_
_
_
_
_

Francia confía en recuperar las cajas negras del Airbus

El hallazgo de la cola del avión de Air France siniestrado en 2009 alimenta la esperanza de encontrar el dispositivo

Antonio Jiménez Barca

Las cajas negras del Airbus de Air France que, tras despegar de Río de Janeiro, la noche del 1 de junio de 2009, se hundió misteriosamente en el océano Atlántico con sus 228 ocupantes, están más cerca. Así al menos se lo confesó el director de la Oficina de Investigaciones y Análisis (BEA, en sus siglas en francés), Jean-Paul Troa-dec, a Nelson Marinho, presidente de la asociación brasileña de familiares de víctimas. Según Troadec, entre los restos del avión que fueron descubiertos el pasado 2 de abril se encuentra una parte de la cola "relativamente intacta". Las cajas negras se hallaban en la parte trasera del avión, lo que, en principio, permitiría recuperarlas.

La operación destinada a sacar a flote los restos del avión y los cadáveres que quedaron atrapados, que sufraga el Estado francés, comenzará el 21 de abril: ese día zarpará de Cabo Verde el navío especializado Isla de Sein, de la sociedad Alcatel-Lucent Submarine Networks, equipado con un submarino especial teledirigido. En principio, estarán allí hasta mediados de junio.

La operación para rescatar los restos comenzará el 21 de abril
Más información
Hallada la memoria de una caja negra del vuelo de Air France desaparecido en 2009

El desafío técnico no es sencillo: deberán recuperar las cajas negras y los cadáveres, a fin de que puedan ser identificados. Todo se encuentra a una profundidad de casi 4.000 metros, en una planicie abisal, a unos 1.300 kilómetros al norte de Recife. Cerca, por otra parte, del lugar desde el que el piloto del Airbus se comunicó por última vez con la torre de control brasileña.

Los familiares de las víctimas se han quejado de que se haya tardado tanto en encontrar los restos, hallados a la cuarta intentona, en un lugar no muy extraño ni muy alejado de las primeras hipótesis.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Troadec aclaró hace unos días que la BEA ya examinó ese sitio, en junio de 2009, días después del accidente, sin éxito. Las cajas negras, en teoría, debían emitir una señal sonora de localización, parecida a un martillazo, durante más de un mes. Potentes submarinos equipados con receptores especializados peinaron la zona durante más de 40 días (incluyendo el área en cuestión en la que han aparecido ahora los restos), en busca del sonido. Hubo falsas alarmas. Pero al final, no oyeron nada.

Troadec manifestó que, probablemente, el accidente dañó las cajas, que se quedaron sin potencia o sin el mecanismo necesario para emitir la señal. O tal vez estén enterradas.

Las operaciones de búsqueda realizadas hasta ahora han costado 30 millones de euros, y han permitido la recuperación de restos del fuselaje, un ala y 56 cadáveres.

El hallazgo de las cajas negras es lo único que puede aclarar este enigmático accidente (un avión en teoría seguro se estampó contra el océano en plena noche). En principio, los investigadores apuntan a un fallo de las sondas que miden la velocidad. Un avión lanzado a una velocidad equivocada en medio de la tormenta que se registró esa noche en esa zona podría ser una de las causas. Pero eso, por sí solo, no explica el accidente.

Imágenes de los restos facilitadas por las autoridades francesas.
Imágenes de los restos facilitadas por las autoridades francesas.EFE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_