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Los Kirchner se juegan su futuro en las legislativas

El ex presidente encabeza la lista al Congreso por Buenos Aires frente a una coalición de disidentes peronistas

Soledad Gallego-Díaz

Las elecciones legislativas que se celebran hoy en Argentina para nombrar a la mitad del Congreso y a un tercio del Senado medirán el desgaste del Gobierno de la presidenta, Cristina Fernández, que atraviesa el ecuador de su mandato, y el poder de su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, al frente del peronismo oficialista. Aunque las elecciones afectan a todo el país, la atención se centra en la provincia de Buenos Aires, con el 38% del padrón electoral y donde el Gobierno se juega la imagen de derrota o victoria.

Las elecciones llegan en un momento delicado, cuando ya se notan los efectos de la crisis económica y cuando el país atraviesa una seria epidemia de gripe porcina, con 26 muertos y un sistema sanitario desbordado. La ministra de Sanidad, Graciela Ocaña, ha recomendado a los ciudadanos que cuando vayan a votar (es obligatorio) se mantengan separados por un metro como mínimo y que, si pueden, hagan cola al aire libre. En todos los colegios habrá alcohol para lavarse las manos.

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En los últimos días el clima electoral se ha enrarecido, con dirigentes de la oposición que han pedido a sus votantes que extremen el cuidado ante posibles irregularidades y, en concreto, la aparición de papeletas falsas que invalidarían su voto.

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Argentina es un país enorme (más de cinco veces la superficie de España) dividido en 23 provincias, pero las elecciones se deciden tradicionalmente en Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, donde se concentra más de 68% de electorado total. El resultado de los Kirchner se medirá no sólo por su capacidad para conservar la mayoría del Congreso, algo extraordinariamente difícil, sino también por el número de votos que alcance tanto a nivel nacional (en 2007, la presidenta obtuvo el 45%) como en la provincia de Buenos Aires, donde el peronismo ha encontrado siempre su mayor apoyo. En esta ocasión, Kirchner tiene que hacer frente no solo a la oposición tradicional de los radicales, sino también a una coalición de peronistas disidentes encabezada por Francisco de Narváez, aliado con el alcalde de la capital, Mauricio Macri, y Felipe Sola.

Aunque se trata de unas elecciones legislativas, los resultados serán fundamentales para las presidenciales de 2011. Si Kirchner no consigue mantenerse en sus feudos tradicionales, el "sistema" peronista levantará la veda para buscarle un rápido reemplazo. Si pierde la mayoría parlamentaria, y es derrotado en Córdoba, Santa Fe, Capital federal y Mendoza, pero logra un resultado favorable en la provincia de Buenos Aires, la pareja presidencial podría cantar, pese a todo, victoria y estaría en condiciones, al menos, de controlar su proceso de sucesión.

Los comicios son también importantes para aclarar el futuro de la oposición, muy dispersa, y sin un candidato claro para 2011. El vicepresidente Julio Cobos necesita que su protegido se alce con la victoria en Mendoza si quiere competir en las presidenciales. El peronista Carlos Reutemann pone en juego su escaño en el Senado por Santa Fe y no puede permitirse tampoco una derrota si quiere postularse como sucesor de los Kirchner. En Santa Fe se juega también el futuro del gobernador socialista Hermes Binner, que no es candidato en estas elecciones, pero podría aspirar a la presidencia en 2011, al frente de una coalición con los radicales.

Los dos grupos radicales (Unión Cívica Radical y Coalición Cívica) acuden unidos en la inmensa mayoría de las circunscripciones. Una de sus principales dirigentes, Elisa Carrió, aspirante presidencial en 2007, se presenta como tercera en la lista de la capital federal, una apuesta arriesgada ante la gran campaña que ha hecho un candidato inesperado, el director de cine Fernando "Pino" Solanas, de 73 años, al frente de un grupo de izquierda llamado Proyecto Sur.

Néstor Kirchner se ha esforzado en presentar los comicios casi como un plebiscito sobre la gestión de la presidenta y la suya propia, mientras que la oposición insistía en que la pérdida de la mayoría parlamentaria ayudaría a que los Kirchner modifiquen su manera autoritaria de gobernar y abran un periodo de negociación.

En cualquier caso, el nuevo Parlamento abrirá las puertas a importantes políticos que hasta ahora estaban ausentes del Congreso. Además del propio Kirchner, tienen prácticamente asegurado su escaño Gabriela Michetti, mano derecha del alcalde de Buenos Aires y famosa por la incesante actividad que despliega, pese a desplazarse en silla de ruedas; Ricardo Alfonsín, dirigente radical, hijo del recientemente fallecido Raúl Alfonsín; o Luis Juez, un independiente muy popular en la provincia de Córdoba.

Cristina Fernández y Nestor Kirchner, el pasado jueves en un acto de campaña electoral en Buenos Aires.
Cristina Fernández y Nestor Kirchner, el pasado jueves en un acto de campaña electoral en Buenos Aires.AFP

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