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Alemania y Francia se enfrentan al FMI por Grecia

La idea del Fondo, que aboga por reestructurar la deuda griega, suscita recelos Schäuble y Moscovici prefieren retrasar dos años las metas de déficit

El ministro griego de Finanzas y el presidente del BCE
El ministro griego de Finanzas y el presidente del BCE O. HOSLET (EFE)

Grecia es tan europea como balcánica: la naturaleza bipolar de los cimientos griegos se ha trasladado en las últimas horas a las discusiones acerca de cómo solucionar los problemas de Grecia. Hace dos años y medio, Berlín impuso que los rescates europeos se concedieran bajo la tutela externa del Fondo Monetario Internacional (FMI), para darle el mayor carácter extracomunitario posible, a pesar de las reticencias de Francia, de la Comisión y del Banco Central Europeo (BCE). Ahora, el papel del Fondo despierta rechazo en los socios europeos: el enfrentamiento entre los países del euro y el FMI sobre cuánto tiempo se le debe dar a Grecia para que su deuda alcance niveles sostenibles se reavivó este lunes y martes en el Eurogrupo y el Ecofin.

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El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, se enfrentó abiertamente a la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, a medianoche del lunes. El martes fueron Alemania y Francia quienes hicieron frente común. El quid de la cuestión es que el Fondo defiende que la única forma de arreglar el desaguisado en Grecia es reestructurar su deuda. Berlín, París y compañía se oponen frontalmente a esa medida, que les obligaría a asumir pérdidas.

El ministro francés, Pierre Moscovici, y el alemán Wolfgang Schäuble dieron una rueda de prensa conjunta en Bruselas para dar una imagen de unidad ante los rumores de que París y Berlín mantienen divergencias respecto a Grecia. El enemigo es otro: el FMI, que discrepa de las soluciones preferidas por los socios del euro. Schäuble y Moscovici descartaron “una quita de la deuda griega para los acreedores públicos”, que básicamente son los países europeos: esa es justamente la propuesta del FMI. Alemania y Francia prefieren retrasar dos años las metas de déficit, y dar también dos años más a Grecia para que recorte su deuda hasta niveles sostenibles, que se sitúan en torno al 120% del PIB. La solución se aplaza así hasta el próximo martes. Entretanto, Atenas emitió 4.062 millones en letras que le permiten no caer en impago. En caso de que para entonces no haya acuerdo, fuentes de Bruselas advirtieron de que los mercados pueden volver por sus fueros y reavivar el incendio de la crisis de deuda.

Los problemas crecen. Tampoco está cerca el acuerdo en el caso del supervisor bancario único europeo, fundamental para seguir adelante en las fechas previstas con la unión bancaria. Y aun así el comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier, se mostró optimista y al término del Ecofin aseguró que el calendario previsto se respetará. “Será difícil, pero creo que en diciembre tendremos un acuerdo”, dijo. “El BCE podrá empezar su trabajo de supervisor el 1 de enero de 2013 como estaba previsto”, añadió.

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