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Más de 50 bebés mueren en China tras ser alimentados con leche en polvo fraudulenta

Al menos 50 bebés han muerto de malnutrición en la provincia china de Anhui desde abril del año pasado, tras haber sido alimentados con leche en polvo fraudulenta, según la prensa local. El caso ha puesto de manifiesto los riesgos que presenta la práctica ampliamente extendida en el gigante asiático de piratear y vender todo tipo de productos, incluidos algunos que pueden tener graves consecuencias para el consumidor, como cemento, antibióticos o zapatas de freno de automóvil. El primer ministro, Wen Jiabao, ha ordenado que se lleve a cabo una investigación a fondo y se impongan duras penas.

El Organismo Estatal para la Alimentación y los Medicamentos ha enviado inspectores a esta provincia rural, donde más de 200 niños fueron alimentados con leche que prácticamente no tenía valor nutritivo y que les provocó un crecimiento anormal de la cabeza mientras el cuerpo se consumía. Algunos murieron a los pocos días de tomar el supuesto alimento. El número de fallecidos anunciado -entre 50 y 60- podría aumentar una vez concluida la investigación.

La leche falsa fue adquirida en tiendas de la ciudad de Fuyang, donde los responsables del departamento de Sanidad aseguran que en algunas preparaciones el contenido de proteínas apenas era el 5% del estándar. Además, carecían totalmente de importantes minerales como hierro y zinc. "Para los bebés [la mayoría de entre tres y cinco meses], era como beber agua. No les proporcionaba ningún efecto nutritivo", dice Zhang Fangjun, del hospital del Pueblo de Fuyang.

Los especialistas han identificado más de 30 marcas diferentes de leche adulterada. En la mayoría de los casos, los sellos de registro y otros datos del embalaje, como la dirección del fabricante, eran ficticios. Los principales afectados han sido familias de campesinos cuyos ingresos medios en esta zona son de 200 euros al año.

La copia de artículos es práctica corriente en China, donde se venden sin tapujo discos de las últimas películas extranjeras (imposibles de ver en los cines locales) por 60 céntimos de euro, o ropa de marcas de lujo occidentales. Mientras a veces se trata de productos de renombre pirateados y vendidos a precios irrisorios respecto al original, en otros el contenido simplemente no corresponde al envoltorio. Hay medicamentos que han sido fabricados a base de polvos de talco o harina de arroz. Decenas de miles de chinos han muerto intoxicados por fármacos falsos o por las infecciones que no lograron vencer al consumir lo que creían que eran verdaderos antibióticos.

Aunque las penas contra los fabricantes de medicamentos espurios son severas, los cuantiosos beneficios que están en juego y la carrera por hacerse rico en un país lanzado al capitalismo convencen a algunos empresarios a meterse en un negocio que les puede costar la vida.

En 2003 el laboratorio estadounidense Pfizer logró que fuera detenido un comercial chino que vendía por Internet copias de Viagra. Para ello, le pasó un pedido de 10.000 comprimidos y 20 kilos de los componentes químicos utilizados en su fabricación. Y él picó el anzuelo. Pfizer le seguía la pista desde que meses antes había detectado en Alaska una partida de Viagra falsa con el nombre de la compañía china.

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