que esos países han hecho sus referendos de adhesión. Sus ciudadanos se han pronunciado a favor de entrar en la UE con ese sistema de voto. Ahora el proyecto de la Convención cambia completamente ese sistema de toma de decisiones.

P. Parece claro que no es posible mantener el sistema de Niza, porque Francia y Alemania no están de acuerdo. Niza no es un texto intocable.

R. No, claro, no creo que ningún texto legal deba ser sacralizado, y eso se aplica a los tratados de la UE. Pero los principios siguen siendo válidos. En ese asunto hay razones que no responden sólo a intereses particulares, por muy legítimos que sean. Hay un interés general. La UE se basa en una doble legitimidad construida sobre el principio de igualdad. Una es la Unión de ciudadanos, que se manifiesta en el Parlamento Europeo, y otra es la unión de los Estados, que se refleja en el Consejo de Ministros. En el caso del Parlamento hay una cierta sobrerrepresentación de los países más pequeños, y en el caso del Consejo de Ministros, un cierto mayor peso de los países más grandes. Pero lo que no tiene sentido es mezclar las dos legitimidades y que en el Consejo de Ministros entre a jugar estrictamente el principio de representatividad de los ciudadanos: tantos habitantes, tantos votos. Todo se puede hacer, por supuesto, pero eso supondría cambiar el modelo europeo con el que hemos venido funcionando.

P. ¿La manera en la que se votará en el Consejo de la UE es el problema más grave que tendrá España en el próximo curso político?

R. Desde luego, en la agenda del Ministerio de Asuntos Exteriores, ésa es una cuestión importante. Diría que la conferencia intergubernamental, en su conjunto, es importante. Pero hay también otros asuntos primordiales, como la reconstrucción de Irak, igual que el proceso de paz en Oriente Próximo y las relaciones de Europa con sus vecinos; me refiero a lanzar y clarificar el debate de la incorporación de Turquía a la UE y a establecer unas relaciones de vecindad que no discriminen la frontera del este con respecto a la frontera del sur. Y luego, la agenda clásica de América Latina, en la que resalta la importancia del momento que vive la región andina, Colombia, Venezuela o Bolivia, por razones distintas.

P. Usted dejará el Gobierno en 2004. ¿Piensa seguir dedicándose a la política española o prefiere su trabajo como experta en Europa?

R. Me ha apasionado, y creo que ha sido un privilegio, haber podido servir al Gobierno de España. Pero en ningún caso me he planteado las situaciones más que en presente. Debo decir que, por experiencia vital, bien sabido tengo que la vida juega con cartas marcadas. Así que siempre me concentro en lo que estoy haciendo, y luego, a ver cómo viene la mano.

P. Una última pregunta, ¿Rato o Rajoy?

R. ¡Cómo! ¿Ése es el dilema? ¿Los dos solos? Francamente, no me he dedicado a ello. Pensaría en el tema si avizorara una situación que requiriera preocuparse, pero la verdad es que creo que en el PP hay un buen puñado de personas que, con distintas características, serían un excelente presidente, o presidenta, del Gobierno.

P. ¿Incluye, pues, a su hermana Loyola de Palacio?

R. Desde luego, dentro de ese puñado de personas incluyo no a mi hermana Loyola, sino a Loyola de Palacio, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Transportes, entre otras cosas.

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