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Una revuelta policial contra Correa pone a Ecuador al borde del caos

El Ejército libera a tiros al presidente, al que los rebeldes retuvieron durante 11 horas en un hospital tras agredirle

Una revuelta policial contra la pérdida de ciertos beneficios salariales puso ayer a Ecuador al borde del abismo. La protesta corrió como la pólvora desde Quito al resto del país y puso en jaque al Estado. El presidente Rafael Correa resultó herido en una rodilla, en medio de golpes cruzados con lanzamiento de botes de humo incluido, cuando trataba de negociar directamente con los policías, atrincherados en el principal cuartel de la capital. "Si quieren matar al presidente aquí está, ¡mátenlo!", llegó a espetar a los agentes. Correa estuvo atrapado durante unas 11 horas en el hospital de la Policía Nacional hasta que fue liberado por miembros del Ejército, cuyo alto mando manifestó desde el primer momento su apoyo al mandatario. Los militares se enfrentaron a tiros con los sublevados en el hospital, que estaba repleto de enfermos. El presidente salió en silla de ruedas y con una máscara antigás, según la televisión ecuatoriana. El Gobierno decretó el estado de excepción y la comunidad internacional expresó su respaldo unánime a Correa.

El presidente Rafael Correa, con máscara de gas tras resultar ligeramente herido en un intercambio de golpes en un cuartel de la policía.
El presidente Rafael Correa, con máscara de gas tras resultar ligeramente herido en un intercambio de golpes en un cuartel de la policía.REUTERS

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