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EXTREMISMOS

Suecia: la ultraderecha ‘sosegada’

Los antiinmigrantes Demócratas Suecos crecen gracias a su victimismo y aparente moderación A pesar de sus numerosos escándalos xenófobos, algunas encuestas les dan el doble de votos

Jimmie Åkesson, líder del SD, celebra el resultado electoral de 2010.
Jimmie Åkesson, líder del SD, celebra el resultado electoral de 2010.France Press

En un país tan políticamente correcto como Suecia, la irrupción de un partido de extrema derecha en el parlamento causó una gran alarma social. En septiembre de 2010, los Demócratas Suecos (SD), liderados por Jimmie Åkesson, consiguieron entrar en el Riksdag —la cámara única— con un 5,3% de los votos, 20 diputados y un mensaje claro: los suecos primero, los inmigrantes después.

Las últimas encuestas, del pasado noviembre, les sitúan entre el 7,9% de porcentaje de votos —según un sondeo de la agencia sueca de estadística, SCB— y el 11% otorgado por el periódico socialdemócrata Aftonbladet —el más leído del país—, una cifra que les convertiría en la tercera fuerza política a dos años de las próximas elecciones.  

Desde su llegada al Riksdag, los medios suecos no han dejado de informar sobre los aspectos más sensacionalistas del partido ultraderechista, resaltando sus escándalos y dejando de lado su radical programa político, según Nina Liljeqvist y Kristian Voss, del Instituto Universitario Europeo de Florencia. Esta institución de la UE, creada en 1972, promueve la investigación universitaria en el ámbito europeo.

Un claro ejemplo de este tratamiento informativo es lo sucedido el pasado noviembre, cuando el diario conservador sueco Expressen —el segundo más leído del país— publicó un vídeo en el que se veía cómo los entonces parlamentarios del SD, Erik Almqvist y Kent Ekeroth, amenazaban, proferían insultos racistas e incluso blandían una barra de hierro contra Soran Ismail, un humorista sueco de origen kurdo. Almqvist y Ekeroth se vieron forzados a dimitir para salvar la imagen de moderación que quiere imponer Åkesson.

Dos diputados del SD tuvieron que dimitir tras publicarse un vídeo en el que amenazaban e insultaban a un hombre de origen kurdo

La grabación, realizada en 2010 por los propios implicados, llegó a manos del Expressen, que la público por fragmentos. Esto hizo que los Demócratas Suecos se fueran contradiciendo en sus reacciones a medida que se iban mostrando las distintas partes del vídeo. El portavoz de la formación acusó al periódico de dañar intencionadamente la imagen del partido. Liljeqvist y Voss mantienen que esta actitud victimista y la  amplia cobertura de estos escándalos han jugado electoralmente a favor de la formación.

Ambos expertos suecos, doctores en Ciencias Políticas, creen que el éxito de este partido eurófobo de ultraderecha se debe más a su propia remodelación que a una transformación de la sociedad sueca. Los agresivos cabezas rapadas con botas militares han dejado paso a jóvenes sosegados, vestidos con trajes elegantes y gafas de diseño como el propio Åkesson (33 años).

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Liljeqvist reconoce ese “lavado de imagen” pero insiste en que no debe ocultar el proceso de reciclaje “previo” de la formación. La investigadora apunta que el partido “se liberó de extremismos” para atraer votantes moderados con posturas escépticas respecto a la inmigración y la integración de los que llegan a Suecia. Voss confirma que, siguiendo el ejemplo de su vecino, el Partido Popular Danés, los radicales suecos han moderado “su tono y su retórica” hasta convertirse en una formación “aceptable” y “democrática” para muchos electores. "Atraen votantes tanto de izquierda como de derecha". A pie de calle, el futbolista sueco de origen eritreo Henok Goitom, que jugó siete temporadas en España, cree que el SD ha crecido porque los propios suecos no les han tomado "en serio".

El islamismo es como el nazismo Richard Jomshof, portavoz de Justicia de los Demócratas Suecos

El doctor Voss también acude a la reacción de los partidos establecidos para explicar el auge de la extrema derecha en Suecia. No hay que olvidar que se trata de un país de larga tradición socialdemócrata —el partido de centro izquierda ha sido el más votado en todas las elecciones desde 1919—, donde el único precedente reciente era el populista Nueva Democracia, con un perfil más económico que racista, que entró en el parlamento en 1991 y desapareció una legislatura después.

Para Liljeqvist, la decisión del conservador Partido Moderado del primer ministro Fredrik Reinfeldt —que gobierna desde 2006 en coalición con liberales, democristianos y centristas— de “mantenerse en una posición de consenso” sobre la inmigración, ha dejado que Åkesson y los suyos monopolicen este debate. Según las estadísticas de la SCB, en Suecia hay más de 1.400.000 inmigrantes, casi un 15% de la población (en España la tasa ronda el 12%). En el último año, los partidos tradicionales, tanto de izquierda como de derecha, han endurecido sus posturas al respecto, pero eso no ha evitado que el SD siga ganando apoyos. En su opinión, este giro legitima un debate peligroso y contraproducente, ya que, entre unas posturas antiinmigatorias “genuinas” y otras impostadas, lo lógico es que triunfen las primeras.

Dentro de su rechazo a la integración, los Demócratas Suecos tienen especial inquina al islam. El dimitido Ekeroth, era dado a pronunciar conferencias sobre los "peligros" de esta religión.  Richard Jomshof, su sustituto, había mezclado islam, islamismo y nazismo en diversos escritos. Sin embargo, al ser nombrado portavoz en lugar de Ekeroth, se vio obligado a matizar sus palabras. Es una muestra más de la determinación de Åkesson de mantener a toda costa una imagen democrática y no permitir desmanes radicales que puedan costar votos.

Los matones del SD solo dan voz a lo que piensan muchos suecos Marian Osman Sherifay, directora del Centro Contra el Racismo

Quizá por eso algunas voces, como la exdiputada socialdemócrata Mariam Osman Sherifay, han alertado de la existencia de un "racismo latente" instalado en "todos los ámbitos de la sociedad sueca". Osman Sherifay, de origen egipcio y directora del Centrum Mot Rasism (el organismo nacional contra el racismo), afirmó en un artículo que actitudes como las de Ekeroth y Almqvist en el vídeo son "muy comunes" en Suecia, y que los "matones" del SD "solo dan voz a lo que piensan muchos suecos".

Así pues, los moderados radicales se esfuerzan por parecer votables para los muchos suecos preocupados por el auge de la inmigración, y sacar partido de la incapacidad de las demás formaciones para abordar el problema, de las tensiones raciales y, sobre todo, de un victimismo sobreactuado. Los partidarios de marginar a los inmigrantes se presentan como los marginados.

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