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Ola de cambio en el mundo árabe | La transición en Egipto

La Fiscalía egipcia prohíbe a Mubarak y a su familia salir del país

La reforma constitucional limita la presidencia a ocho años en dos mandatos

Enric González

El expresidente Hosni Mubarak y su familia directa tienen desde ayer prohibido salir de Egipto. Además han sido congeladas sus cuentas bancarias en el país. La Fiscalía General anunció ambas medidas en un comunicado escueto, que no ofrecía detalles sobre las posibles investigaciones en curso. El pasado día 21, la Fiscalía solicitó que fueran bloqueadas las cuentas en el extranjero de Mubarak; su esposa, Suzanne; sus hijos, Alaa y Gamal, y las esposas de ambos.

Gamal, el hijo predilecto del expresidente, que hasta la revuelta iniciada el 25 de enero se perfilaba como su sucesor en la presidencia, tiene domicilio en Londres. Sin embargo, Mubarak aseguró en sus últimos discursos que pensaba morir en Egipto. Tras su dimisión se trasladó a su palacio en Sharm el Sheij, junto al mar Rojo, y se supone que permanece allí.

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No se sabe nada de lo que hace Mubarak ni hay noticias fehacientes sobre su estado físico. En días pasados circularon rumores sobre un posible agravamiento de su cáncer. Hasta que las protestas populares acabaron con sus 30 años de mandato, el expresidente viajaba con frecuencia a un hospital en Alemania para someterse a tratamiento. El patrimonio de la familia Mubarak también sigue siendo desconocido. Algunas estimaciones lo elevan a 35.000 millones de euros, otras lo rebajan a unos 3.000 millones.

La investigación sobre el enriquecimiento de los Mubarak y su entorno personal y político aparece como uno de los muchos escollos en la difícil transición egipcia a la democracia. La existencia de delito resulta probable, dado que los Mubarak se han hecho multimillonarios pese a que la Constitución establece que el presidente no puede percibir salario ni retribuciones de ningún tipo. Pero también son millonarios los principales mandos del Ejército. Y no resultará nada fácil investigar la corrupción militar, dado que desde la caída de Mubarak el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas acumula todo el poder.

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La dictadura militar, anunciada como temporal, ya ha dado pasos para la celebración de elecciones libres. Había que reformar con urgencia la Constitución, que establecía una serie de condiciones que, en la práctica, solo permitían presentarse a las presidenciales al candidato del Partido Nacional Democrático, el partido de Mubarak. Los artículos referidos a las elecciones han sido modificados por una comisión de juristas y se espera que en los próximos días se convoque un referéndum para convalidar la reforma. Las nuevas condiciones facilitan la pluralidad de las candidaturas. Para aspirar a la presidencia bastará tener más de 40 años y reunir al menos 30.000 firmas de apoyo en 15 provincias, o conseguir al menos 30 apoyos de miembros del Parlamento, o contar con el aval de un partido con presencia parlamentaria. El presidente solo podrá ser reelegido una vez, por lo que el límite se establece en dos mandatos de cuatro años cada uno.

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